Olor a conservas
Las políticas enlatadas transforman los lugares. Crean a un espacio de fragilidad social y económica.
Una vez cerrada la lata de una conserva desaparece cualquier olor. No huele a nada. La etiqueta exterior nos indica su supuesto contenido mediante el diseño. Cada marca tiene su logo, sus propios colores y tipografías. Pero solo tras abrirla su aroma nos rebela su estado y su aspecto, su verdadera identidad.
Las políticas enlatadas transforman los lugares. Crean a un espacio de fragilidad social y económica. Un espacio comprimido, violentado para generar así un conflicto que finalmente los arroja a la ruina.
Para establecer un dialogo antes hay que reconocer al otro. Reconocer el derecho a mantener sus ideas aceptando las del otro aunque sean totalmente opuestas. Hasta ahora “las políticas de los políticos” han sido ineficaces y tan caducas como cualquier conserva. También sería conveniente que los independentistas se auto-reconozcan. Su meta independentista no puede ser cruzada tan solo con medio cuerpo. Lejos de la mayoría no son interlocutores de todos los catalanes. Está máxima democrática hace realmente insostenible la idea de la independencia actualmente.
Al abrir la lata del conflicto catalán los olores serán inevitables. El diálogo político deberá ser más imaginativo. Veamos si las conservas del interior de la lata desprenden un nuevo aroma o perdura el caducado perfume apestoso del pescado podrido.