El Comercio Justo y la mayoría de certificaciones no son justos
La verdad es que el Comercio Justo y las otras certificaciones de café, cacao y chai (té) no son justas, y nunca lo han sido para los agricultores, los trabajadores agrícolas o para sus hijos. La mayoría de las certificaciones afirman falsamente que están sacando a los agricultores de la pobreza. No es cierto.
La verdad es que el Comercio Justo y las otras certificaciones de café, cacao y chai (té) no son justas, y nunca lo han sido para los agricultores, los trabajadores agrícolas o para sus hijos. La mayoría de las certificaciones afirman falsamente que están sacando a los agricultores de la pobreza. No es cierto. El impacto económico del Comercio Justo representado por Fairtrade International, la organización más grande de certificación, se reduce a menos de cuatro céntimos de euro por persona por día (cálculo hecho en base al informe 2015/2016 de Fairtrade Internacional, considerando que los agricultores tienen en promedio cinco dependientes). La prima de la certificación de Comercio Justo en café, cacao y chai para los agricultores y trabajadores agrícolas es inferior a un tercio de centavo de dólar por cada taza consumida en las naciones desarrolladas.
¿Cómo puede esa cantidad insignificante erradicar la pobreza? ¿Cómo puede alguien, especialmente una institución gubernamental o estatal, la ONU, la UE, la OCDE, el ITC o cualquier otro organismo multilateral, atreverse a llamar eso justo, ético o sostenible? El diccionario Oxford de Inglés define fair (justo) como: Tratar a las personas con igualdad, sin favoritismo o discriminación, y utiliza como un ejemplo "una distribución más justa de la riqueza ". Los modelos de negocio de café, chai y cacao Comercio Justo no fueron diseñados para lograr alcanzar una distribución más justa de la riqueza. El DRAE define justo como: "Que obra según justicia y razón". O "Exacto, que no tiene en número, peso o medida ni más ni menos que lo que debe tener".
Las certificaciones fueron creadas tal vez con bondadosas intenciones para aliviar la pobreza, como un acto de caridad y solidaridad mal entendidos de las antiguas potencias coloniales para ayudar a los pobres proveedores y trabajadores en las excolonias. La novela Max Haavelar fue publicada en los Países Bajos en 1860, la primera certifición de "Comercio Justo" con el nombre de Max Havelaar, el personaje de la novela, fue lanzada el 15 de noviembre de 1988. Y es que el respeto holandés por los Derechos Humanos de las personas en sus colonias fue cualquier cosa menos ejemplar. Lo mismo es cierto para las otras colonias en todo el mundo de las que Europa se benefició inmensamente mediante la creación de una vasta cadena de suministro basada en la esclavitud y la explotación laboral.
Al contrario de lo que los consumidores creen, debido a las engañosas campañas de marketing de las empresas de café, tiendas, ONGs multinacionales (como Oxfam) y aun pequeños cafés y tiendas, así como por grandes iniciativas co-patrocinadas por la Unión Europea, los gobiernos de varios países de la UE -encabezados por Alemania (donde tiene su sede Fairtrade Internacional), los Países Bajos, España y Suiza y los Estados Unidos-, los llamados café, chai (té) y cacao (cacao) comercializados bajo marcas como Comercio justo, UTZ, Rainforest Alliance y 4C no son del todo justos para los productores o trabajadores agrícolas, y aún menos para sus familias, según cualquier diccionario, en cualquier idioma, ni después un análisis económico serio o de examinar en detalle su insignificante impacto económico y social.
El resultado neto de Comercio Justo y de las certificaciones es la concentración de miles de millones de euros en utilidades, valor agregado e impuestos para los países desarrollados, y pobreza para la mayoría de agricultores certificados. El modelo de negocios de Comercio Justo en café certificado, chai y cacao es pagar una prima a los agricultores y a las cooperativas después de que estos cubran el costo de la certificación -esto resulta en un valor compartido insignificante para los productores agrícolas y trabajadores del campo. Está claro que el café, el chai y el cacao de Comercio Justo o certificado perpetúan la pobreza. Su incapacidad como mecanismos para erradicar la pobreza es incuestionable.
El gran éxito del Comercio Justo y de las certificaciones de café, chai y cacao es que han logrado transformar la buena voluntad de los consumidores en márgenes más altos para las grandes empresas y para los minoristas. La cuota de mercado de sólo aquellos productos certificados por Fairtrade International, organización con sede en Bonn, Alemania, es de más de 7.300 millones de euros en ventas anuales según su más reciente informe 2015/16. El impacto económico de la certificadora Fairtrade para los productores en ese mismo periodo suma apenas alrededor de 138 millones de euros, menos de cuatro céntimos de euro por persona al día, una cantidad irrisoria que no contribuye en nada a la erradicación de la pobreza.
Es hora de mirar más allá del fracaso de las certificaciones de Comercio Justo como mecanismo para erradicar la pobreza y transferir riqueza -fueron mal concebidas y no se pueden arreglar sin arrancar de cero, aprendiendo de sus fracasos-. Por esa razón estoy impulsando la creación de WeShare (Compartimos), un sistema transparente de valor compartido (shared value) con compensación para los productores agricultores, los trabajadores agrícolas y para sus familias de al menos 10CtvsPorTaza consumida en los países desarrollados. Esto, según todos los diccionarios, será justo, ya que contribuirá a "una distribución justa de la riqueza.
Fairtrade Intl. es una organización de certificación con sede en Bonn, Alemania, que controla la marca y las denominadas normas de Comercio Justo. Que ha contado con el apoyo económico y político del Gobierno alemán y de muchos otros Gobiernos de la UE debido a su afirmación falsa de que puede ayudar a erradicar la pobreza, al generar mayores ingresos para pequeños agricultores y trabajadores agrícolas e incluso llevar educación a las comunidades rurales.
La verdad es que el Comercio Justo perpetúa una forma cruel de pobreza suave debido a su insignificante valor compartido para agricultores y trabajadores agrícolas, incluso menos aún para sus familias. En demasiadas cooperativas de comercio justo, menos del 5% de las niñas se gradúan de la escuela secundaria. Sólo quienes no creen en la igualdad se atreven a llamar justas, éticas o sostenibles a las certificaciones. En mi humilde pero firme opinión, el café, el chai, el cacao o cualquier otro producto no pueden ser considerados JUSTOS, ÉTICOS o SOSTENIBLES hasta que todas las niñas y niños de las comunidades que los producen tengan acceso a la escuela secundaria.
Referencias:
a) Pruebas irrefutables de abusos laborales generalizados y de trabajo infantil en las plantaciones certificadas de Comercio Justo en esta serie de documentales de Telemundo:
b) El reporte SPERI sobre economía política global presenta nuevas evidencias, hallazgos clave y sostiene que:
• En última instancia, las auditoras (certificadoras) trabajan para las empresas, defraudando a trabajadores y al planeta. Los abusos laborales, las malas condiciones de trabajo y la degradación del medio ambiente dentro de las cadenas de suministro mundiales están por todas partes.
• Las auditorías (certificaciones) son herramientas ineficaces para la detección, notificación o corrección de problemas ambientales y laborales en las cadenas de suministro. Refuerzan los modelos de negocio existentes y preservan el statu quo global.
• Las auditorías (certificaciones) consolidan los problemas laborales y ambientales que las ONG de la sociedad civil se esfuerzan por mejorar.
• Las auditorías, con la participación y apoyo de ONGs han reducido el papel de los Estados en la regulación del comportamiento de las empresas y reorientado la gobernanza global hacia los intereses de las empresas privadas y lejos del interés de la sociedad.
c) 10 razones por las que el Comercio Justo del café no funciona | por Bruce Wydick
d) Por qué el Comercio Justo no es justo, por Peter Griffiths.
e) Las investigaciones del SOAS de la Universidad de Londres demuestran que el Comercio Justo no ayuda a los trabajadores más pobres en Etiopía y Uganda.