Rusia inicia la evacuación de Jersón y prohíbe la entrada de civiles durante una semana
Putin declara la ley marcial en las cuatro provincias anexionadas. Las autoridades prorrusas alertan de un inminente ataque del Ejército ucraniano sobre la capital de la región ocupada, tras las zonas recuperadas en la contraofensiva. Es la mayor ciudad que Moscú ha logrado tomar desde el inicio de la invasión y ahora puede convertirse en una ratonera para sus soldados.
Todas las alarmas han saltado ya en uno de las cuatro regiones ucranianas anexionadas por Rusia. Las autoridades prorrusas han iniciado este miércoles la evacuación de civiles de Jersón, según han informado la Administración de la localidad de Alyoshki, y ante los últimos avances del Ejército ucraniano para recuperar terreno en el sur. También se impide el acceso a cualquier civil durante un semana.
Esta medida ha coincidido con otra importante decisión anunciada por el presidente ruso, Vladímir Putin, en el inicio de la reunión del Consejo de Seguridad. El Kremlin ha decretado la ley marcial en las cuatro provincias y la creación de unidades de defensa territorial. También ha ordenador al Gobierno a establecer un consejo de coordinación especial, que estará bajo la dirección del primer ministro, Mikhail Mishustin.
Putin lo ha justificado asegurando que el Ejecutivo ucraniano no reconoce la expresión democrática de los ciudadanos -en referencia a los referéndums populares que no reconoce la mayoría de la comunidad internacional- y que no desea negociar. En la práctica, el decreto suprime y limita derechos de la ciudadanía -ahora rusa- instaurando un estado de excepción que autoriza a los cuerpos policiales y milicias prorrusas a detener a cualquier persona para garantizar el orden público.
El dirigente ruso no se ha quedado ahí y ha esgrimido que “continúan los bombardeos. Los civiles están muriendo [los de Jersón]”. Una afirmación que se produce después de una campaña sangrienta con drones kamikaze en barrios residenciales de distintas ciudades del país. Este mismo miércoles, se han registrado nuevas explosiones en Kiev, según los medios ucranianos Ukrinform y The Kyiv Independent.
Evacuación de civiles
El líder de la región ucraniana ocupada de Jersón, Vladimir Saldo, también ha anunciado en la televisión pública rusa que se prohíbe la entrada de civiles en la región, al menos, durante una semana. Todas estas medidas llegan después de que el ‘número 2’ del Gobierno prorruso en la región anexionada, Kirill Stremousov, alertase del peligro de un inminente ataque sobre la capital, la mayor ciudad que Moscú ha logrado tomar desde el inicio de la invasión a finales de febrero.
“En el puerto de Jersón comenzó el traslado de los residentes de la margen derecha a la margen izquierda del Dniéper”, señalaron las autoridades en su canal de Telegram, en un mensaje recogido por EFE. Se prevé una ardua tarea, puesto que el propio Saldo explicó el martes que los planes de evacuación prevén la salida de entre 50.000 y 60.000 personas en los próximos seis días y que el objetivo es sacar a 10.000 en cada jornada. Antes del inicio de la “operación militar especial” su población era de 280.000.
En declaraciones al programa ‘Soloviev Live’, el gobernador bendecido por el Kremlin aseguró que las autoridades estaban trasladando a civiles a la orilla izquierda del río Dnipro para “mantener a la gente segura” y permitir que los militares “actúen con resolución”. También que ya había regiones de Rusia que se estaban preparando para recibir a las personas evacuadas, ahora considerados ciudadanos rusos de pleno derecho tras la anexión.
Por su parte, las autoridades ucranianas han instado a los ciudadanos de la ciudad homónima a hacer caso omiso a las llamadas a la evacuación realizadas por el Gobierno prorruso.
El jefe de la Administración Regional Militar de Jersón, Yaroslav Yanushevich, ha manifestado este miércoles que las órdenes de evacuación por parte del gobernador en funciones prorruso, Vladímir Saldo, se deben entender en el contexto de las recientes victorias ucranianas.
En concreto en la región de Jersón, en el sur del país, las fuerzas de Kiev están retomando en el curso de su contraofensiva “población tras población”, ha escrito en su canal de Telegram.
“Ciudadanos de Jersón, os pido que ignoréis todo lo que os digan o exijan los ocupantes. Quieren tomar a nuestra gente como rehenes y usarlos como escudos humanos”, ha señalado, después de que las autoridades prorrusas planteasen a los vecinos la posibilidad de reasentarse en territorio ruso.
Temor ante la contraofensiva del Ejército ucraniano
El inicio de la evacuación también ha coincidido con otra importante alerta, la del subjefe de la Administración prorrusa, Kirill Stremousov, quien ha asegurado que la ofensiva ucraniana en Jersón ya está en curso. “Los nazis ucranianos pasaron a las 12.20 horas (09.20 GMT) a la ofensiva en la dirección Nova Kamenka-Berislav de la región de Jersón”, ha detallado en su canal de Telegram el vicegobernador prorruso.
La batalla de Jersón está a punto de comenzar, pero el propio líder prorruso en esta región ya ha advertido cuál será la estrategia. “No planeamos entregar la ciudad, resistiremos hasta el último momento”, ha asegurado Vladimir Saldo. Y es que esta ciudad es un enclave geoestratégico que puede decantar el futuro de la guerra, o al menos, del flanco sur.
Por su parte, Stremousov ya había dado prueba del peligro de perder esta ciudad, en términos bélicos. Las fuerzas rusas se han visto obligadas a retroceder un área de entre 20 y 30 kilómetros en las últimas semanas. Por ello, no dejan de crecer los temores ante la posibilidad de que se convierta en una ratonera para sus soldados ante el riesgo de quedar atrapados contra la orilla occidental del Dnipro, un río de 2.200 kilómetros de largo que divide a Ucrania.
La tensión también se ha hecho palpable en el discurso del Kremlin sobre la protección de las cuatro provincias anexionadas -Jersón y Zaporiyia en el sur; Donetsk y Lugansk, el Donbás, en el este-. El portavoz del Ejecutivo ruso, Dmitri Peskov, aseguró ante los periodistas que estas zonas están bajo el paraguas del arsenal nuclear ruso. “Su seguridad está garantizada al mismo nivel que el resto del territorio de Rusia”, precisó, preguntado por los medios.
Lucha por las infraestructuras energéticas en Energodar
En el marco de esta lucha por hacerse con el control del territorio anexionado, el general nombrado por Putin como jefe supremo en la campaña ucraniana, Sergei Surovikin, ha advertido de que entre los potenciales objetivos se halla una planta hidroeléctrica.
Con este telón de fondo, ambos bandos en el conflicto se han acusado este miércoles de intentar tomar la ciudad de Energodar, una población clave al ser la que alberga la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de toda Europa, que fue tomada por tropas rusas por la fuerza y que está bajo supervisión de una misión del OIEA ante los constantes enfrentamientos y temores a un desastre nuclear.
El alcalde ucraniano de la ciudad, Dimitro Orlov, ha asegurado que la urbe fue bombardeada esta madrugada dejando parcialmente interrumpido el suministro de luz y agua tras alcanzar una subestación eléctrica y un edificio gubernamental -Energodar significa ‘don de la energía’-, mientras que las autoridades prorrusas de la región de Zaporiyia acusan a Kiev de bombardear “diferentes partes de la ciudad” y lanzar nueve obuses M777 de fabricación estadounidense en dirección a la central nuclear.
Es imposible obviar que, desde hace una semana, Moscú ha centrado su estrategia en bombardeos contra la población civil, pero también contra infraestructuras energéticas. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, daba el martes un dato más que significativo. Un tercio de las plantas energéticas del país han sido destruidas por Rusia en la última semana.
La estrategia de Moscú de presionar a la resistencia y a la población dejándola sin servicios como electricidad, agua o comunicaciones está ligada directamente con la proximidad del invierno, una cuestión de la que Ucrania también ha tomado nota. La contraofensiva de Kiev tiene por objetivo lograr recuperar la mayor cantidad de terreno posible antes de que el frío se instale en el país y se complique cualquier movimiento de tropas.