Una versión no religiosa de quién fue Jesús de Nazaret
Diversos expertos sostienen que fue un zelote que se enfrentó a las tropas del imperio romano.
Jesús de Nazaret es uno de los personajes más trascendentales de la historia de la humanidad. El poderoso relato del hijo de Dios que, tras una vida de milagros murió crucificado y resucitó al tercer día, acabó por alumbrar el cristianismo. Sin embargo, algunos estudiosos se han centrado en analizar la figura de Jesús desde una perspectiva meramente histórica, despojada del contenido religioso, y algunos han llegado a una conclusión que se aleja de la imagen de mesías pacífico con la que se le identifica: que Jesús era un zelote.
El siglo I era una época convulsa en Judea, territorio ubicado en la actual Palestina en el que se vivía bajo la férrea ocupación militar romana. Este ambiente propició la aparición de los zelotes, un grupo nacionalista radical judío que buscaba la independencia de Judea del poder romano a través de acciones violentas, con el que algunos autores han relacionado a Jesús. La palabra zelote hace alusión al "celo" con el que los integrantes de este grupo velaban por los preceptos de la religión judía.
De hecho, Simón, uno de los discípulos, tenía el apelativo de "el zelote" según los textos bíblicos, lo que daría a entender que este seguidor de Jesús pertenecía a este movimiento. Otras fuentes hacen referencia a que el apellido de Judas, "Iscariote", quiere decir "sicario", término con el que se denominaba a los miembros de una facción radicalizada de los zelotes conocida por emplear la "sica", un puñal muy característico y letal, para asesinar a sus enemigos.
Muchos judíos esperaban el advenimiento del mesías, una figura religiosa con la que se relacionó a Jesús. Sin embargo, el mesías de los judíos era un enviado divino con cualidades violentas destinado a ser un instrumento se venganza para aniquilar a los enemigos del pueblo judío, una imagen lejana a la del príncipe de la paz que se tiene de Jesús. La llegada de este mesías se asemejaba a un arma de destrucción masiva que acabaría con los romanos y sus títeres judíos.
"El que no tenga espada..."
En este sentido, el antropólogo Marvin Harris exploró en su libro Vacas, cerdos, guerras y brujas la posibilidad de que Jesús no fuera tan pacífico como se cree. Este autor asegura que en los primeros evangelios se muestra a un Jesús más de acuerdo con la tradición judía militar-mesiánica, mientras que en los posteriores se intenta mostrar a Jesús como un mesías pacífico.
En las sagradas escrituras hay indicios que invitan a pensar que al menos algunos discípulos portaban armas. Harris recoge que Jesús, antes de su detención, dijo a sus discípulos: "El que no tenga espada que venda su manto y se compre una".
Cuando Jesús es prendido en el jardín de Getsemaní de Jerusalén tras la traición de Judas, al menos uno de sus compañeros opone resistencia y llega a cortar una oreja con un cuchillo o espada a uno de los agentes del sumo sacerdote. Es en ese momento cuando Jesús le pide al discípulo que deponga su actitud y argumenta que "quien a hierro mata, a hierro muere". Harris sostiene que, ante la pasividad de Jesús a su arresto, los discípulos "desertaron".
Otra teoría que vincula a Jesús con los zelotes es que en el momento de su crucifixión los apóstoles no estaban presentes durante los últimos tormentosos momentos de la vida de su mentor porque "los discípulos no podían creer que un mesías permitiera ser crucificado".
Además, el antropólogo señala, basándose en la teoría del antiguo decano de Teología de la Universidad de ManchesterS. F. G. Brandon, que los dos ladrones que fueron crucificados junto a Jesús eran, en realidad, zelotes. Esta afirmación se apoya en el hecho de que el término utilizado para definirlos en los textos griegos era lestai o bandidos, que es el mismo término que emplea el historiador romano Flavio Josefo en sus escritos para calificar a los insurgentes zelotes.
En la religión judía, Jesús de Nazaret es visto como uno más de los muchos falsos mesías que han aparecido a lo largo de la historia. De hecho, los judíos aún consideran que el mesías está por llegar.