El Líbano e Israel, tocando tambores de guerra en paralelo a la contienda en Gaza
Los choques se han ido intensificando en estos seis meses de contienda en la franja y mantienen a ambas partes en vilo ante la constante amenaza de conflicto abierto.
El grupo chií libanés Hizbulá e Israel cumplen seis meses enzarzados en su peor fuego cruzado en casi dos décadas, unos choques paralelos a la guerra de Gaza que se han ido intensificando con el paso del tiempo y que mantienen a ambas partes en vilo ante la constante amenaza de un conflicto abierto.
El estallido de violencia deja ya alrededor de 93.000 desplazados internos del lado libanés y otros 60.000 en el Estado judío, al tiempo que se ha cobrado cerca de una veintena de vidas en Israel y más de 330 en el Líbano, donde las autoridades han contabilizado también casi 950 heridos.
Estas son algunas claves para entender las implicaciones de los enfrentamientos, los peores entre las partes desde la guerra que libraron en 2006:
1. Un frente paralelo
Después de que Hizbulá realizara un primer lanzamiento simbólico el 8 de octubre, un día después del inicio de la guerra de Gaza, el fuego cruzado ganó intensidad con rapidez hasta conllevar bombardeos y disparos de proyectiles diarios que solo cesaron brevemente durante la tregua del pasado año en la Franja.
El Ejército israelí ha contabilizado aproximadamente 3.100 cohetes que cruzaron al Estado judío desde el Líbano desde esa fecha.
Hizbulá forma parte de una alianza informal, antiisraelí y proiraní que mantiene frentes paralelos de apoyo al movimiento islamista palestino Hamás durante su guerra con Israel.
Aunque el movimiento chií es de calle el principal actor, otras formaciones libanesas han despertado de su letargo militar para sumarse a la batalla fronteriza, entre ellas el grupo de mismo signo Amal -principal aliado político de Hizbulá- o la organización suní Jamaa al Islamiya -vinculada a los Hermanos Musulmanes-.
En un subapartado de este frente anexo, Israel también ha estado atacando objetivos de Hizbulá y proiraníes en la vecina Siria, desde donde milicias presuntamente vinculadas al grupo libanés perpetran por su parte lanzamientos hacia territorio israelí.
2. Recrudecimiento
Con el paso de los meses, Hizbulá expandió su arsenal a armas como los misiles de alto calibre tipo 'Burkan', con capacidad para portar ojivas de hasta media tonelada, y comenzó a emplear entre sus tácticas lanzamientos masivos de decenas de cohetes contra objetivos militares de cada vez más envergadura.
Por su parte, el Ejército israelí inició una campaña de bombardeos selectivos y amplió su radio de actuación a áreas alejadas de la frontera común como los suburbios de Beirut, los alrededores de la ciudad meridional de Sidón o el oriental Valle de la Bekaa, donde llegó a atacar una zona a más de 110 kilómetros de la divisoria.
Paralelamente, en los últimos dos meses Israel ha cometido masacres con números récord de víctimas civiles, las más graves siete miembros de una misma familia fallecidos en un bombardeo en Nabatieh (sur) y otros tantos paramédicos asesinados en un centro sanitario de Habariye (sur).
3. Amenaza de guerra
La amenaza de una guerra abierta planea sobre el Líbano desde hace medio año y toma fuerza con cada pico de tensión, pese a que ambas partes han afirmado no estar interesadas en un conflicto a gran escala.
En medio de un endurecimiento de su retórica al respecto, el Estado judío afirma que sigue prefiriendo una solución diplomática a la frágil situación, mientras Hizbulá insiste en que no bajará sus armas hasta que primero cese la violencia en Gaza.
Sin embargo, las negociaciones para pactar una tregua en el enclave palestino han entrado en punto muerto debido a las diferencias sobre una potencial liberación de rehenes o sobre una salida de las tropas israelíes.
4. La resolución clave
El consenso es claro: la salida a la crisis fronteriza pasa por la implementación total de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que puso fin a la guerra de 2006, lo que incluiría el cese de las frecuentes "violaciones a la soberanía" libanesa que denuncia el Gobierno del Líbano.
No obstante, el punto más caliente gira entorno a la salida de Hizbulá de la franja que va desde la divisoria de facto hasta el río Litani, donde su presencia sería sustituida por un mayor despliegue del Ejército libanés junto a la permanencia de la actual misión de paz de la ONU.
Según diversas fuentes, el grupo chií estaría dispuesto a adoptar esta medida, que iría acompañada también de un acuerdo sobre varios puntos fronterizos en disputa, pero una vez más todo ello requeriría una previa solución a la guerra de Gaza.
La resolución 1701 ha sido el núcleo de las diferentes iniciativas internacionales para buscar una salida negociada a la escalada fronteriza, entre las más destacadas una promovida por Francia y otra mediada por el asesor estadounidense Amos Hochstein, hasta ahora infructuosas.