Ser madre cambia el cerebro para siempre
Algunas investigaciones han encontrado cambios estructurales en el cerebro después del parto.
La que ha sido madre sabe que hay cambios fisiológicos, hormonales y del sistema inmune durante el embarazo y los primeros meses después del parto. El cerebro no está exento de cambios radicales asociados al embarazo y a la maternidad. Las nuevas investigaciones indican que estos cambios serían importantes y permanentes. ¿Cómo son estos cambios en el largo plazo? ¿Cómo envejece el cerebro de una mamá?
Una avalancha de cambios para el cerebro
Durante la etapa de gestación hay un drástico cambio de hormonas que por supuesto también afectan al cerebro. Cuando llega el primer embarazo, el cerebro nunca se ha expuesto a estas nuevas dosis de moléculas variadas que sin duda ejercen cambios en su estructura.
Aunque todavía se sabe poco al respecto porque faltan estudios por efectuar, todo apunta a que los cambios se ejerzan en muchas funciones cerebrales distintas según el momento de la vida de la mamá.
En general, durante el embarazo se presentan déficit en la memoria ejecutiva y en la memoria de trabajo, es decir, la toma de decisiones, la flexibilidad de pensamiento, el autocontrol y la memoria en el corto plazo. Sin embargo, aumenta la memoria asociada con la habilidad para reconocer personas, objetos o acontecimientos pasados con mayor nitidez. En otras palabras, la mujer estaría más distraída, más desmemoriada para las rutinas, con menor capacidad de control emocional, pero con mayor nitidez de recuerdos del pasado y de los detalles.
Después del embarazo parece que los cambios cerebrales serían similares a los que se experimentan durante el embarazo. Sin embargo, desde el segundo mes tras el alumbramiento mejora los procesos para tomar decisiones y la mente se agiliza y se hace más flexible, sobre todo en las mamás más mayores frente a las más jóvenes. Por otra parte, también se reduciría la habilidad para orientarse en el espacio, lo que aumentaría la sensación de estar a veces desorientada.
Un aspecto curioso es que se observa además una reducción en la capacidad verbal, sobre todo en las mamás que han dado a luz a una niña frente a aquellas que han tenido un niño. Ello se debe a que según el género del feto, los cambios hormonales son distintos y afectarían al cerebro de la madre de manera específica. Por otra parte, la menor habilidad en el lenguaje es más evidente en las mujeres que han tenido otros embarazos frente a las que son primerizas. También se verían más afectadas aquellas que sufren trastornos emocionales posparto.
Cerebro momentáneamente menguado
Un aspecto sorprendente durante el embarazo es que se observa una reducción del volumen cerebral que se prolonga hasta los seis primeros meses tras el parto. Se ha sugerido que la razón de este efecto vendría por los cambios metabólicos que afectarían al cerebro, ya que este órgano es muy demandante de nutrientes y energía.
Por otra parte, después del parto y en particular en los cuatro primeros meses se observa también un aumento de la materia gris en algunas zonas específicas del cerebro. Específicamente en aquellas que gestionan la motivación, el afecto, la empatía y los instintos maternales primarios (amígdala, corteza prefrontal e hipotálamo).
En esta línea, otras investigaciones han encontrado cambios estructurales en el cerebro después del parto con una reducción de la materia gris en regiones que se encargan de las habilidades sociales. Estos cambios tendrían el efecto de aumentar el apego, atención e interés por el recién nacido frente al detrimento en el interés por incrementar el círculo de amistades.
Con el trascurso del tiempo se experimentaría el efecto contrario, observándose un aumento en la producción de los factores de crecimiento que se encargan de generar nuevas conexiones entre las neuronas. Ello permitiría revertir parte de estos efectos cerebrales y mejoraría de nuevo la memoria y la orientación en el espacio.
En particular, en las mujeres mayores que han tenido embarazos múltiples se detecta una mejor preservación de las funciones cognitivas y de la capacidad verbal. Mejorarían las conexiones entre las neuronas y la capacidad de aprendizaje.
Mamá en el largo plazo: un yin y yang para el cerebro
Ser mamá tiene grandes compensaciones en el largo plazo. Sin embargo, en relación a la salud, desde el punto de vista fisiológico hay algunos aspectos positivos y otros que lo son menos. La maternidad en el largo plazo aumenta o reduce la susceptibilidad para padecer algunas enfermedades. Se sabe por ejemplo que reduce el riesgo de tumores.
En la parte negativa, ser mamá aumenta el riesgo de Alzheimer con la edad. Este aspecto es más fehaciente en mujeres que han tenido más de cuatro embarazos. Una explicación a este fenómeno se puede explicar por el aumento de depresión posparto, alteraciones anímicas y ansiedad que experimentan en estas mujeres. Se calcula que aproximadamente el 15% de las mujeres experimentan depresión, el 8% ansiedad y hasta el 84% sensación de ánimo bajo en algún momento.
Como ya he comentado en otro artículo de este blog, la depresión es la antesala del Alzheimer por lo que las alteraciones anímicas podrían tener su secuela en el medio plazo. Sin embargo, este aspecto tiene que ser contrastado con las peculiaridades genéticas de cada mujer.
Otro aspecto curioso es que la edad en la que mujer se queda embarazada también es un factor a tener en cuenta. La maternidad tardía se asocia con un aumento de la longevidad siempre y cuando no se tenga más que “hijo único o como mucho la parejita”. Mientras que las mujeres con más de tres niños ven disminuida su esperanza de vida. Los científicos explican este hecho por la reducción de los telómeros en algunos tipos de células, que se asocia con una aceleración del envejecimiento celular.
Estos factores deberían tenerse en cuenta a la hora de establecer tratamientos farmacológicos en la mujer en relación a trastornos memorísticos o anímicos. Con todo ello, no hay que olvidar que no hay dos cerebros iguales y que cada mujer está también supeditada a su genética, experiencia en el embarazo, alimentación, estilo de vida y un largo etcétera de factores que en última instancia superan con creces los propios efectos de la mera maternidad. Las mujeres han dado a luz con gran éxito durante un sinfín de generaciones y han conseguido llevar en paralelo durante la historia de la humanidad el soporte y la base social con gran éxito para el disfrute de todos y todas. ¡Gracias, mamás!