Una nueva Política Agraria para la Europa de los pueblos
Durante demasiado tiempo las políticas agrícolas de la UE han promovido la destrucción de los pequeños agricultores y han apoyado un modelo basado en la sobreexplotación, las exportaciones y la producción masiva a toda costa. Este modelo no es sostenible para el futuro. Por este motivo, defendemos un giro de 180 grados hacia una agricultura europea de escala humana. De hecho, la política agrícola de la UE ha empobrecido a los agricultores, trayéndoles precariedad e inestabilidad como único horizonte. Reivindicamos que cada agricultor y cada ganadero europeo debería poder ganar un salario decente para él y su familia.
Asimismo, las políticas agrarias europeas han promovido una agricultura basada en pesticidas tóxicos. Por eso, abogamos por políticas públicas que protejan la salud de cada agricultor y de cada ciudadano de estos peligrosos pesticidas que ponen en riesgo sus vidas, envenenan a la gente, contaminan los suelos y destruyen la biodiversidad.
Puesto que todos queremos que nuestros agricultores vivan decentemente y que toda la sociedad tenga acceso a productos agrícolas buenos para nuestra salud y sostenibles para el planeta, hemos decidido actuar juntos para proponer una política agrícola tanto para los agricultores, la gente y el planeta.
Desde la semana pasada se están elaborando en la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo las enmiendas a la reforma de la Política Agraria Común (PAC) propuesta por la Comisión Europea para 2020. La posición conjunta sobre la PAC firmada por los movimientos políticos que componen Ahora, la Gente, entre ellos, Podemos, Bloco de Esquerda y Francia Insumisa, trasciende las demandas específicas de los Estados a los que representamos y nos permite situar el debate donde debe estar: al lado de la soberanía alimentaria, de la solidaridad, de la economía de escala humana, del derecho a la salud, de la justicia social y medioambiental y de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en toda Europa.
La reforma de la PAC puede dar para mucho si sabemos aprovechar el momento. No podemos olvidar que se trata de la primera política pública común, la más emblemática, y que hasta hoy absorbía casi el 40% del presupuesto total de la UE.
La PAC nació para asegurar el autoabastecimiento de los principales productos agrarios en Europa y hacer eso compatible con la con unas rentas adecuadas para quienes trabajaban la tierra. Poco tiene que ver esta Unión Europea con los supuestos objetivos que la gestaron.
Décadas y décadas de reformas de la PAC, siempre a rebufo de la senda ultraliberalizadora marcada por la política comercial, nos han llevado a modelos de producción insostenibles, a desequilibrios territoriales, a paradojas de una burocracia desconocedora de la realidad de las tierras, al enriquecimiento de unos pocos y a la ruina de muchos pequeños productores.
Creemos que es el momento de situar el derecho a la alimentación y el camino hacia la soberanía alimentaria en el centro de la PAC. Debemos dar pasos muy firmes hacia la transición ecológica del modelo de producción, transformación y distribución de alimentos.
De este modo, es imprescindible que vayamos a la raíz de los problemas y establezcamos políticas de regulación de los mercados que acaben con la desprotección de quienes producen los alimentos y dejen de estar exclusivamente encaminados a enriquecer a quienes los distribuyen.
Europa no puede seguir adentrándose en la senda de los tratados de libre mercado, ni sustituir las políticas públicas por el fomento de seguros agrarios privados. La PAC debe buscar el cumplimiento de objetivos de bien común, y debe ser motor en la lucha contra el cambio climático.
Esta reforma no incumbe sólo a quien trabaja en el campo y produce lo que comemos, sino que afecta al conjunto de la sociedad. Proteger a nuestros agricultores y ganaderos es esencial porque ellos son, en última instancia, los que alimentan a nuestro pueblo.
Por eso, desde Ahora, la Gente queremos una PAC que se construya sobre la base de un medio rural vivo y sobre un modelo de agricultura familiar, campesina, social, viable y sostenible, ligada al territorio. Sólo así fortaleceremos su legitimidad social, que será la mejor garantía de su futuro.