La OTAN desvela el plan de resto de países con las bombas de racimo
La gran decisión que puede provocar una reacción en cadena en Rusia.
En estos momentos se está debatiendo una de las decisiones más complejas desde el inicio de la guerra y está levantando entre los aliados occidentales. Si hasta ahora todas las políticas y ayudas destinadas a Ucrania para enfrentarse al enemigo común, Rusia, habían tenido el respaldo de todos o casi todos los países de la OTAN, ha llegado el día en el que eso ha cambiado.
El tema de debate es el uso de las bombas de racimo, tan criticado -e incluso ilegal en más de 100 países-. Y es que, durante los últimos días se ha puesto sobre la mesa la opción de enviarlas a Ucrania, algo que no ha sido bien visto por algunos países muy importantes de la Alianza, como es el caso de Alemania.
Ante la diferencia de criterios, la OTAN, a través de su secretario general, Jens Stoltenberg, ha afirmado durante la mañana del viernes, que cada Estado miembro debe decidir de forma individual si da luz verde al envío o no.
Cada país decide
"Corresponde a los aliados individuales tomar decisiones sobre la entrega de armas y suministros militares a Ucrania y corresponderá a los Gobiernos decidir, no a la OTAN como Alianza", fueron las palabras del máximo mandatario de la OTAN en una rueda de prensa previa a la cumbre de Vilna de la próxima semana.
Al mismo tiempo, Stoltenberg desveló que la OTAN no tiene una postura clara acerca de estas bombas, ya que algunos de los países que la componen firmaron la Convención sobre Municiones de Racimo de 2008 -por la cual se consideró ilegal en 111 países el uso de este tipo de bombas- mientras que otros tanto, no.
Según el tratado, queda totalmente prohibido el uso, producción, almacenamiento o transferencia de dichas bombas pero ni Rusia, ni Ucrania ni Estados Unidos forman parte de esos 111 países.
Pese a ello, Stoltenberg ha sido claro: "Rusia usa las bombas de racimo en su brutal guerra de agresión para invadir otro país, mientras que Ucrania las usa para defenderse", afirmó. Unas palabras que no han cambiado la postura inicial de Alemania al respecto, y su ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, reiteró su negativa a este envío.
"He seguido la información en la prensa y, para Alemania, rige el tratado de Oslo", fueron las declaraciones de la mandataria germana en Viena. A esta opinión se han unido varias ONGs, entre ellas Human Rights Watch, que han pedido a EE.UU que se abstenga de enviar las bombas de racimo.
El gran daño y por lo que son consideradas ilegales, reside en que estas bombas liberan gran cantidad de pequeñas cargas explosivas que barren una zona muy amplia y suponen una amenaza para los civiles que residan en el lugar.