Más Madrid, preparado para ser el nuevo Podemos
Una euforia incontenible y contagiosa se propaga estos días entre los purgados de Podemos. Hay que liderar el descontento. Deprisa, deprisa, porque a Íñigo Errejón —el disidente de Pablo Iglesias de los buenos resultados el 26-M— le ha salido un competidor, Ramón Espinar. No es peligroso, pero puede cundir el ejemplo, aunque llega tarde. En los alrededores del ‘errejonismo’ se lleva fraguando un Más España —llamémosle así aunque a muchos internamente les produce alergia— casi desde el día después de Vista Alegre II.
Solo que entonces, los temores del propio Errejón a la palabra traidor y la falta de una ventana de oportunidad, le frenaron. Ahora, “con el batacazo de Podemos en las municipales y autonómicas y los resultados obtenidos en solo unos meses por la plataforma de Más Madrid, parece evidente que ha llegado el momento. Hay un espacio y tenemos la obligación de recoger ese apoyo que nos han dado y recuperar la ilusión de la gente”, apunta un destacado miembro del equipo de Manuela Carmena.
Hay quienes insisten en que queda tiempo durante los cuatro años que restan para las próximas elecciones. Y que esta vez se puede ir despacio. Lo primero es asentar la construcción de Más Madrid. Luego, tocar el cielo, pero con los pies en el suelo, al estilo Manuela. Sin embargo, a los ‘errejonistas’ se les ha hecho tan larga la travesía del desierto que hay cierta unanimidad en que “antes de que acabe el año, habrá un congreso”.
La descomposición del Podemos de Pablo Iglesias —ese que ha saltado por los aires el 26 de mayo, según Ramón Espinar— ha puesto todas las miradas sobre los personajes que pueden encontrar el pez de oro entre tantos pescador de río revuelto. Y no parece que Espinar vaya a ser el capitán que encabece el levantamiento de los descontentos, pese a su dura tribuna, detallando las cinco crisis de la organización de su hasta hace seis meses líder. Crisis de resultados, crisis orgánica, crisis de alianzas, crisis de análisis (concatenación de excusas) y crisis de proyecto.
Pero... ha sido Más Madrid, la candidatura de Íñigo Errejón la que casi ha triplicado en votos la de Unidas Podemos por la Comunidad de Madrid. Errejón ha encontrado el hueco en los resultados de la capital; y ha sido Manuela Carmena quien se va con el 30% de los votantes a sus espaldas. “Iñigo ha aprendido mucho al lado de Manuela estos meses, mucho. Llegó con esa cultura y mantras de Podemos, hablando de “nuestra gente” y ahora se ha dado cuenta ya de que hay que hablar de la gente, de toda, si lo que pretendes es el voto trasversal. Ha estado escuchando y ha hecho un trabajo muy inteligente de chupar su discurso y la praxis. De observar y apuntar qué tiene Carmena para que la voten distintos perfiles”, subraya un colaborador de ambos en Más Madrid, que observa con cierta ironía los intentos de Ramón Espinar por liderar ahora a los herederos del 15-M que ven ya cómo el actual Unidas Podemos se caricaturiza tras los resultados del 26-M, queriendo ser una comparsa del Gobierno de Pedro Sánchez.
La brecha que se ha abierto en Madrid es “esencial para ahora ponernos de acuerdo en otros territorios y montar algo más ambicioso y grande. Hay que olvidarse de tu pequeño mundo y mirar al horizonte”, apuntan las mismas fuentes.
El proyecto de Espinar de lanzar su liderazgo —así lo interpretan sus viejos colegas— forma parte de ese pequeño mundo que rodea a Pablo Iglesias, que aún es clave porque cuenta con 42 diputados en el Congreso y los necesita Pedro Sánchez, pero que parecen desnortados. “Que Espinar ahora quiera liderar lo que queda de ese grupo es tremendo. Si trata de ponerse al frente de la jugada en una presunta Asamblea de otoño, lo va a tener difícil. Dudo mucho que los secretarios generales le apoyen, los que pueden miran los resultados de Errejón en Madrid o de Kichi en Cádiz y no creo que se fíen de Ramón, que hace solo seis meses estaba con Pablo” apunta uno de los fundadores de Podemos, en quien pese a la deriva de los hechos, todavía cabe la capacidad de asombro.
“Es como la descomposición de UCD”, apunta otro ex compañero de Iglesias, “solo que cuando Suárez dimitió del CDS ya no quedaba nada de lo que dimitir”. “Pablo ha decidido suicidar a la organización después de los resultados en Madrid. Ha entrado en la guerra de posiciones, cuando la dependencia del conjunto del sistema cuelga de él y no sabemos si alguien le va a poner freno, pero caminan dispuestos a ese suicidio. Tengo mis dudas de que Kichi (Cádiz) o Nacho Escartín (Aragon), o Antonio Montiel en Valencia -serían muchos más- vayan a apoyar a Ramón, ahora resulta que defensor de los valores del Podemos inicial”.
Ninguna de las personas consultadas espera algo del Consejo Ciudadano Estatal que Pablo Iglesias e Irene Montero han convocado para este sábado y, desde luego, tienen dudas de que vaya a convocar un Vista Alegre III para el otoño, aunque la última palabra la tendrán la resolución de los pactos de Gobierno con Pedro Sánchez. Para muchos, es la baza que le queda a Iglesias.
Con esta piel de oso extendida sobre la mesa, lo que tienen claro fundadores de Podemos purgados y los colaboradores de Errejón y de Carmena es que “los cuatro años que vamos a estar sin elecciones nos permiten hacer las cosas mejor, con calma. Viendo lo que Íñigo ha aprendido de Manuela”, recoge un asesor en el ayuntamiento. “Y no cometiendo los viejos errores, los mismos que cometimos al definir la organización hace cinco años” apunta otra de las purgadas por Iglesias.
La lucha contra las prisas tras avanzadillas como la del propio Espinar “no nos van a hacer precipitarnos esta vez”. “Lo que dijo Íñigo el otro día sigue en pie, lo primero es asentar bien Más Madrid, construir, organizarnos. Hay un montón de gente que se sigue acercando a nosotros, incluidos voluntarios, para ver en qué nos pueden ayudar, en qué pueden colaborar. Está claro que hay una izquierda que se ha quedado huérfana sin Podemos, pero con calma. Eso no significa que no vayamos a mantener contactos con las organizaciones territoriales, ahora hay que gestionar el desencanto y el cabreo. Pero tenemos cuatro años, y eso no debe precipitarnos por más acelerones que nos quieran dar”, reflexionaba otra asesora ‘errejonista’.
El ejemplo Carmena
Y es que la sombra de Manuela es alargada. Vaya a ser o no alcaldesa—y en el ayuntamiento ya saben que no lo va a ser— la influencia de la jueza se ha quedado tatuada en más de una piel de sus colaboradores durante estos cuatro años. Aún sin saber que van a apoyar en Madrid, los “manuelistas” reconocen que incluso Begoña Villacís es una opción, con tal de que Vox no entre en el ayuntamiento de la mano de Martínez Almeida. Eso es pensar en los ciudadanos en conjunto, no solo en su propia gente.
Repuestos tras el golpe de la noche electoral, ahora “estamos hasta contentos, porque al igual que con Errejón, aquí también hemos visto que hay votos para una fuerza de izquierda realmente democrática” añaden, sentenciando que si Manuela termina por marcharse —lo previsible— lo lógico sería que su relevo al frente de la oposición fuese Rita Maestre, y no Marta Higueras, la mano derecha de la alcaldesa, una curranta pero con escasa empatía con nadie de los que la rodean, salvo la propia Carmena.
Total, que hay mucha tela que cortar incluso después de los pactos.