Un sobrepeso de 300 kilos de nieve… y cuesta arriba
Posiblemente cuando lean estas líneas habremos llegado a la corriente de hielo que da nombre a esta expedición del Trineo de Viento. #RíoDeHielo2017, en Groenlandia, habrá vuelto a marcar un hito, que es haber subido más de 2.000 metros de desnivel arrastrando, no sólo los casi 2.000 kilos de peso que transporta el convoy impulsado por unas cometas, sino además otros 300 kilos adicionales de nieve.
Este 'sobrepeso' es el cálculo al que ha llegado el investigador australiano Ross Edwards, después de estudiar la cantidad de nieve que se acumula en los cuatro módulos que componen este vehículo eólico cuando está en movimiento. Y ya estamos dando vueltas a las posibles soluciones, que nos permitirán ir más ligeros e incorporar más experimentos a bordo de los que llevamos.
Estos días estamos comprobando que llevar un investigador creativo en el grupo de cinco que componen el equipo es una aportación inmejorable. Una de sus iniciativas ha sido idear un sistema que nos permite disponer de agua sin necesidad de consumir ningún combustible fósil. En realidad, sólo usamos queroseno para cocinar y derretir nieve, con lo cual es una cantidad mínima, pero queremos llegar a ser una expedición cero emisiones totalmente y estamos en el camino de conseguirlo.
Por cierto, una expedición que es posible gracias al patrocinio de la agencia de viajes Tierras Polares del líder del grupo, Ramón Larramendi, y al apoyo de la base internacional EastGRIP, situada en el interior de Groenlandia. Ojalá un día lo consigamos de instituciones en España.
En esta semana, hemos seguido avanzando, pero más lentamente de lo que habíamos previsto, dado que el viento no ha sido totalmente favorable. Aún así, hemos navegado ya unos 750 kilómetros en 12 días, lo que incluye las paradas para hacer agujeros de más de dos metros. De ahí, el químico Ross extrae información de la nieve caída en este desierto de hielo durante los últimos años. Su meticulosidad es absoluta en este trabajo.
Por comparar, otra expedición internacional ha recorrido 500 kilómetros en tres semanas viajando en motos de nieve que van arrastrando trineos con el material, motos que requieren muchos litros de combustible y que se estropean, como les ha pasado a otros investigadores que también están haciendo perforaciones en otra zona. Nos enteramos porque a través de mensajes estamos en contacto. En realidad, la comunidad polar ártica que se mueve ahora por estos parajes es muy reducida, aún cuando ahora es la época de más intenso trabajo.
Por lo demás, la normalidad se ha instalado entre nosotros. El único percance importante de estos últimos días ha sido que también tuvimos una rotura, en nuestro caso de la cometa nueva de 80 metros cuadrados, pero con un poco de maña enseguida la cosimos y ya está de nuevo en activo.
Las temperaturas a 3.000 metros de altitud, son más bien fresquitas. Alcanzamos los 28º C bajo cero por la noche, y por el día nunca superamos los 0º C pero el sol los hace muy llevaderos. Nos cuentan que en la Península hay una ola de calor, así que los tres españoles estamos aquí tan contentos, siempre y cuando no llegue una tormenta.
Sabemos que la parte más complicada del viaje comenzará en el punto de la divisoria de ambas vertientes del glaciar interior, hacia la que nos dirigimos y donde comienza la corriente de hielo. A partir de ese momento, debemos parar cada 20 kilómetros en unas coordenadas muy concretas para recoger datos con nuevos agujeros. ¿Nos permitirá el viento seguir el rumbo?