La Audiencia Nacional permitirá a la etarra Sara Majarenas vivir junto a su hija
La etarra había publicado una misiva afirmando que su hija la necesita ahora "más que nunca"
El juez de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis Castro, ha otorgado el segundo grado penitenciario a la presa de ETA Sara Majarenas para permitirle "continuar la convivencia" con su hija de tres años, que fue acuchillada por su padre en Valencia.
Para adoptar esta decisión, el juez tiene en cuenta las circunstancias excepcionales que tienen en este momento madre e hija y un informe del equipo técnico del juzgado que ratifica la necesidad de que estén juntas, "máxime en un caso tan excepcional como el que nos ocupa en que la situación de vulnerabilidad de la pequeña viene provocado por la bestial agresión".
Además, el juez valora un escrito de Majarenas del 6 de febrero en el que manifiesta su arrepentimiento y reconoce el daño causado y destaca que su prioridad y objetivo ahora es el cuidado de su hija.
La etarra había expresado en una carta publicada este jueves en dos diarios vascos, día en que su hija Izar, acuchillada por su padre, cumple tres años, que la pequeña la necesita "más que nunca" y advierte de que si viven separadas "no habrá reparación" física y psicológica para la niña.
Según la legislación penitenciaria, los menores no pueden vivir en la prisión con sus madres una vez que han cumplido esa edad, tres años, por lo que Izar debería abandonar hoy mismo el penal de Picassent (Valencia) donde convive con su progenitora.
El padre de la hija de Majarenas hirió con un cuchillo en una vivienda de Benifaió (Valencia) a la menor, por lo que tuvo que ser ingresada en el Hospital de la Fe. El juez autorizó a Majarenas a quedarse en el centro hospitalario hasta que se produjo el alta médica de la niña.
Majarenas fue condenada a 13 años de prisión por la Audiencia Nacional en 2007 acusada de integrar un comando de ETA que había planeado atentar contra militares y guardias civiles de Valencia, Murcia y de localidades de la Costa Brava.
En la misiva que publican los diarios Gara y Berria, Majarenas asegura que "lo más duro" de las cinco semanas que Izar ha estado hospitalizada para recuperarse de las heridas que le provocó su padre ha sido "estar separadas durante tres semanas" en las que "únicamente" se han visto "una hora cada tres días", afirma.
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Esto ha supuesto una "verdadera tortura" para la pequeña, dice su madre, que considera que ha añadido a su "grave cuadro, tanto físico como psicológico", una "acentuada ansiedad" por la separación.
El "sentido común" dicta en este caso que la niña "necesita a su madre más que nunca", afirma Majarenas, que recuerda que hoy la menor "sale a la calle" y "no puede volver a sentir que se separa" de su madre.
"Yo la necesito a ella y ella me necesita a mí. Si no, no habrá reparación posible. O por lo menos costará mucho más", asegura.
La reclusa reconoce que vive el "momento más difícil de su vida", que "nunca" imaginó que "pudiera ser víctima de la violencia machista" e incide en que lo ocurrido "no es un simple accidente" ya que a Izar la "intentó asesinar su propio padre con la única intención de dañar" a su madre y "a toda su familia", afirma.
INTERIOR REVISA EL CASO
El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ha asegurado este miércoles en el Senado que trabajan "desde el primer día" para que la etarra y su hija "puedan estar juntas", una situación que "no es fácil" porque antes se deben adoptar una serie de "prevenciones" debido a la violencia de la pareja de la presa de ETA.
Zoido se ha referido a esta cuestión a preguntas del senador de EH Bildu Jon Iñarritu, a quien le ha contestado con una defensa de la política en vigor en materia de dispersión en aplicación del Estado de Derecho. "Las decisiones no dependen del ministro, existen unos requisitos y unos informes médicos que hay que cumplir", ha dicho al ser preguntado sobre la situación de varios presos de ETA. "Excepciones, ninguna", ha enfatizado.