Consejo Europeo: la última cumbre de los Veintisiete antes de que España asuma la presidencia
El apoyo a Ucrania, las políticas de seguridad, defensa, inmigración y asilo e industria, las relaciones con China y América Latina marcan la cita en Bruselas.
Los jefes de Gobierno de los Veintisiete se citan este jueves y viernes en Bruselas en una nueva cumbre. No es una más, nunca lo son, menos aún desde que estalló la guerra de Ucrania, pero esta es más especial que de costumbre para nuestro país, porque será la última antes de que, el sábado, asuma la presidencia rotatoria del Consejo Europeo. Lo que se trate, lo que se apunte, por lo que se apueste, será debatido y trabajado también a lo largo del semestre español. Hay mucho y de calado.
En estos dos días, está previsto que los miembros del club comunitario analicen la evolución de la invasión rusa en Ucrania el mantenimiento de la ayuda a este país por parte de la UE (en lo financiero y en lo militar), el aumento de la competitividad europea y su política industrial, los pasos que restan hasta hacer cuajar el Pacto sobre Migración y Asilo, las nuevas reglas fiscales comunitarias, el fortalecimiento de las relaciones entre la Unión Europea y América Latina y las tensiones estratégicas con China.
En la sesión en la que Suecia se despedirá de su presidencia temporal, Ucrania sigue siendo el gran punto en la agenda. Según informa el Consejo, se debatirá los últimos acontecimientos en la "guerra de agresión de Rusia y el modo de "continuar el apoyo de la UE a Ucrania". Desde el inicio de la guerra, la UE y sus Estados miembros han puesto a disposición de Ucrania y de su población unos 72 000 millones de euros y han adoptado un conjunto de medidas restrictivas sin precedentes contra Rusia.
La guerra "continúa implacablemente", como destaca el presidente del Consejo, Charles Michel, en la carta de invitación a los jefes de Gobierno, y por eso aún es hora de mantener la "unidad inquebrantable" de Europa en su ayuda. Habla Michel, por contraste, de la "desunión en Rusia", aludiendo a la rebelión del pasado fin de semana del Grupo Wagner. Un tema que sin duda estará sobre la mesa, dada su importancia y su potencialidad de cambiar las cosas sobre el terreno.
Desde que se celebró el último encuentro europeo han pasado muchas cosas en Ucrania, desde la presa reventada de Kajovka a la amenaza nuclear creciente de Zaporiyia, pasando po el inicio de la ofensiva de Kiev. Ante todo ello, "nos reafirmaremos en el compromiso de apoyar a Ucrania durante el tiempo que sea necesario", reafirma el belga.
Insiste en el doble eje de asistencia financiera y militar "sostenible" y en buscar fórmulas para intensificar aún más el apoyo internacional a la llamada Ukraine's Peace Formula, el plan de paz planteado por el presidente ucraniano Volodimir Zelenski en el que el respeto a su soberanía y su integridad territorial es la clave.
La visión expansionista del mundo ruso de Vladimir Putin ha llevado a Europa a replantearse sus políticas de seguridad y defensa, con la guerra en su corazón, lo que no ocurría desde 1945. Por eso, en esta cumbre también se abordarán otras necesidades en la materia, a la sombra de la invasión. Si el año pasado en Versalles se apostó por "asumir mayores responsabilidades" en ambos flancos, para tener más autonomía y voz propia, ahora toca "evaluar" posibilidades y "discutir cómo acelerar" ese trabajo para estar a la altura de los retos inesperados que deja la amenaza rusa, que todo lo trastoca.
Habrá que repasar, también, cómo va la Brújula Estratégica, que define un conjunto coherente de acciones para contribuir a proteger los intereses de la UE y proteger a la ciudadanía europea.
Se espera que los dirigentes comunitarios den más orientaciones sobre las capacidades de seguridad y defensa de la UE, en particular en términos de adquisición, inversión y producción, el enorme debate sobre la mesa, cuando los arsenales están bajo mínimos por lo que se ha arrimado a Ucrania en su resistencia, algo impensable antes de 2022, cuando se pensaba que las guerras, de librarse, ya no serían tanto por la vía convencional. La carrera armamentística se ha disparado en pocos meses en el viejo continente.
Ya que se citan todos los mandatarios, aprovecharán para preparar sus posicionamientos como Unión de cara a la la próxima cumbre de la OTAN, que se celebrará en Vilna (Lituania) los días 11 y 12 de julio. Debatirán sobre la cooperación UE-OTAN en un almuerzo, este jueves, con el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, qué también tiene en Bruselas su cuartel general.
En materia económica, los dirigentes europeos darán seguimiento a anteriores conclusiones sobre la política industrial de la UE, sobre el mercado único y la competitividad y productividad de Europa a largo plazo. Ya en su reunión de marzo pasado, debatieron cómo construir "una economía sólida y preparada para el futuro que consolide la prosperidad a largo plazo". En este contexto, pidieron que se adoptaran medidas "ambiciosas" para realizar el mercado único, en particular por lo que se refiere a los sectores digital y de servicios, y para subsanar las vulnerabilidades que las crisis recientes han puesto de manifiesto. Ahora hay que ver lo que se ha hecho y en qué grado está.
La situación económica de la UE, y en particular de la manera de reforzar la seguridad y la resiliencia económicas, será otra de sus preocupaciones, dic la agenda de Michel. Se espera que concluyan el Semestre Europeo de 2023, un ejercicio anual de coordinación de las políticas económicas, presupuestarias, sociales y de empleo en la UE.
En este plano, será importante también la preparación de la próxima cumbre UE-CELAC, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, que se celebrará en Bruselas los días 17 y 18 de julio.y que que congregará a dirigentes de la UE y del citado bloque americano. Es una de las grandes apuestas de España en su presidencia temporal: impulsar los lazos entre Europa y América Latina y el Caribe, como el país con mejores relaciones al otro lado del charco que es. La reunión del mes que viene, de hecho, se ha concretado por "empeño especial" del presidente español, Pedro Sánchez, según informan desde La Moncloa. No hay encuentros de esta naturaleza desde 2015. Sánchez ha hablado profusamente de esta reunión en las recientes visitas de mandatarios de América Latina, como el colombiano Gustavo Petro o el brasileño Lula da Silva.
La Agencia EFE informa de que durante el debate relativo a esos preparativos sí está previsto que Sánchez "tome la palabra para subrayar los objetivos y la importancia de esa cita entre ambas regiones", pero no irá más allá en la exposición de sus planes para el semestre a punto de estrenar, porque una reunión del Consejo no es el contexto para hacerlo y porque es algo trabajado ya con Bruselas, sobradamente conocido por todos los socios. El Gobierno pretende que se pacte en ella un compromiso de seguimiento periódico de los acuerdos y para que no vuelva a pasar tanto tiempo sin que haya una cumbre de estas características, ahonda.
Intenso va a ser el abordaje al nuevo Pacto de Inmigración y Asilo, acordado hace dos semanas por los ministros de Interior tras años de negociaciones y que aún cuenta con la oposición de polacos y húngaros. Ha sido un gran avance el logrado, aunque no hubiera unanimidad, pero hay que limar problemas importantes sobre todo en cuanto a las cuotas de refugiados que cada país debe asumir, la solidaridad entre estados. En el primer documento al fin cerrado por los Veintisiete se se recoge que los estados pueden negarse a acoger en su territorio solicitantes de asilo procedentes de otros países comunitarios si pagan 20.000 euros por persona rechazada. "Hay que seguir trabajando sin descanso", dice Michel en su misiva, con ejemplos como el reciente naufragio en Grecia como espuela.
Se han cerrado -a falta de un largo debate- el pacto sobre el reglamento del asilo y la migración y sobre el reglamento de los procedimientos de asilo. Falta la tercera pata de la política migratoria global, el reglamento ante situaciones de crisis migratorias. España confía en que este texto también se cierre durante su presidencia, conjuntamente con el resto de la nueva ordenación. No será sencillo por las oposiciones de los países con regímenes más opuestos a los migrantes, de derecha extrema. El plazo in extremis para lograrlo, si no lo consigue España, será la primavera del año que viene, justo antes de las nuevas elecciones europeas.
Los presidentes y primeros ministros europeos tienen más agenda exterior en esta visita a la capital comunitaria. El Consejo destaca que se revisarán las relaciones de vecindad sur, que es otra de las apuestas de España por ser frontera exterior de la UE en la zona, y las de los Balcanes Occidentales. Y añade un nuevo un debate estratégico sobre China. En los últimos meses, se han intensificado los contactos entre Bruselas y Pekín, mucho más allá de lo comercial, en busca de una posición menos tibia respecto de la Rusia de Putin. El propio Michel ha estado en China, como la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, o presidentes como el francés Emmanuel Macron y el propio Sánchez.
En plena campaña
El presidente español pulsará el sentir comunitario, ese que no se cuenta de puertas para afuera, ante su adelanto de las elecciones generales al 23 de julio. Los primeros actos de la presidencia del Consejo se celebrarán incluso en plena campaña y todo lo que surja, por mucho que se enfoque como políticas de Estado y compromisos internacionales adquiridos por el país, no por los partidos en el Gobierno, se acabarán leyendo con una mirada partidista.
Antes de asistir a las reuniones del Consejo de esta semana, Sánchez participará en la reunión previa de los líderes del Partido Socialista Europeo, mientras que el líder del primer partido de la oposición, el PP, Alberto Núñez Feijóo, también viajará a Bruselas para participar en la reunión de los suyos, el Partido Popular Europeo.
Pese a la polarización de fondo brutal, en La Moncloa insisten en que están en juego asuntos troncales para la UE, como la autonomía estratégica abierta, la reforma energética o reforma de las reglas fiscales, que no se verán alterados por el debate. Sea quien sea el vencedor, el presidente. Básicamente, no hay margen de maniobra, las cosas están habladas desde hace mucho, y son apuestas de bloque. "España es un país serio que cumple con sus compromisos europeos e internacionales", resume el ministro del Interior, José Manuel Albares.