No son diputados; nadie los ha visto poner un pie jamás en la Carrera de San Jerónimo; desde luego no tienen jornada laboral que les vincule al Congreso ni al Grupo Parlamentario Socialista, pero su sueldo se paga con fondos públicos de la Cámara Baja. Una triquiñuela que usa el PSOE de Pedro Sánchez para ahorrarse la nómina de algunos de sus cargos orgánicos.