El 'ministrómetro': María Jesús Montero y Yolanda Díaz, a la cabeza
Las caras más visibles y las victorias políticas durante las dos primeras semanas del Gobierno
Dos semanas lleva ya el nuevo Gobierno de coalición. Se acabó el tiempo del ‘en funciones’. Y los ministros del PSOE y de Unidas Podemos han echado a andar, con una cohesión que ha sorprendido hasta dentro de sus propios partidos. Pero ya hay algunos que empiezan a destacar y van más rápidos que sus compañeros.
Sánchez ha formado un amplísimo gabinete, con cuatro vicepresidentes y 22 ministerios. Un complejo ecosistema en el que conviven desde comunistas hasta perfiles liberales y que ya tienen sobre sus mesas algunos de los grandes proyectos de la legislatura. Todos a las órdenes del presidente, algunos empiezan a lucirse ya y otros tienen un perfil más bajo y están terminando de perfilar sus equipos.
Y algunos ya acaparan titulares y suman victorias políticas. Entre ellos, empieza a destacar María Jesús Montero, ministra de Hacienda pero especialmente por su papel como nueva portavoz del Ejecutivo. En apenas dos ruedas de prensa ya le ha cogido el tranquillo a la sala de La Moncloa y se ha convertido en uno de los rostros más solicitados por los medios. Por ejemplo, el fin de semana pasado llevó el peso comunicativo con sus entrevistas en La Sexta Noche y El País.
Montero ha marcado ya su propio perfil estas dos semanas (parece que había entrenado en Navidad), presume de hablar claro y hasta ha pedido perdón a su manera a los periodistas por el silencio del Gobierno en las semanas anteriores prometiendo además conciliación. Por ahora no ha cometido ningún fallo comunicativo y ha sabido contestar de manera solvente a todo tipo de cuestiones.
Y un debut lleno de titulares está teniendo la nueva ministra de Trabajo, Yolanda Díaz (Unidas Podemos). Ha conseguido uno de los primeros logros del Gobierno de coalición: un acuerdo con patronal y sindicatos para aumentar este año el salario mínimo hasta los 950 euros. Era una de las grandes promesas del nuevo Ejecutivo y ella le ha puesto cara.
Otro miembro que puede presumir de haber protagonizado titulares estos días es la vicepresidenta cuarta del Gobierno y ministra de Transición Ecológica y para el Reto Demográfico, Teresa Ribera. Sánchez la tiene en muy alta estima y su figura salió muy reforzada al organizar en tiempo récord la Cumbre del Clima en Madrid por la situación en Chile. UP amagó con quedarse ese área, pero el presidente tuvo claro que lo quería para ella y además la reforzó subiéndola a Vicepresidencia. Ha conseguido aprobar en la tercera reunión la declaración de emergencia climática, como ya hizo el Parlamento Europeo, y el compromiso de poner en marcha en cien días las medidas para eliminar las emisiones de CO2 en 2050.
Una medida estrella en este inicio ha sido subir el sueldo de los funcionarios un 2%, con efectos del 1 de enero. Esta iniciativa ha supuesto el debut en la rueda de prensa del Consejo de Ministros de uno de los fichajes de Sánchez: la canaria Carolina Darias. La ministra de Política Territorial y Función se pone esa medalla, aunque también la capitalizó Montero como portavoz al anunciarlo primero en la rueda.
Muchas miradas están puestas durante estas primeras jornadas en Pablo Iglesias, como vicepresidente segundo de Derechos Sociales y para la Agenda 2030. Su flamante debut se vio a las pocas horas enturbiado por el comunicado del Poder Judicial pidiéndole mesura por sus declaraciones en las que decía que los tribunales europeos habían “humillado” a los españoles en el caso del procés. No obstante, ha servido para ver el cierre de filas que hay ahora mismo en Moncloa, al emitirse un comunicado apoyándole y en la necesidad de abrir una etapa de diálogo. Su papel ha sido clave en estas últimas horas en la negociación del SMI, que Sánchez dejó en sus manos y en las de Díaz.
El aterrizaje del nuevo Gobierno ha coincidido con la polémica sobre la exigencia de Vox del veto parental en la Región de Murcia. En un primer momento, tras el Consejo de Ministros, salieron a hablar de ello las ministra de Educación, Isabel Celaá, y de Igualdad, Irene Montero. Pero al final es Celaá la que se ha convertido en el rostro en esta polémica por sus palabras sobre que los hijos no pertenecen a los padres.
Irene Montero era de los nombres más mediáticos de UP al llegar al Ejecutivo. Y en estos primeros días dos asuntos también han afectado a su nuevo papel. Uno fue que al final se envió al ministro de Sanidad, Salvador Illa, junto a la reina en un acto sobre igualdad y no a ella. Desde Moncloa dicen que eso se debe a que ya estaba programado anteriormente para que fuera María Luisa Carcedo, que ha salido del Ejecutivo y sus competencias sanitarias han pasado ahora al catalán. Y tuvo que sortear también otro momento su departamento cuando la nueva delegada del Gobierno contra la violencia de género, Victoria Rosell (UP), llegó a plantear la posibilidad de aplicar el 155 en Murcia por el veto parental. Al poco matizaría que se trataba de una ironía y se echaba para la atrás la idea.
Anteriormente Igualdad pertenecía la Vicepresidencia Primera. Carmen Calvo se dedica ahora principalmente a los asuntos políticos y durante estos primeros días el foco ha estado en ella cuando se ha pronunciado sobre la reforma del Código Penal, que podría incluir cambios en el delito de rebelión -lo que ha provocado una airada respuesta de la derecha que se cree que se hace para que Oriol Junqueras pudiera salir antes de la cárcel-. Los socialistas niegan que se trate de un acuerdo que vaya a la Mesa de Diálogo con la Generalitat y dicen que se tratará en el Congreso.
Calvo también ha acaparado noticias estos días por varios asuntos con mucho carácter simbólico e ideológico. Quiere que el Congreso se quite la coletilla “de los Diputados” para que sea un lenguaje inclusivo y ha avanzado que pretende que la Iglesias pague el IBI en todos los edificios que no estén afectos a sus funciones como religión. Y una reunión clave ha tenido esta semana: con el nuevo nuncio en España, Bernardito Auza. Lo único que ha trascendido es que hubo un clima “cordial y colaborativo”.
Nadia Calviño, ahora vicepresidenta tercera del Gobierno para temas económico, sigue fiel a su estilo: discreta y sin levantar polémica. Ella sigue como hasta ahora trabajando principalmente en las sombras: una de sus grandes misiones ha sido aportar tranquilidad sobre el nuevo Gobierno tanto en la reunión del Eurogrupo como en el Foro de Davos. “Ningún mensaje de inquietud, hay curiosidad, pero en ningún caso inquietud”, ha dicho sobre los comentarios que la hecho los inversores sobre el Ejecutivo con Podemos en este encuentro con la élite mundial económica.
Muy enfocada en la economía debía de estar la ministra de Exteriores, Arancha González Laya. Esa era la idea de Sánchez, pero la nueva titular se ha encontrado con dos frentes estos días. Uno es el pulso con Marruecos, que intenta apropiarse unilateralmente de aguas próximas a Canarias. De hecho, este viernes iba al país vecino como presentación y se encontró con este contencioso. El otro: ser la encargada de recibir a Juan Guaidó en Madrid mientras Sánchez está en otros actos fuera de la capital.
Y Venezuela está marcando la segunda etapa de José Luis Ábalos. El todopoderoso ‘número tres’ del PSOE y titular de Transportes, una de las voces más autorizadas del Ejecutivo, se ha encontrado con un foco polémico: su reunión con la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, en el aeropuerto de Barajas. Ella tiene prohibido el ingreso en territorio de la UE como parte de las sanciones acordadas por Bruselas. El titular español ha dicho que fue por casualidad, ya que él fue a ver al ministro venezolano de Turismo, Félix Plasencia, que iba en el mismo avión que la vicepresidenta y que los dos son amigos. La oposición ha iniciado ya una dura ofensiva para pedir explicaciones.
Al discreto Salvador Illa (PSC), en Sanidad, le ha cogido por sorpresa nada más llegar la situación creada por los casos de neumonía del coronavirus en la provincia de Wuhan (China). Ha reunido a todas las autonomías y se estudiaron dos casos sospechosos en España, pero finalmente han sido negativos.
Más tranquilos y sin hacer ruido están los ministros de Ciencia (Pedro Duque) y Universidades (Manuel Castells). El segundo, uno de los grandes fichajes impulsado por los ‘comunes’, está haciéndose ahora con su departamento y cerrando su equipo. En clave interna se ha movido asimismo estos días el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, que quiere encarar esta segunda legislatura con nuevas personas de confianza y, por eso, ha nombrado como secretario de Estado de Seguridad a Rafael Pérez y a María Gámez como la primera mujer al frente de la Guardia Civil.
De photocall en photocall. El nuevo ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, ha llegado en plena temporada de premios cinematográficos y musicales. Siempre con una gran sonrisa, está intentando ganarse a un sector que ha recibido con tristeza el cese de José Guirado. Sánchez buscaba un perfil más político y también más inclinado hacia el deporte, por lo que el sector cultural está un poco receloso estos días.
De las caras más populares en el Gobierno, Alberto Garzón todavía no ha conseguido su momento de gloria. Por ahora se ha llevado alguna reprimenda, pero desde fuera. Las asociaciones de fiscales mostraron su malestar contra el ministro de Consumo por su desconocimiento sobre la Fiscalía al decir que dependía jerárquicamente del Gobierno. Y lo que se vislumbra ya es una lucha con el sector del juego, que ha emitido un comunicado acusándolo de “criminalizar” el sector. Uno de los objetivos del Gobierno es frenar la expansión de las casas de apuestas y limitar su actividad para proteger especialmente a los más jóvenes.
En plena guerra de poderes entre el Ejecutivo y el Judicial está transitando sus primeros días el nuevo ministro de Justicia, Juan Carlos Campo. Por ahora, se ha dedicado a hacer una cerrada defensa del nombramiento de Dolores Delgado como fiscal general del Estado y también apunta a esa reforma del Código Penal: cree que los actuales tipos de sedición y rebelión son más propios de finales del siglo XIX y principios del XX. Otra de sus aspiraciones es una renovación pronta del Consejo General del Poder Judicial, aunque no parece fácil la relación ahora con el PP.
Sigue en sus despachos en esta nueva etapa Margarita Robles, Luis Planas y Reyes Maroto en Defensa, Agricultura e Industria, respectivamente. Por ahora no ha sido su momento, ni para bien ni para mal.
El ‘ministrómetro’ está que arde.