Los políticos de España, campeones en la negación de la voz emigrante
No nos dejan votar, no tenemos voz, no influimos.
Esta semana se han aclarado mucho las líneas del Gobierno actual respecto a los dos millones y medio de españoles fuera de España. Nos han dado un caramelito, que por cierto está caducado, que es el de la aprobación en el Senado de la derogación del voto rogado, que todos ellos han estado manteniendo con sus votos y omisiones.
Los del partido xenófobo fueron los únicos que votaron en contra. ¿Os sorprende? A mí no, pero tampoco echo de menos, ni ansío su apoyo. Curioso que desde que aprobaron el voto rogado en enero de 2011, cuando viajaban los representantes políticos al exterior, todos, absolutamente todos, estaban en contra de esta discriminación a la hora de votar, pero han tardado ocho años en empezar el camino a derogarlo.
Tontos no son, vaya por delante.
Retirándonos o dificultando la opción de votar lograban reducir los imprevistos de un colectivo emigrante que quisiera castigarles con sus votos. Si les retiramos el poco poder, y empujamos a que voten menos del 5% de la población emigrante, menos afectarán e influirán en nuestras decisiones, debían pensar los maquiavélicos políticos.
Mi cara de sorpresa cuando vienen los representantes al foro del Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior se repite cada año al ver la desfachatez y falta de ética tras escuchar sus discursos repetidos en bucle sobre lo mucho que piensan en nosotros, sobre su experiencia cuando estuvieron dos años en Bruselas (como emigrante de verdad, ya sabéis), y sobre la necesidad de tenernos en cuenta.
Pero en nuestro foro se les hace sentir queridos, en vez de sentir nuestro aliento en sus nucas y la presión por nuestra parte por la falta de cumplimiento de muchas de sus promesas y por los palos en las ruedas de la emigración.
Mucha culpa la tienen los políticos sí, pero igual cantidad de culpa la tienen los consejeros electos de muchos países que llegan a estos plenos sin ideas, sin ningún trabajo hecho y sin la intención de conseguir que se nos escuche. Van de turistas a Madrid. Cafés, Corte Ingles, copitas en alguna terraza madrileña, y vuelta a casa.
Los emigrantes deberían saber que cuando se vota a los Consejos de Residentes votan a quien les va a representar en Madrid y quien va a intentar sacar las castañas del fuego por su comunidad, ya sea en Brasil, Cuba o Bélgica.
El Gobierno de Pedro Sánchez ha jugado un movimiento magistral. El primer paso, estratégicamente, es perfecto para la coalición del Gobierno, poniendo a cargo de este Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones a un independiente.
Quizás debería llamarse de Exclusión, ya que desde el primer día en la Migraciones ha quedado claro que la parte de la E-Migraciones no importa mucho y nos excluyen.
José Luis Escrivá, del que no se duda de su pasado profesional, es perfecto para que impulse cambios en la poca estructura de ayuda a la emigración, y tanto Pablo Iglesias como Pedro Sánchez se encogerán de hombros y dirán que no es de su partido, no asumiendo los cambios por los que nos pueda llevar, y cómo afectará, o mejor dicho afecta ya, a la representación de los que estamos fuera.
En sus cuatro horas y media de comparecencia el pasado jueves, aparte de dar una lección magistral de como presentar información de una manera muy didáctica (ojala el resto de ministros pasados y futuros estuvieran a esta altura), se dejó claro que los emigrantes valemos 12 minutos de su discurso. Y no le culpo a él, vaya por delante, sino a todos los partidos políticos presentes, que no dedicaron ni un segundo en nuestro colectivo en sus preguntas.
Nadie se queja porque no haya NINGÚN partido en el arco parlamentario español que se preocupe de verdad por la emigración. No lo hay, por mucho que en los próximos meses viajen a Argentina, Uruguay y Brasil a hacer campaña para las elecciones de Euskadi y Galicia.
El ministro abrió nuevas vías sobre la emigración. Habló de revisar seriamente el plan retorno y que sea más minucioso. Destacó su idea sobre la necesidad de pensar en los niños y su posible retorno a España, facilitándose su habilidad lingüística en castellano… ¿un guiño a abrir más aulas ALCE en el resto del mundo, como solicitamos en muchas ciudades con miles de españoles emigrados?
Espero que el ministro, en su función, antes de recortar, tenga en cuenta las crecientes remesas de la emigración. Hace meses ya expuse que, en 2018, España recibió 10.864 millones de euros en remesas de emigrantes. Esta cifra era un 15,6% más que en 2017, según la compañía de transferencia de dinero Ria Money Transfer. El 09% del PIB español.
España es el cuarto receptor de remesas de la UE, sólo por detrás de Francia, Alemania y Bélgica, y en términos históricos, triplicando los 4.647 millones de euros de 1999.
Pero oigan, que las migajas que daban de vuelta a la emigración podrían retirarse completamente; total, eran una partida de unos 65,3 millones de euros para la atención de emigrantes españoles en el exterior, incluyendo prestaciones, atención sanitaria y apoyo al retorno. 65,3 frente a 10.864.
No nos dejan votar, no tenemos voz, no influimos.
El ministerio que acoge a los emigrantes nos ha cerrado un poco más las puertas con cada uno de los nombramientos. Todos los perfiles son números unos en el área de inmigración, pero ni uno solo de estos perfiles muestra que nos estén teniendo en cuenta.
Al no haber voces críticas y quejas, facilitamos que los recursos a un colectivo que no puede defenderse vayan disminuyendo.
Hace 611 días desde que nos reunimos en Madrid el 25 y 26 de junio de 2018 el Pleno del CGCEE. El Pleno de 2019 desapareció del mapa político y agenda de intereses de España de un plumazo. ¿Fue este el último pleno del único foro que da voz a la emigración?
Espero que no, y espero tener la oportunidad de pedir explicaciones como español de pleno derecho por su falta de interés y por seguir negándonos la voz… o que me digan de una vez que no tengo los mismos derechos.