¿Por qué los indultos no son un buen negocio electoral para el PSOE?

¿Por qué los indultos no son un buen negocio electoral para el PSOE?

Los indultos a los políticos catalanes presos no tienen relación alguna con el programa ideológico de los socialistas, pero les pasarán una abultada factura electoral que puede malograr la reválida de Pedro Sánchez en las próximas elecciones generales.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en un evento del ICEX.Europa Press News via Getty Images

Un artículo escrito por Andrés Santana, profesor de ciencias políticas de la Universidad Autónoma de Madrid.

Tras las elecciones madrileñas, se ha abierto un escenario mucho más competido para hacerse con el próximo Gobierno de España. Lo dicen los analistas y lo muestran los sondeos electorales. Lo lógico es que el partido gobernante evite medidas que le acarreen un serio perjuicio electoral. Por eso, es sorprendente que el PSOE esté dispuesto a darse un tiro en el pie otorgando indultos a los líderes secesionistas.

Los partidos políticos pueden actuar movidos por su deseo de llevar a cabo ciertas políticas (en la literatura anglosajona, se dice que son policy seeking) o por intereses electoralistas, ya sea que los definan en términos de votos (vote seeking) o de poder (office seeking). En ocasiones, los objetivos ideológicos o de políticas casan mal con los electorales, y los partidos tienen que decidir entre priorizar los primeros a expensas de los segundos, o al revés.

Se podría entender que el PSOE estuviera dispuesto a incurrir en costes electorales para llevar adelante aspectos centrales de su programa ideológico: protección social, reducción de las desigualdades sociales o políticas de género, por ejemplo. Lo curioso del caso de los indultos a los políticos catalanes presos es que no tienen relación alguna con el programa ideológico de los socialistas, pero les pasarán una abultada factura electoral que puede malograr la reválida de Pedro Sánchez y los suyos en las próximas elecciones generales.

Para entender el elevado coste electoral de los indultos hay que fijarse en la principal fuente de cambios en los apoyos electorales: la desintegración de Ciudadanos. Aunque podría parecer extraño a primera vista, el desmoronamiento de Ciudadanos fue clave tanto para el ascenso de los socialistas de Salvador Illa en las elecciones autonómicas catalanas del 14 de febrero como para el crecimiento de los populares de Isabel Díaz Ayuso en las elecciones autonómicas madrileñas del 4 de mayo.

Lo más interesante aquí es lo de Cataluña. En las últimas elecciones catalanas, el PSOE subió del 15% al 23% de votos, y pasó de cuarta a primera fuerza. Su ascenso no provino ni de los partidos secesionistas de izquierdas ni de En Comú Podem (ERC mantuvo su porcentaje de votos de 2017, CUP lo aumentó y ECP solo perdió 0,6%).

La clave del éxito del PSOE en Cataluña residió en que fue capaz de aglutinar gran parte del voto antisecesionista. Y lo fue, principalmente, por tres razones. Primera, la debilidad de Ciudadanos, muchos de cuyos votantes buscaron un refugio seguro. Segunda, la elección de un exministro del Gobierno como candidato, que transmitía la impresión de una posición más “unionista” que la que había adoptado el PSC en el pasado. Y, tercero, la claridad con la que Salvador Illa se desmarcó de los secesionistas.

Es decir, actualmente, los resultados del PSOE en Cataluña dependen de su credibilidad como partido no nacionalista. Los indultos a los líderes secesionistas impedirán que lo del 14-F se repita. ¿Alguien duda de que la concesión de los indultos dificultaría enormemente el atractivo del PSOE como refugio del voto antisecesionista?

En un escenario postindulto, una gran proporción de los que pasaron de Ciudadanos al PSOE en las catalanas del 14-F de 2021 buscarían un refugio alternativo (en muchos casos, el PP). Del más de un millón cien mil ciudadanos que en las autonómicas catalanas votaron a Ciudadanos en 2017, el PSOE no volverá a captar más que las migas durante años.

Cataluña supone el 15,4% del censo electoral (datos del INE del censo a residentes en España) y el 13,7% de los escaños del Congreso (48 de 350, datos del Ministerio del Interior para noviembre de 2019). En unas elecciones generales, la diferencia entre obtener un 15% y un 23% es de cinco o seis escaños. Sumados a los 4-5 escaños que podría subir el PP como nuevo refugio potencial, solo en Cataluña los indultos podrían modificar 10 escaños el diferencial de congresistas entre PSOE y PP.

Aunque me he centrado en Cataluña, parece evidente que los indultos también debilitarán la posición del PSOE en el resto de España. También ahí contribuirán a hacer más atractiva la fuga al PP que al PSOE para los exvotantes de Ciudadanos (más de cuatro millones en las generales de abril de 2019 y aún un millón seiscientos cincuenta mil en las de noviembre).

Además, pueden hacer que algunos exvotantes del PSOE dejen de serle fieles. En resumen, todo apunta a una pérdida de apoyos electorales para el PSOE, tanto en Cataluña como en el resto de España. No parece que sea un buen negocio electoral.

Este artículo se publicó originalmente en The Conversation.

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