No todo vale con el Patrimonio en Córdoba
Hay claves de ciudad con las que no se puede ni jugar ni improvisar.
Que la imagen nacional e internacional de Córdoba está íntimamente ligada a nuestro patrimonio y a nuestra historia, es una obviedad. Hasta cuatro veces nos ha reconocido la Unesco con Declaraciones de Patrimonio de la Humanidad por este motivo.
Estamos inmensamente orgullosos de nuestra Mezquita-Catedral, única en el mundo; de nuestro Casco Histórico; de los Patios de Córdoba, como la evidencia arquitectónica de nuestra hospitalidad; y más recientemente conseguimos que la Ciudad Califal de Medina Azahara también obtuviese este sello.
Estas declaraciones son una satisfacción por el reconocimiento pero, ante todo, son una alta responsabilidad que nos obliga a conservar estos bienes como legado para las generaciones futuras.
Nuestro Patrimonio es la huella de nuestro pasado, pero también el pivote para anclar parte del futuro como ciudad. Por eso, su gestión no se puede improvisar, ni desenfocar ni mucho menos huir de un modelo planificado y consensuado. Y ese es un riesgo que se está corriendo con nuestras Caballerizas Reales, un edificio único en el mundo que data del siglo XVI objeto de debate en estos días cuando se le ha improvisado un futuro uso controvertido: albergar un centro de arte contemporáneo.
Tal y como definió Federico García Lorca, las Caballerizas Reales son la “catedral para caballos”. Fundadas por Felipe II y a escasos metros del Alcázar de los Reyes Cristianos, este inmueble fascinante y majestuoso cuenta con un plan de usos que no se ha desarrollado aún, a la espera de obtener su propiedad que actualmente recae en el Ministerio de Defensa.
Cuando estuvo bajo mi responsabilidad, dejé encaminadas y cerradas las negociaciones para garantizar la titularidad municipal. Esfuerzos que no ha aprovechado el actual gobierno municipal, formado por Partido Popular y Ciudadanos en connivencia con la extrema derecha, que cambiando el rumbo de las decisiones sólo ha conseguido un importante retraso.
Es inconcebible trabajar a base de ocurrencias el modelo cultural de una ciudad con siglos de historia como la mía, una urbe que no debe caer en la trampa de copiar a nadie. Córdoba tiene un potencial único y no necesita mirar de reojo en ninguna dirección. Sólo nos falta terminar de creérnoslo y, sobre todo, concluir lo que iniciamos.
Dejemos al margen la cuestión administrativa y confiemos en que se resuelva esta adquisición lo antes posible. Lo verdaderamente preocupante son los “dimes y diretes” que se han generado sobre los usos de este edificio que, repito, ya tenía un Plan acordado desde 2011. Asistimos atónitos a otra muestra de improvisación por parte del gobierno local en materia de gestión cultural/patrimonial que se han sacado de la chistera un espacio para el arte contemporáneo junto al esperado Centro Internacional del Caballo.
Que Córdoba necesita un centro expositivo de arte contemporáneo no es ningún secreto, son muchos años reclamando un nuevo equipamiento que albergue el ansiado Museo. Lo que sí es una “ocurrencia” es este cambio, tanto por las formas como por el fondo.
En cuanto a las formas, la falta de transparencia, las filtraciones, los encuentros y desencuentros, el espectáculo al que en definitiva estamos asistiendo, no son los mejores ingredientes para lograr llegar a algún sitio. Quizá, lo único que se persigue es tapar el fiasco en la negociación generando un debate prematuro e inútil.
Y si hablamos del fondo, este proyecto no forma parte de ningún Plan, ni a un modelo de política cultural/patrimonial que responda a los valores singulares de este bien, Caballerizas Reales, vinculado al caballo. Volvemos a las dudas, ¿será que a falta de proyecto propio lo único que se le ocurre al alcalde del PP es copiar modelos foráneos para forzar con calzador su implantación ?
Compartirán conmigo que la gestión y el uso de las Caballerizas Reales, una vez que sea de los cordobeses y cordobesas, merece luz y taquígrafos y alejarse de rumores que intencionadamente van alentando unos y otros interesados, rencillas o conspiraciones. Al menos se debería hacer público el procedimiento por el que se va a ofertar este espacio único que será de los cordobeses en un futuro, pero que es ya historia y patrimonio.
No todo vale para Caballerizas Reales, ni para impulsar el Festival de la Guitarra, ni para contar con un auditorio en una de las joyas urbanísticas de nuestra ciudad como es la zona de Miraflores, frente a la Mezquita Catedral y el Casco Histórico. No todo vale con el Patrimonio.
Cada decisión que se toma de manera deshilvanada tiene consecuencias en costes de oportunidad para Córdoba, una ciudad que es y será cultura y patrimonio, pero que no puede desaprovechar todo su potencial por la impaciencia de los tiempos políticos de algunos.
Hay claves de ciudad con las que no se puede ni jugar ni improvisar. Vamos a dotarnos de un modelo propio, dediquemos el tiempo necesario al debate y al acuerdo y hagámoslo hoy mejor que mañana. Sólo así será de obligado cumplimiento y, a la vez, nuestro mejor legado y contribución con Córdoba, ciudad Patrimonio de la Humanidad.