¡Todos contra uno, uno contra todos!
Esto no es una historia de SúperLópez, sino una nueva entrega de socialismo. Acabado el qué (proyecto político), empieza el baile por el quién (nuevo secretario general). Y la última debutante en salir a la pista de baile no ha podido hacer mayor exhibición de poderío. Nadie esperaba menos viniendo de a quien ya se conoce en el PSOE por LMG ("La más grande"). 9.000 personas, tres ex secretarios generales, varios ex ministros, presidentes autonómicos, alcaldes y militantes llegados desde todos los rincones de España, pero especialmente desde Andalucía.
La flor y nata del pasado y el presente del PSOE dispuesta a escribir el futuro inmediato. ¡Todos contra uno, uno contra todos! El todos son los referentes del partido, los barones y prácticamente todo el poder orgánico. El uno es Pedro Sánchez porque a Patxi López se le considera de los suyos, aunque compita esta vez en distinta trinchera.
En apenas tres años, los socialistas han pasado del "Todos contra Madina" al "Todos contra Sánchez". La diferencia es que en 2014 el vasco no se había granjeado la enemistad de sus mayores, simplemente se cruzó en el camino de Susana Díaz y había que buscar a otro -que resultó ser Sánchez- para tumbar a un "radical", "sectario" e "inexperto" diputado (como le calificaban sus detractores) porque hizo saltar por los aires el tablero de juego al pedir el voto para los militantes y negarse a una componenda orgánica en un congreso en el que sólo votaran los delegados.
En la foto que exhibió Diaz en su "Anunciación" como aspirante hubo prosa, poesía y hasta épica porque no hay nada más grandioso para un socialista que reunir en un mismo acto a la historia viva de sus siglas para una misma causa: recuperar el PSOE.
El alcalde de Cornellá, Antonio Balmón, lo expresó con versos de Benedetti:
Y el vasco Eduardo Madina, con palabras de Willy Brandt:
"La socialdemocracia siempre tiene a mano un nuevo comienzo".
Hacía tiempo que no se veía una mayor concentración de socialismo en todas sus generaciones, cuadros y militantes. Con sus lealtades y sus traiciones, sus afectos y desafectos, sus certezas y sus dudas... Una oda a la reconciliación, un acto de reivindicación de la marca como no se recuerda. Todos comparten una misma idea de socialismo, que no es menos de izquierdas que el que abandera Sánchez ni más amigo de la derecha de lo que pueda serlo el último ex secretario general, aunque algunos se hayan erigido en expendedores de carnés ideológicos tras la abstención en la investidura de Mariano Rajoy.
Felipe González junto a Alfonso Guerra; José Bono junto a Matilde Fernández; Rubalcaba junto a Chacón; Pepe Blanco junto a Tomás Gómez; Zapatero junto a González. El adhesivo a tanta enemistad y tanta fisura corrió por cuenta de Susana Díaz. Y es que la tercera aspirante a las primarias del PSOE se juega el todo o nada. Y no sólo ella porque en su apuesta ha embarcado a ex presidentes, ex secretarios generales y barones. Así que si gana frente a Sánchez, ganan todos y si pierde, descarrilan todos como si en la refriega se dirimiera el ser o no ser del PSOE.
Por eso en el pabellón 1C de Ifema estaban todos los que gobiernan (Vara, Page, Lambán y Puig) o han gobernando (González, Bono y Zapatero) bajo las siglas del PSOE, pero también dirigentes del PSC, como el alcalde Cornellá o el ex ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, orgullosos de haber compartido 40 años de historia con el socialismo español. Ni Guerra es menos de izquierdas que Pérez Tapias o José Félix Tezanos ni Matilde Fernández tiene menos bagaje de compromiso social que cualquiera de los avales que exhibe Sánchez en su candidatura.
Simplemente han decidido poner su nombre al servicio de una causa, la de Susana Díaz, porque creen que es la única que puede recuperar el vuelo, enterrar la rabia , abandonar la decepción, dejar de mirar el retrovisor de la más honda de todas sus fracturas y empezar a mirarse el alma para construir un futuro mejor.
Díaz quiere un porvenir colectivo que escape de personalismos y de marketing y que sirva para escribir un proyecto en "primera persona del plural", como dijo tras pedir un proceso sin rencor y limpio como si limpieza y primarias no hayan sido siempre un oxímoron y una encarnizada guerra con no pocos daños colaterales.
De momento, lo único claro es que la apuesta de la mayoría orgánica se llama Susana Díaz y que la experiencia dice que con semejantes apoyos y un conocimiento de la fontanería como el que atesora la de Triana casi nadie fracasa. Claro que nunca antes se recuerda mayor movilización como la de este nuevo proceso orgánico ni una brecha tan abismal como la que separa a los afiliados de los cuadros.
Ajena a los augurios de Sánchez de que el cambio llegará desde abajo, la de Triana, como el catalán Balmón, escucha los versos de Benedetti: