Una alianza tan grande como los desafíos que enfrentamos
¿Qué hace falta para que 450 bancos públicos de desarrollo de todo el mundo formen una alianza global? Podría decir que una pandemia, una crisis económica mundial en ciernes y el impacto ya imposible de ignorar los efectos del cambio climático.
Aunque esas son razones de peso, la motivación de fondo es la conciencia creciente de que enfrentamos un destino común, de que los retos que enfrentamos ya no responden a la lógica de países y territorios, y de que juntos somos mucho más fuertes.
Son reflexiones que hago después de seguir hace unos días los eventos de Finance in Common, la primera cumbre mundial de bancos públicos de desarrollo que se llevó a cabo en París, y a través de plataformas digitales.
Hace ya unos años que el mudo tiene trazada una ‘hoja de ruta’: los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, una lista de ambiciosas metas que la mayor parte de la humanidad se ha comprometido a alcanzar antes de 2030.
Aunque el avance hacia esos logros ha sido dispar en distintos países y regiones, 2020 nos ha demostrado que es imperioso ponernos a trabajar juntos en la construcción de ese mundo más justo, más solidario y más sustentable con el que soñamos.
Y a pesar de las amenazas actuales y concretas de hoy, por lo que vi y escuché en la Cumbre de París, estoy convencido de que lo que inspira y compromete a los representantes de los 450 bancos presentes no es el peligro de hoy sino las oportunidades de mañana.
¿Y qué pueden hacer los bancos públicos de desarrollo para llegar hasta allá? Esta alianza global de 450 instituciones, con un poder de financiamiento superior al que costaría comprar las cinco compañías tecnológicas más grandes del mundo, es un importante primer paso.
En segundo lugar, el papel que tendrán estas instituciones en la recuperación económica post pandemia. “Podemos proveer respuestas contracíclicas en tiempos de crisis”, se comprometen en su declaración final.
Es decir, estos bancos -entre ellos FONPLATA - Banco de Desarrollo, que tengo el honor de presidir-, tienen la capacidad y el mandato de proveer financiamiento en circunstancias en las que para otras instituciones no es posible o no es rentable hacerlo.
Otra ventaja importante de este tipo de instituciones es que trabajan con la mirada puesta en el futuro. “El mundo post Covid-19 requiere un cambio de paradigma largamente esperado para que la recuperación sea resiliente, inclusiva y sostenible”, afirma la declaración final.
Con esa misma visión de futuro, las instituciones se comprometieron -nos comprometimos- a apoyar de forma decidida el Acuerdo de París sobre Cambio Climático y el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Es un compromiso que va hasta la propia esencia de nuestros bancos, al punto de comprometernos a modificar nuestros mandatos, para dejar de financiar proyectos y obras “incompatibles con una transición justa e inclusiva hacia trayectorias de desarrollo sostenibles, bajas en carbono y resilientes”.
Lo mismo con nuestros modelos de negocio, nuestras alianzas con el sector privado, la sociedad civil y otros bancos. En otras palabras, todo lo que hagamos de ahora en adelante debería apuntar a un mundo más limpio y más justo.
Los bancos también hicimos compromisos específicos e igualmente urgentes como las inversiones en adaptación al cambio climático, inversiones sociales sustentables para la recuperación post-Covid, y en los sistemas de agricultura y alimentación.
También acordamos juntarnos nuevamente en 2021 para validar este programa de trabajo, consolidar el compromiso de bancos y gobiernos, y establecer mecanismos para monitorear los avances en cada una de las metas propuestas.
Al desconectarme de la videoconferencia con París, me quedé con la sensación de que a pesar de las urgencias de nuestra realidad inmediata, esta alianza de 450 bancos públicos de desarrollo de todo el mundo es tan grande como los desafíos que enfrentamos.
Cuando escribí por primera vez sobre esta cumbre, hace un par de meses, hice público mi compromiso, y el de FONPLATA - Banco de Desarrollo, de aportar lo mejor de nuestro esfuerzos, proyectos y conocimientos en esta causa.
Ahora que fui testigo del desafío asumido en París por tantas instituciones como la nuestra, sé que el camino, aunque lleno de dificultades, será en buena compañía, y con la mirada puesta en el futuro de la humanidad.