¿Será la masacre de Bucha un punto de inflexión en la guerra?
No toda Europa opina igual, a pesar del sentimiento común de indignación por el trato a los ucranianos.
La recientemente desvelada masacre de Bucha, una ciudad ucraniana que fue tomada por el ejército ruso, parece haber llevado la guerra a un nuevo nivel de horror. ¿Puede ser suficiente para que Occidente decida ir un paso más allá?
Sigue leyendo para descubrir cómo puede cambiar el curso de la guerra.
Bucha, una ciudad a 25 kilómetros de Kiev, fue tomada por el ejército ruso a comienzos de marzo como parte del plan para conquistar la capital.
Fue un frente en el conflicto desde el principio y alrededor del 30 de marzo, las fuerzas rusas comenzaron a retirarse de la región, al parecer debido a la escasez de recursos, por lo que los periodistas han podido acceder de nuevo a la asediada ciudad.
La agencia Associated Press ha publicado un reportaje de Bucha en el que se muestran cadáveres en las calles, con las manos atadas a la espalda y heridas en la nuca.
Al menos 400 personas han sido asesinadas en Bucha, muchas de ellas con ropa civil.
Los fiscales ucranianos aseguran que las fuerzas rusas utilizaron el sótano de una casa como cámara de torturas.
Las imágenes por satélite muestran también una fosa común de 14 metros de largo en la ciudad.
Rusia se apresuró a negar cualquier implicación, alegando que “todas las tropas rusas se retiraron completamente de Bucha” a finales de marzo y que los cuerpos que se ven en las fotografías fueron colocados estratégicamente por los ucranianos para difundir fake news contra el régimen. Esta afirmación fue desmentida enseguida por otras imágenes de satélite que se remontan al 19 de marzo, en las que se pueden ver cadáveres tirados por la calle cuando la ciudad aún estaba ocupada por los rusos.
Moscú ha rechazado cualquier acusación de crímenes de guerra y afirma que los “radicales ucranianos” son los culpables de la masacre de Bucha, ya que “ni un solo civil” se enfrentó a las fuerzas rusas.
El profesor Michael Clarke, analista militar, ha declarado a Sky News que la masacre probablemente se debió a que los soldados rusos actuaban en “pequeños grupos de amigos”. Según Clarke, estos grupos de amigos se descontrolaron porque los habitantes de Bucha habían decidido seguir con su vida con normalidad cuando Rusia invadió la ciudad.
El Consejo de Seguridad de la ONU se ha reunido este martes 5 para debatir sobre los crímenes de guerra que podría haber cometido el ejército ruso, tal y como asevera el presidente ucraniano Volodimir Zelenski.
La ONU define los crímenes de guerra como una grave violación del derecho internacional humanitario contra civiles o “combatientes enemigos”.
Occidente ha acusado repetidamente a Rusia de cometer crímenes de guerra en las últimas semanas, y la Corte Penal Internacional ya ha abierto una investigación al respecto.
La condena contra Rusia no ha hecho más que intensificarse desde que la masacre de Bucha saltó a las noticias.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha pedido un juicio por crímenes de guerra contra Putin, al que tacha de “criminal de guerra”.
La ministra de Asuntos Exteriores alemana, Annalena Baerbock, ha declarado que las fotografías muestran la “increíble brutalidad de los dirigentes rusos y de quienes siguen su propaganda”, mientras que el presidente francés, Emmanuel Macron, ha confirmado que ahora hay “pruebas claras de crímenes de guerra” en Bucha.
La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, también ha asegurado estar “horrorizada” por la masacre y que las fotografías plantean “cuestiones inquietantes sobre posibles crímenes de guerra, graves violaciones del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos”.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha calificado la masacre de Bucha de genocidio.
Zelenski visitó Bucha en su primer viaje fuera de Kiev desde que comenzó la guerra en febrero y le costó contener las emociones al ver en primera persona la devastación. Afirmó que los civiles de estas ciudades liberadas han sufrido un trato “no visto ni siquiera durante la ocupación nazi hace 80 años”.
El domingo, Zelenski confirmó “cientos de civiles asesinados, torturados y ejecutados”, y dijo que los “cadáveres en las calles son una trampa. Incluso los cuerpos de los muertos son una trampa”.
“Llegará el día en que todos los rusos sepan la verdad sobre quiénes de sus conciudadanos asesinaron, quiénes dieron las órdenes y quiénes hicieron la vista gorda”, prometió.
Vladimir Klichkó, hermano del alcalde de Kiev, también ha asegurado que Bucha es una prueba de genocidio.
Este brutal ataque viene a dar impulso a las teorías que aseguran que Rusia pretende destruir Ucrania. Anteriormente, Moscú había alegado que quería “liberar” a su país vecino de la supuesta “nazificación” de su gobierno, pese a que no hay pruebas de que haya nazis gobernando en Ucrania.
Las autoridades ucranianas han pedido más sanciones contra Moscú tras las “violaciones, torturas y asesinatos” de los soldados rusos.
El ministro de Asuntos Exteriores del país, Dmytro Kuleba, ha declarado: “Las medias tintas ya no son suficientes. Exijo a nuestros socios, en nombre de las víctimas de Bucha y del pueblo de Ucrania, que adopten sanciones más severas contra Rusia esta misma semana”.
El presidente francés, Emmanuel Macron, se mostró de acuerdo en que la masacre implica la necesidad de nuevas medidas contra Rusia:
“Estoy a favor de una nueva ronda de sanciones, en particular sobre el carbón y la gasolina. Tenemos que actuar”.
Sin embargo, no toda Europa opina igual, a pesar del sentimiento común de indignación por el trato a los ucranianos.
Polonia está presionando para que Europa se desvincule lo antes posible de la energía rusa, mientras que Alemania quiere eliminar gradualmente el combustible procedente de Rusia en los próximos meses.
Mientras tanto, Reino Unido ha pedido que se suspenda a Rusia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU por sus crímenes de guerra.
La masacre en sí misma podría no haber cambiado el enfoque de Rusia. Putin ha redirigido ahora sus fuerzas lejos de Kiev debido a la resistencia ucraniana.
Los soldados se centrarán ahora en la región del Donbás, que incluye la ciudad de Mariupol, ya que Rusia busca dominar el sureste.
El acceso a la segunda ciudad más grande de Ucrania, Járkov, está ahora bloqueado, según el Estado Mayor ucraniano, que ha añadido: “El enemigo está reagrupando tropas y concentrando sus esfuerzos en una ofensiva en el este de nuestro país”.
Por el momento, se cree que dos tercios de las tropas rusas están de camino a Bielorrusia o ya están allí para recibir suministros y refuerzos.
Se espera que los combates disminuyan significativamente a lo largo de esta semana mientras el resto de las fuerzas rusas se retiran y se reagrupan para un nuevo despliegue en el este de Ucrania.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.