Pablo Franquet: 'Que los jueces puedan analizar todo tipo de lenguaje es una garantía para el ciudadano'
Pablo Franquet es abogado procesalista civil, y especialista en actuaciones ante el Tribunal Supremo. Asimismo, es autor del blog "Litigio de Autor" en el que reflexiona sobre la profesión del abogado, así como las nuevas tendencias en el sector. Entre sus aficiones están las terrazas de verano, el fútbol, la lectura, el cine y los gin-tonics con buenos amigos. Y tal como él mismo confiesa, no necesariamente por este orden.
1.- En uno de los últimos artículos publicados en tu blog "Litigio de Autor", comentas que la cuestión de las caritas expresivas ya ha llegado al Tribunal Supremo de los Estados Unidos...
Sí, tenía que ocurrir. El uso de emoticonos forma parte de nuestro día a día y era cuestión de tiempo que llegara a los tribunales. El Supremo de Estados Unidos tuvo que estudiar el caso de un rapero de poca monta que colgó en redes sociales imágenes y letras de canciones violentas contra su mujer. En el juicio, sus abogados defendieron que estos contenidos no suponían una verdadera amenaza porque el emoticono de la lengua fuera (:-p) significaba que estaba bromeando o exagerando tan solo para provocar.
2.- ¿Hay casos aquí en España en los que los tribunales han tenido en consideración los emoticonos para condenar o absolver a acusados o demandados?
Aquí también tenemos ya unas cuantas sentencias de este tipo. De momento son todas de asuntos penales: injurias, amenazas, enaltecimiento del terrorismo, cosas así. No me suena que tengamos todavía ningún precedente de raperos, pero en un caso se cuela (involuntariamente) Enrique Iglesias. Cada país tiene sus particularidades. En esa ocasión una empleada denunció el acoso sexual de un compañero. Entre otras pruebas, el juzgado estudió un mensaje de texto que decía "yo kiero bailar contigo vivir contigo..." y cinco emoticonos de la cara que saca la lengua. En este contexto, el juez entendió que estos emojis no eran una expresión de broma sino de lascivia.
3.- Parece ser que una carita de más en un mensaje de WhatsApp (o en las redes sociales) puede contribuir a la absolución o condena en un caso concreto...
Sin duda, igual que una palabra de más. Por ejemplo, tenemos un caso en el que una chica denunció a su antiguo novio por las amenazas que recibió en el móvil el día que prestaba declaración en los juzgados de violencia sobre la mujer. El tipo le envió varios insultos a lo largo de la mañana. El último decía "ke ya verás tu kuando salgamos de aki" seguido del símbolo del puño con el pulgar alzado. El hombre afirmaba que esto era un mensaje de reconciliación que le envió después de hablar con ella. El primer juez que estudió el caso interpretó esta expresión como una amenaza de agresión. Sin embargo, el tribunal de apelación absolvió al acusado porque el pulgar alzado normalmente es un símbolo de acuerdo. Y, ante la duda, tuvo que aplicar la presunción de inocencia.
4.- ¿Que los tribunales tengan en cuenta los emoticonos para la valoración de la prueba es algo que nos debería preocupar a los ciudadanos?
En absoluto. Es necesario que los jueces puedan analizar todo tipo de lenguaje, desde el braille a la jerga callejera o el argot financiero. De hecho, lo tienen que hacer todos los días. Esto es una garantía para el ciudadano. A veces el mejor elemento que tiene una madre para demostrar el acoso escolar que sufre su hijo son los whatsapps del móvil. En el caso de los emoticonos la clave está en que los juzgados comprendan bien las particularidades de este tipo de lenguaje y el contexto social y personal en el que se usa.
5.- Entonces, ¿consideras acertada la decisión de los jueces de valorar como parte de la prueba los emoticonos?
Sí, y debemos agradecérselo. Los jueces normalmente son personas con un alto sentido de la responsabilidad. Se atreven con todo y se adaptan a los cambios sociales. Hace unos años la mayoría de jueces no sabían qué eran los swaps o las preferentes. Ahora te podrían dar una clase. Están acostumbrados a ver la vida pasar ante sus juzgados y a estudiar los nuevos fenómenos que afectan a la ciudadanía.
En el caso de este nuevo lenguaje de símbolos, tiene mucho mérito. Los jueces de hoy no son nativos digitales. A muchos la llegada del móvil, Facebook, Twitter o Instagram les ha cogido ya mayorcitos. Para que te hagas una idea, algunos jueces del Tribunal Supremo siguen escribiendo sus sentencias a mano.
6.- En tu artículo sobre el tema, apuntas que los informes periciales sobre uso de las redes sociales, semiótica y lenguaje digital pueden estar a la vuelta de la esquina. ¿A qué te refieres con ello?
La semiótica es la ciencia que estudia el uso de los signos en la vida social. Está dirigida a conocer el pensamiento y a interpretar lo que un sujeto plasma en un escrito. Para defender a nuestros clientes los abogados vamos a tener que empezar a familiarizarnos con este mundo. La interpretación del subtexto del lenguaje no verbal requiere conocer la dinámica de la relación entre el emisor y el receptor del mensaje y el uso de los signos en su concreto contexto socio-cultural. Por eso es muy probable que empecemos a ver en los pasillos de los juzgados a lingüistas, sociólogos, desarrolladores de nuevos lenguajes y expertos en redes sociales.
7.- ¿Qué implica todo esto para el Derecho, la práctica de los abogados y, sobre todo, para los ciudadanos?
Un reto. Tenemos que prepararnos. La presencia de las caritas expresivas en la vida real y en los juzgados va a ir en aumento. El otro día leí que Samsung ha sacado una aplicación de chat basada en emojis para que las personas con trastornos del lenguaje puedan expresar sus emociones mediante iconos gestuales. Imagínate lo que nos puede deparar el futuro...
8.- ¿Para acabar, ¿hay alguna carita expresiva que no recomendarías usar; ni siquiera para gastar una broma?
Jajaja. No sé. Desde luego, los símbolos del cuchillo, el puño o la ambulancia deberían estar fuera del alcance de los niños. En cualquier caso, mi emoji preferido es el de la folclórica bailando sevillanas. Cuando recibes un mensaje con este símbolo normalmente te alegra el día.