Fin a la Europa de la paz
La propuesta de la UE de destinar 20.000 millones de euros en cuatro años a seguir armando a Ucrania supone un giro definitivo en la raíz pacifista del club comunitario.
Cuando Rusia invadió Ucrania, el 24 de febrero de 2022, Europa llevaba tiempo preocupada por la concentración de tropas rusas cerca de su país vecino, pero no auguraba una invasión. Quizá un ataque puntual, acompañado de otros elementos de guerra híbrida, como ciberataques o desinformación. Por eso, miraba de reojo al este, pedía calma, convocaba reuniones.
Sin embargo, en su agenda había otras prioridades por encima: el fin de la pandemia de coronavirus, la aplicación del fondo de recuperación, los retos de seguridad tras la caída de Afganistán, la puesta en marcha de Ley del Clima o el Pacto sobre Migración y Asilo pendiente. Rusia abrió una docena de frentes y atacó a su vecino, hace 18 meses, y todas las previsiones de Bruselas saltaron por los aires.
Eso ha obligado a los Veintisiete a cambiar las prioridades y las urgencias, las maneras de abordarlas, las mayorías, la ambición. Porque Ucrania "es uno de nosotros", en palabras de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. Con la guerra se ha apostado por armar a un país no miembro, por inyectarle dinero, por acoger a sus refugiados sin necesidad de pedir asilo y por acelerar su adhesión a la UE. Ahora, la energía, las nuevas relaciones internacionales y la defensa es lo que copa la agenda.
Vamos a detenernos en este último. Europa, radicalmente pacifista desde su creación, no ha dudado ahora en financiar el envío de material bélico a un país en guerra bajo el Fondo Europeo para la Paz. Un nombre que unos ven correcto, dada la agresión rusa, y otros irónico, porque entienden que es entrar en la contienda en toda regla. Desde el inicio de la guerra los estados miembros de la UE han destinado conjuntamente más de 70.000 millones de euros a la ayuda financiera, humanitaria y militar de Kiev.
Los tratados fundacionales de la UE, de hecho, no permiten el envío directo de armamento a un estado en conflicto abierto. Según el artículo 41.2, no se puede poner dinero comunitario en una guerra. ¿Cómo se ha hecho entonces en estos meses? Se ha recurrido al resquicio legal de crear un instrumento al margen del presupuesto convencional, que no cuenta con la revisión del Parlamento Europeo.
El paquete más importante y de más reciente negociación es la propuesta del jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, de dedicar 5.000 millones anuales, a lo largo de cuatro años, para seguir cofinanciando armamento para Ucrania y garantizar así el apoyo a más largo plazo. Así pues, se prepara un envío de 20.000 millones de euros en armas.
Los ministros de Exteriores de la Unión Europea iniciaron el pasado 20 de julio el debate de esta propuesta para garantizar así el apoyo a más largo plazo. "Proponemos la creación de una sección dedicada del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz para proporcionar hasta 5.000 millones anuales en los próximos cuatro años", anunció Borrell.
El español explicó que se trata de seguir utilizando “la misma herramienta”, el FEAP, por el que la UE está cofinanciando material letal y no letal para Ucrania desde que empezó la invasión rusa, en febrero de 2022.
"Ha estado funcionando muy bien y vamos a seguir usándolo, pero con un capítulo dedicado con unos fondos específicos, que se pueden estimar según las cifras que he mencionado", afirmó el alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Seguridad. El FEAP se nutre de aportaciones de los Estados miembros y es una herramienta al margen del presupuesto comunitario. Antes del estallido de la contienda, el bloque comunitario era el mayor donante de asistencia humanitaria del mundo.
Durante la cumbre de la OTAN en Lituania, el mes pasado, el G7 y otros países respaldaron un acuerdo para mantener su apoyo a largo plazo a Ucrania, que enmarcará futuros acuerdos bilaterales de seguridad con Kiev. Lo presentaron como un "paraguas de seguridad", teniendo en cuenta que la guerra rápida que quería Vladimir Putin se alarga.
La propuesta de este jueves responde a "la evaluación de las necesidades y el coste de nuestro compromiso de seguridad a largo plazo con Ucrania", manifestó Borrell.
"Creemos que la comunidad internacional debería responder con decisión a este intento deliberado de Putin de dejar morir de hambre a poblaciones en el mundo para ganar un dinero extra o combatir una guerra ilegal", enfatizó también el jefe de la diplomacia comunitaria en aquel encuentro, cuando Rusia acababa de dar por roto el acuerdo del grano.
Los ministros deberán ahora evaluar la iniciativa y se espera que la debatan en profundidad en la reunión informal que celebrarán a finales de este mes en la ciudad de Toledo, bajo presidencia española del Consejo de la UE.