'Back to business': los negocios que esperan a Trump tras dejar la Casa Blanca
El aún mandatario de EEUU declara participaciones en 500 empresas de una veintena de países. Su fortuna se calcula en 3.100 millones de dólares.
Donald Trump no se jubila. Cuando tenga que hacer las maletas y salir de la Casa Blanca, lo último que estará es ocioso: deberá afrontar litigios, uno otras otro, por cuestiones que van de los abusos sexuales a los impuestos. Y si a sus 74 años no se conforma con todo eso, aún tiene sus negocios, un sólido rincón dorado en el que guarecerse que no se ha resentido en su ausencia.
“Los negocios son grandiosos. Con ellos me siento libre, poderoso”, ha defendido siempre el magnate republicano. No es para menos, teniendo en cuenta lo bien que le ha ido en ellos. Nunca ha entrado en bancarrota personal, pero sí empresarial, hasta seis veces, tras la compra de casinos que no salieron bien, algunas incluso con bonos basura. Tras refinanciar deudas y pedir créditos, tuvo que declararse “roto”. Pero en 2016, cuando entró en política y aún no sabemos cómo se hizo con el poder, estaba montado en el dólar.
Pese a su oscurantismo al hablar de su patrimonio y sus inversiones, la agencia Associated Press ha publicado que Trump tiene participación en 500 empresas de una veintena de países diferentes. El presidente difundió en mayo de 2016 una lista de sus empresas (104 páginas, ahí es nada) que ofrecía muy pocos detalles acerca de las deudas de cada una de ellas, las ganancias que generan o sus fines.
Nunca un presidente estadounidense llegó a la Casa Blanca con tantos intereses económicos, diseminados en tantos países, y dando a conocer tan poco acerca de ellos. Las dudas se dispararon sobre sus intereses ocultos para ajustar las normas, los impuestos y la política exterior del país y beneficiarse de todo ello, personalmente o vía socios. Algo de eso ha habido, como la mayor reforma impositiva del país en 30 años (gloria para los millonarios como él).
Cuando se presentó a las elecciones, su fortuna era de 4.500 millones de dólares, según la revista Forbes. Era el millonario 324º del mundo. Luego se vio obligado a desprenderse de algunos negocios por incompatibilidad. Hoy tiene solamente 3.100 millones de dólares y es el rico número 766 del mundo. Tiene intereses en EEUU, Panamá, Brasil y el Caribe, esencialmente. En general, su dinero le llega del mundo inmobiliario, con la construcción de edificios significativos, casinos, resorts, hoteles y campos de golf. El valor de su marca, de su propio nombre, es incalculable.
El Washington Post sostiene que empresarialmente es más bien un “fanfarrón”, con éxitos puntuales y grandes fracasos. Y con muchos problemas en los tribunales: 1.900 litigios como denunciante y 1.450 como denunciado. Tuvo una fundación, pero debió cerrarla por problemas legales.
Trump Organization, la matriz
Trump prometió que se alejaría “totalmente” de sus negocios y los dejaría en manos de sus hijos Donald Jr., de 42 años y vicepresidente ejecutivo a cargo de desarrollo y adquisiciones de la empresa familiar The Trump Organization, y Eric, de 35, vicepresidente ejecutivo a cargo de desarrollo y adquisiciones en la firma familiar, bodeguero y filántropo. Al menos de cara a la galería así ha sido. Trump tenía otros juguetes entre manos.
El republicano tiene muchos intereses en el exterior, pero pocas propiedades. Desde que cerró casi todo lo que tenía en la década de 1990 como consecuencia de su fallida incursión en el mundo de los casinos, ha preferido cuidar el dinero y sellar acuerdos en los que explota su nombre. La Torre Trump, en Nueva York, donde residía con su esposa Melania y su hijo pequeño, Barron, antes de trasladarse a Washington, es el más conocido. Vale 350 millones de dólares.
Actualmente, los alquileres están entre 2.800 y 3.700 dólares para los estudios y más de 4.600 para viviendas de un dormitorio, de 55 a 83 metros cuadrados. En venta, los precios han ido de los 650.000 dólares a los 24 millones.
Hay más edificios que llevan el nombre de Trump -Chicago, Jersey, Las Vegas... y también en Corea del Sur, Filipinas, Uruguay y Turquía- pero no todos son suyos. Los levantó, pero los tuvo que vender y, en ocasiones, partir, para poder salir de algún atolladero. No obstante, le llegan buenos ingresos de alquileres que aún mantiene.
En Indonesia, hizo un arreglo para ceder su nombre y servicios administrativos a un resort y un edificio residencial en Bali, propiedad de MNC, una compañía de bienes raíces manejada por un empresario muy activo en la política, Hary Tanoesoedibjo. En el informe de sus bienes de campaña, Trump dijo que había ganado entre uno y cinco millones de dólares en 17 meses en ese negocio y que tenía acuerdos similares en Turquía, Panamá, las Filipinas y la India.
Su socio en las Filipinas, E.B. Antonio, fue designado recientemente “enviado especial” de su país a Estados Unidos. Se cree que por pura influencia del presidente. Y Trump también ha sido criticado después de que el diario Economic Times de La India informase que recibió en la Trump Tower a socios comerciales indios siendo ya mandatario.
Antes de las elecciones la Trump Organization dijo que se proponía seguir haciendo negocios nuevos en otros países, pero lo cierto es que tuvo que bajar su nivel de actividad y de compras por las fuertes presiones, muchas por parte del Partido Republicano, para que no hubiera sospechas entre las actividades mercantiles y las públicas del presidente. La firma tuvo entonces que suspender acuerdos de explotación de imagen en hoteles de Brasil, Azerbaiyán y Georgia.
Sus joyas
Buena parte del patrimonio de Trump se concentra en cuatro edificios, según la revista Forbes, que estudia sus bienes desde hace casi 40 años. Tres de ellos se encuentran en Manhattan: un edificio de oficinas del que es propietario único en Wall Steet y tres en los que tiene una participación: la ya citada Trump Tower y una torre de oficinas vecina, también en la isla. El cuarto edificio está en San Francisco. La revista calcula que los cuatro edificios representan unos 1.500 millones de dólares, después de descontada la deuda hipotecaria. Eso es el 40% del patrimonio total de Trump.
Trump tiene, además, participación en un hotel de Chicago y en otro en Las Vegas, además del Trump Internacional Hotel de Washington. Clubes de golf, colonias... El magnate comenzó a diversificar en los 2000, apostando por cosas que personalmente le gustan y le entretienen. Su hobby favorito es, sin duda, el golf, y la Trump Organization tiene 17 campos y piensa abrir otros dos en Dubai. 306 millones de dólares le generan, por ahora.
Trump produce trajes, corbatas, gemelos y gafas, además de una colonia, Success by Trump. También hay muebles, un agua y vinos marca Trump. Ahí se ve la influencia de su hija Ivanka, dicen sus allegados.
El presidente ha escrito varios libros (El arte de la negociación, Por qué queremos que seas rico y Piensa en grande y patea traseros en los negocios y en la vida) que le generaron entre uno y cinco millones de dólares en los 17 meses previos al informe de sus estados financieros de 2016.
Otras iniciativas no han sido tan exitosas: la Trump Entrepreneur Initiative, como fue rebautizada la Trump University, que ofrece seminarios sobre bienes raíces, reportó ingresos de solo 13.000 dólares. Después de la elección, Trump dijo que pagaría 25 millones de dólares para resolver tres demandas en las que se afirma que la universidad fue un fraude. El mandatario electo, no obstante, no admitió haber cometido infracción alguna.
De impuestos no hablo
Cuatro años se ha pasado el mundo esperando la declaración de impuestos de Trump, por si podría arrojar más luz acerca de sus intereses, pero el magnate se ha negado en redondo a hablar del tema. Como presidente, no está obligado a dar detalles de sus finanzas personales hasta el segundo año de su mandato, pero es que ni en el segundo, ni en el tercero, ni en el cuarto...
Sin embargo, en precampaña, el New York Times publicó que sólo pagó 750 dólares en impuestos federales sobre la renta en 2016, el año en que ganó las elecciones. Y que en 15 años, se ha escaqueado de pagar impuestos durante diez. El aún presidente lo niega.
“Muchos de sus negocios más conocidos, entre ellos sus campos de golf, reportan pérdidas de grandes cantidades de dinero; estas pérdidas le han ayudado a disminuir sus impuestos a pagar”, dice el diario. “La presión financiera que enfrenta aumenta, pues cientos de millones de dólares en préstamos que garantizó personalmente están próximos a vencer (...). Aún al declarar pérdidas, ha mantenido un estilo de vida lujoso al deducir de impuestos algunos gastos que la mayoría de personas consideraría como gastos personales, entre ellos residencias, aviones y 70.000 dólares en peluquería para apariciones en televisión”, concluye.
Al perder la impunidad de la Casa Blanca, va a tener mucho que explicar...
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