Miles de polacos protestan por la "guerra" migratoria en la frontera con Bielorrusia
La ultraderecha hace una demostración de fuerza en plena crisis con su vecino, acusando a Rusia de "atacar sus fronteras". Nacionalismo y religión exacerbados.
Decenas de miles de personas desfilaron este jueves por las calles de Varsovia y denunciaron que el país está “en guerra” por la situación en la frontera con Bielorrusia, en tensión por la presión de cientos de inmigrantes que intentan cruzar a territorio de la Unión Europea (UE).
Más de 100.000 manifestantes, según los organizadores, recorrieron las calles de la capital desde el mediodía para conmemorar el Día de la Independencia, en una jornada marcada por la situación en la frontera del este del país.
El viceministro de exteriores polaco, Stanisław Żaryn, alertó a última hora de que ha vuelto a aumentar el número de migrantes concentrados en la frontera y afirmó que “el escenario que se maneja es que volverán los asaltos masivos” en la zona.
En la concentración previa a la marcha que cruzó el centro de Varsovia los organizadores aludieron constantemente a la situación en la frontera y afirmaron que “Polonia está en guerra” y que “atacan por el este desde Moscú, desde el oeste desde Alemania, desde la Unión Europea y desde todo el mundo”.
“Damos las gracias a nuestros soldados en la frontera, por su peligroso trabajo y por proteger a nuestra patria”, exclamó uno de los portavoces de los organizadores de la marcha, que en los años anteriores fue escenario de enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y miembros de movimientos de ultraderecha.
Una situación desesperada
La Guardia de Fronteras polaca difundió en la tarde tres vídeos en los que se puede ver a niños acampados frente a la alambrada fronteriza en la zona de Kuznica, donde recientemente se produjeron intentos masivos de traspasar la barrera.
Los vídeos se acompañaban de la frase: “más instrucciones a los niños bielorrusos, más material para la propaganda, los niños despiertan más emociones”, como denuncia de la presunta manipulación de menores para utilizarlos con intereses políticos por parte del régimen de Minsk.
Por la mañana, la propia Guardia de Fronteras informó de 468 nuevos intentos de cruzar ilegalmente la frontera y precisó que se emitieron órdenes de expulsión contra 42 ciudadanos extranjeros.
Desde principios de año la Guardia Fronteriza registró más de 32.000 intentos de ingresar ilegalmente a territorio polaco desde Bielorrusia, casi 17.300 sólo en octubre, unos 7.700 en septiembre y más de 3.500 en agosto.
Nacionalismo y religión
En Varsovia, tras entonar el himno nacional polaco varias veces, así como varias canciones nacionalistas e himnos religiosos, la multitud completó el recorrido en el Estadio Nacional, donde tuvo lugar un concierto de grupos de música ultranacionalistas.
La manifestación estuvo encabezada por una representación de la policía militar, seguida de varios grupos ultranacionalistas como el ONR (Campo Nacional Polaco), que recientemente fue calificado como “fascista” en una sentencia judicial por propugnar “una Polonia homogénea”.
En el transcurso de la manifestación se pronunciaron consignas contra Rusia, y “todos los enemigos de Polonia”, así como en favor de “estar preparados para una guerra”.
A este grupo le acompañaban grupos de España y Hungría que también exhibían simbología de estética ultra, así como grupos religiosos en procesión con una imagen de la Virgen.
En conversación con Efe, un oficial de policía aseguró que en la edición de este año no hubo incidentes violentos, al contrario que en años anteriores en que, dijo “hubo una guerra urbana”.
Sin embargo, proliferó el uso de bengalas, que fueron prohibidas hace dos años, así como las pancartas con mensajes homófobos y el lema “Dios, honor y patria”, así como retratos del líder opositor Donald Tusk (expresidente del Consejo Europeo) que fueron quemados.
En varias ocasiones, grupos descontrolados trataron de provocar a la policía y a los periodistas, pero en ningún caso llegaron a registrarse incidentes.
A medida que transcurrieron las horas, la mayoría de los asistentes a la manifestación se dispersaron y se redujo su número hasta sólo quedar los integrantes de grupos nacionalistas.
La oposición de la oposición
El alcalde de Varsovia, el opositor Rafal Trzaskowski, solicitó que no se celebrase la marcha para evitar incidentes violentos como los que se dieron hace unos años, y su solicitud fue atendida por un juzgado de la ciudad.
Sin embargo, la decisión del Gobierno de convertir el evento en “nacional” hizo que finalmente se celebrase, a pesar de que parte del recorrido previsto transcurrió por zonas que están en obras.
“Han entregado una fiesta nacional a los ultras, a quienes no respetan a quienes no piensen como ellos”, denunció el alcalde este jueves en sus redes sociales.
Tanto el presidente polaco, Andrzej Duda, como el primer ministro, Mateusz Morawiecki, declinaron participar en la marcha, si bien Morawiecki participó en el homenaje al soldado Desconocido que tuvo lugar previamente a la manifestación.
Fuentes gubernamentales destacaron que el despliegue policial este año fue el mayor de los últimos años, y que parte de los efectivos desplegados serán trasladados a la frontera bielorrusa en los próximos días para unirse a los aproximadamente 15.000 que ya están desplegados en la zona.
El bloque occidental se mueve en la ONU
Mientras, los estados miembros occidentales del Consejo de Seguridad de la ONU han condenado este jueves en una sesión de urgencia que el Gobierno de Bielorrusia ponga vidas de seres humanos “en peligro” con “fines políticos” con la “instrumentalización orquestada” de los migrantes.
Estados Unidos, Reino Unido, Estonia, Francia, Irlanda, Noruega y Albania han emitido una declaración conjunta en el marco de la reunión del Consejo sobre la situación, que, han lamentado, tiene el “objetivo de desestabilizar a los países vecinos y la frontera exterior de la UE”.
Esto, según la declaración, busca, a su vez, “desviar la atención” de las “crecientes violaciones de Derechos Humanos” ejercidas por parte de Minsk, informa la agencia de noticias DPA.
“Esta táctica es inaceptable y exige una fuerte reacción y cooperación internacional para que Bielorrusia rinda cuentas. Demuestra cómo el régimen de (el presidente, Alexander) Lukashenko se ha convertido en una amenaza para la estabilidad regional”, han advertido los mencionados países.
De este modo, han reclamado a las autoridades bielorrusas que pongan fin a “estas acciones inhumanas” y que “no pongan en peligro la vida de las personas”, al tiempo que han solicitado que las organizaciones internacionales “tengan acceso inmediato y sin obstáculos a las personas que se encuentran allí para prestarles ayuda humanitaria”.
En este sentido, ha expresado su “profunda preocupación por la grave situación de los migrantes”, por lo que han insistido a Minsk que “proporcione y facilite una protección y atención adecuadas.”
El embajador adjunto de Rusia ante la ONU, Dmitry Polyanskiy, ha rechazado las acusaciones de los países occidentales del Consejo y ha acusado a Polonia y Lituania de maltratar a los migrantes.
“Hay muchos casos en que los guardias fronterizos polacos y lituanos golpean a los migrantes y los empujan de regreso al territorio bielorruso”, ha dicho el embajador de Moscú, aliado de Minsk, recoge la cadena BBC.
Posible “conflicto militar”
Por otro lado, los ministros de Defensa de los países bálticos han advertido de que los cuellos de botella de migrantes, que según la UE están siendo creados deliberadamente por Minsk, amenazan una amplia sección del flanco oriental del bloque, e incluso podrían desencadenar un conflicto militar.
“Se reúnen grandes grupos de personas y se les transporta a la zona fronteriza, donde se les obliga a cruzar la frontera ilegalmente. Esto aumenta la posibilidad de que se produzcan provocaciones e incidentes graves, que también podrían extenderse a la esfera militar”, han avisado en una declaración conjunta Kalle Laanet, de Estonia, Artis Pabriks, de Letonia, y Arvydas Anusauskas, de Lituania.
El miércoles, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, aseguró que el bloque europeo y Estados Unidos coordinarán sus acciones para responder al “ataque híbrido” de Bielorrusia contra las fronteras europeas, incluyendo sanciones contra aerolíneas que “faciliten el tráfico de seres humanos” a Minsk.