Por qué Vox es insignificante en Galicia y el País Vasco
El partido de la ultraderecha quedará fuera de los dos parlamentos en las elecciones del 12-J, según las encuestas.
Santiago Abascal no será profeta en su tierra el próximo domingo. Ni en la del apóstol Santiago. El partido de la ultraderecha no logrará entrar en los parlamentos autonómicos de Galicia y el País Vasco este 12-J, a tenor de las encuestas publicadas. Su discurso no cala entre estos electorados, donde los votantes conservadores apuestan por otras formaciones. El sufragio oculto se desvanece.
Según la encuesta preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), Vox será el séptimo partido este domingo en Galicia, logrando apenas un 1,4% del voto. Supone todo un hundimiento respecto a las elecciones generales del pasado mes de noviembre, cuando los de Abascal lograron en esta autonomía el 7,82% -aunque no se materializó en un diputado-. Y Alberto Núñez Feijóo ha sabido controlar bien a la extrema derecha y marcar el espacio ganador del PP, ya que lograría otra vez la mayoría absoluta.
En la Cámara de Vitoria, también según el CIS, Vox tendría incluso menos votos, obteniendo un 1%. Supone perder más de la mitad de papeletas que en las generales de noviembre en este territorio obtuvieron, ya que entonces el 2,45% de los vascos metió en la urna el sobre de la ultraderecha. No corren buenos tiempos para los ‘verdes’ este 12-J, aunque los de Abascal siguen empeñados en trasladar la imagen de que pueden dar la sorpresa y se están afanando en una brusca campaña para presentarse como víctimas y defensores de España.
Si se bucea en los datos de la encuesta, se puede ver cuáles son los votantes a los que puede atraer Abascal. Por ejemplo, repasando el caso gallego: la simpatía por Vox es el doble entre hombres que mujeres. El 0,8% de los gallegos sólo responde espontáneamente que votará a este partido, un porcentaje que entre hombres es del 1% y entre las mujeres apenas llega al 0,5%. Y, por edades, tiene un problema al contrario de lo que le pasa a nivel nacional: es insignificante para los menores de 24 años (solo el 0,2% dice que lo apoyará). Y muy poco tirón, además, entre los mayores de 55 años (0,5%), en una comunidad envejecida.
Travelling al País Vasco. Allí es igual el porcentaje de hombres y mujeres que dicen que votarían a Vox (un 0,3% en respuesta espontánea durante la encuesta). El mayor grado de aceptación lo encuentra entre los que tienen entre 25 y 34 años, con un porcentaje del 0,7%. Los que menos lo apoyarían: los nuevos electores (de 18 a 24 años) y los mayores de 65 años.
“Un discurso que casa poco con la realidad diversa”
¿Por qué? ¿Qué factores llevan a que los de Abascal sean tan débiles en estas dos autonomías? Responde Felix Arrieta, politólogo y profesor de la Universidad de Deusto: “Sobre todo hay dos factores importantes. El primero: las propias características de las sociedades vasca y gallega, donde se produce un escenario de partidos más diverso y complejo que en otros lugares”. “Eso hace que en ese contexto el discurso de Vox case poco con una realidad más diversa donde lo nacional se sobrepone a otro tipo de discursos”, añade.
“El discurso de Vox se fundamenta, sobre todo, en dos elementos. Uno es la indisoluble unidad de la patria y eso casa muy mal tanto en Euskadi como en Galicia, donde incluso los partidos no nacionalistas también hablan de la propia idiosincrasia de la sociedad, tanto en el marco de la lengua como en otros contextos”, explica. Añade: “El segundo elemento, no menos importante, es que el discurso de Vox se basa en uno muy populista con temas como el de la inmigración. La propaganda que ha hecho en Euskadi la ha basado en ese tema. Es un tema que no está todavía muy presente en la agenda. Si lo juntas con el anterior, no tiene el peso específico que le podría dar como rédito electoral”.
Arrieta analiza en ese momento: “He dicho muchas veces que si hubiera un partido tal vez que no tuviera ese elemento de corte de unidad de la patria, es posible que tuviera un recorrido porque ese discurso existe en votantes de todos los partidos”. Además, señala que algunas de las propuestas de Vox no tienen calado en la sociedad como eliminar el Instituto de la Mujer.
Al analizar los datos demoscópicos hay que fijarse en ese descenso en las dos autonomías de Vox respecto a las generales. Para Arrieta, esto se debe a la suma de que muchos electores cambian el chip en estos comicios más el desgaste de los de Abascal durante estos últimos meses: “Siempre hemos dicho que se vota distinto en las elecciones autonómicas que en las generales, ha sido una constante. Pero es que en el caso de Vox, además, estos meses de pandemia no le han sentado nada bien porque han demostrado que los problemas complejos no se pueden solucionar con cosas simples. Se ha puesto en evidencia cómo el discurso de la ultraderecha es menos factible que nunca”.
Abascal no ha sabido encontrar la tecla precisamente de su Euskadi natal. “Efectivamente es vasco, pero representa una posición muy minoritaria. Su discurso tiene un recorrido mucho mayor en otros lugares. Es verdad que el haber nacido aquí, vivido y desarrollado tampoco le impide tener otro tipo de posiciones, pero no tienen recorrido en esta sociedad”.
Surge la pregunta de si hay menos electorado de extrema derecha en Galicia y en el País Vasco que en otras autonomías. “No diría que hay menos”, sostiene Arrieta, que señala que “es posible que haya menos en algún tipo de porcentaje absoluto, pero es una cuestión de que se identifique menos con lo que Vox representa”. El partido de Abascal, prosigue este politólogo, “no es solo unas posiciones de extrema derecha en lo social, sino que también se junta mucho lo nacional”. “Esos dos elementos juntos es lo que hace que sea menos representativo”, insiste. Pero, repite, “si hubiera un partido de corte nacional vasco que hiciera ese discurso de extrema derecha, no me atrevo a decir que no tendría recorrido en Euskadi”.
Verónica Fumanal, experta en comunicación política, hace esta reflexión: “Normalmente, surgen nuevas formaciones políticas cuando existen demandas no satisfechas por los partidos existentes. Digamos que habría un desajuste entre oferta y demanda y, por lo tanto, habría una demanda no satisfecha por la oferta. En términos políticos pasa exactamente lo mismo, cuando existen huecos en la demanda y no está satisfecha por los partidos políticos existentes se crean nuevos”.
“Tanto en Euskadi como en Galicia no parece haber una demanda no satisfecha. Diríamos en términos coloquiales que no hay hueco”, indica Fumanal, que desgrana la situación: “En el caso de Galicia, el Partido Popular es un partido que va desde el galleguismo de centro moderado hasta la derecha española. Vemos que no hay espacio para un partido de extrema derecha”.
“En Euskadi además tiene la peculiaridad de que el Partido Popular con Iturgaiz podría cubrir el espectro ideológico de Vox porque son muy similares.”, apostilla. No obstante, indica que nada puede asegurar que en el futuro no vaya a ser diferente. “Por ejemplo, en ninguna de las comunidades vemos a líderes de Vox consolidados. Imagina que mañana tienen uno que ejerce el liderazgo social y tienen un nivel de notoriedad. Eso cambia”, advierte Fumanal.
José Pablo Ferrándiz, cofundador e investigador principal de Metroscopia, radiografía lo que pasa: “En el caso de Galicia, desde Fraga, el PP ya hizo muy bien este nacionalismo entre comillas conservador que existe allí. Se defiende un galleguismo a su estilo, que hace que los discursos nacionalistas españoles no encajen bien”. “Hay una cuestión clara en este caso: la evaluación de Feijóo, de cómo ha gestionado la crisis sanitaria, de cómo se percibe la situación económica… es realmente elevada. Cerca del 70% de los gallegos considera que Feijóo ha gestionado bien la crisis del coronavirus”, ilustra. “Ha salido bien librado”, apostilla, para después añadir que, por lo tanto, es “muy difícil hacer una labor de oposición desde la derecha”. Esto “deja muy poco espacio” a los de Abascal.
En el País Vasco, continúa este doctor en Sociología, “sería algo muy, muy parecido”: “Todo lo que tenga que ver en contra del Cupo Vasco, sea el partido que sea, y el discurso nacionalista español no calan mucho en la sociedad”. “En todo caso, hay que tener en cuenta que el electorado conservador se sitúa en torno al PNV, que no es que sea un partido de extrema izquierda. Y en lo económico deja también poco espacio para una competición”, añade.
Surge la duda de cómo Feijóo con un perfil más moderado ha conseguido arrinconar a Vox mientras que Casado con una línea más dura tiene detrás a los de Abascal pisándole los talones. Ferrándiz se pronuncia: “Cada vez le pisa menos los talones, lo que pasa es que la preocupación que tiene el PP, y es una de sus equivocaciones, es que sigue mirando al retrovisor para ver si viene o no Vox. Eso le hace tener un tipo de táctica muy alejada de lo que los votantes le están pidiendo en mucha medida”. “Hay una parte del electorado de Vox que está regresando al PP, pero el hecho de intentar competir con Vox para Casado y para el PP es lo peor que le puede suceder”, ilustra.
Es hora de abordar también el desfase que hay entre un Vox como tercera fuerza en las generales a estos datos en las encuestas autonómicas. Ferrándiz dice que no se puede calificar a los más de tres millones de votantes como de extrema derecha, pero sí al partido. “Ha habido una cuestión, sobre todo, que es la que motivó principalmente el crecimiento de Vox: Cataluña. El electorado del PP consideró que la situación allí se había estropeado o llegado a esos límites por la inacción de Rajoy y estaban desencantados. Y una parte del electorado de Cs que vio cómo se habían ganado las elecciones por primera vez en Cataluña y ni siquiera se presentó a una posible votación de Arrimadas. Entre esa parte de frustración y de enfado hizo que la gente se fuera a Vox”, añade. “Hay otras cosas que tienen que ver con el feminismo, con la posible pérdida de referencias de una parte de la sociedad de una edad media… pero tiene que ver mucho con Cataluña”, ahonda.
Enlaza otra idea: “Hay que tener en cuenta que cuando el PP ha estado en el Gobierno es mucho más fácil ejercer esa labor de pegamento del electorado de la derecha, ya que trata de defender un Ejecutivo. Pero en el momento en el que el PP sale con la moción de censura es cuando se da cancha a otras opciones políticas. Indudablemente, si el Partido Popular está en el Gobierno, el electorado de centro derecha pocas veces juega a apostar a otro caballo que sea el ganador”.
Sobre un posible voto oculto a Vox este 12-J, el investigador de Metroscopia comenta: “Ni está ni se le espera”. “Otra cosa es que pueda haber condicionantes de aquí a una semana, como más rebrotes de la Covid que introduzcan miedo a una parte de la población y la participación baje”, dice. “Pero no parece que vaya a haber convulsiones y con respecto a Vox, pues no”, sintetiza.
Abascal o por qué (por ahora) es insignificante en Euskadi y Galicia.