Los epidemiólogos desmontan el discurso triunfalista de Madrid en la pandemia
No es 'sólo' la incidencia, es el exceso de mortalidad, la ocupación hospitalaria, la falta de refuerzo, las medidas contradictorias... "No se puede hablar de milagro madrileño".
“Ves las terrazas llenas, los restaurantes llenos, gente que va y viene, y dices: ‘Bueno, todo está bien’. Pero todo está bien si no miras las otras cifras”.
Esto es lo que piensa Pilar Serrano, secretaria de la Asociación Madrileña de Salud Pública (AMaSaP) y profesora de la Universidad Autónoma de Madrid, cada vez que trata de analizar la situación epidemiológica de la Comunidad de Madrid. Y entonces se siente “perpleja”.
A falta de cuatro semanas para que se celebren las elecciones autonómicas en la comunidad, el CIS ha publicado este lunes una encuesta en la que desvela que para tres de cada cuatro madrileños, la gestión de la pandemia influirá “mucho” o “bastante” a la hora de votar. Y frente a un 43% que la tacha de “mala” o “muy mala”, más de un tercio de los encuestados (un 36%) considera “buena” o “muy buena” la gestión madrileña de la crisis. No hay más que bajar a la calle para escuchar el argumento de que Madrid no lo ha hecho tan mal, ya que sin cerrar la economía, no tiene unos datos epidemiológicos tan ‘malos’.
Las réplicas al discurso triunfalista
Algo así es lo que dan a entender sus autoridades sanitarias cuando cada semana sacan pecho de las medidas que aplican (principalmente cierres perimetrales de zonas básicas de salud) mientras denostan las que acuerdan el resto de comunidades en el Consejo Interterritorial (como el cierre perimetral de las regiones en Semana Santa). Y ese tono triunfalista se desprende también del artículo Dando la vuelta a las cosas durante la segunda ola, publicado en The Lancet en febrero y firmado, entre otros, por el viceconsejero de Salud Pública y Plan Covid-19 Antonio Zapatero y por el director general de coordinación sociosanitaria Francisco Javier Martínez Peromingo.
Muchos epidemiólogos no sólo no comparten la visión de que Madrid diera bien la vuelta a la segunda ola, sino que una quincena de ellos ha contrastado —y desmontado— el análisis de Zapatero, y ha escrito a The Lancet para que quede constancia. La revista científica ya ha publicado cinco réplicas al escrito del viceconsejero.
Mario Fontán, residente de Medicina Preventiva y Salud Pública y autor de una de esas réplicas, considera que el texto inicial “hacía un análisis parcial de los datos, mientras que otros importantes los ocultaba o no los mencionaba”. “Al ver esto, quisimos dar nuestro punto de vista. Creímos que se obviaron datos que merecían ser aclarados”, explica.
En su respuesta, Fontán, Pedro Gullón y Javier Padilla contradicen el discurso triunfalista sobre los confinamientos de zonas básicas, señalando que cuando estos empezaron a aplicarse, la incidencia ya había comenzado a bajar en la comunidad. También echan en falta medidas adicionales de control y el refuerzo de la atención primaria y de la vigilancia epidemiológica, situando a Madrid como una de las regiones con menos capacidad de rastreo, donde sólo se traza el origen del 16,7% de los casos.
“La mortalidad es irreversible. No se puede hablar de milagro madrileño”
Pero poca gente se acuerda ya de los rastreadores. ¿Y de los muertos? “En la primera ola, la Comunidad de Madrid tuvo un exceso de mortalidad del 200% y, en el balance de todo el año 2020, sigue siendo la comunidad con mayor exceso de mortalidad, del 40%”, recuerda Pilar Serrano, secretaria de la Asociación Madrileña de Salud Pública (AMaSaP) y profesora de la Universidad Autónoma de Madrid. Serrano ya sabía estos datos desde hace tiempo, pero reconoce su sorpresa al comprobar este mismo lunes que, en el último informe publicado por el Instituto de Salud Carlos III, Madrid vuelve a llevarse la palma en exceso de muertes.
Entre el 21 y el 29 de marzo, Madrid ha tenido un 18% de exceso de mortalidad, esto es, han muerto un 18% más de personas que en el mismo período en años anteriores, siendo este un porcentaje “muy, muy por encima del de cualquier otra comunidad autónoma”, apunta la epidemióloga. Y añade: “En esto no hay matices; la mortalidad es irreversible. No se puede hablar de milagro madrileño”.
Cuando escuchan discursos triunfalistas sobre el caso de Madrid, en su sector se quedan “perplejos”, admite Serrano. “¿Cómo tiene que estar de mal la situación para que se considere mala? ¿Cuántas muertes nos tenemos que permitir para que sean asumibles? ¿A cuántos muertos al mes tenemos que llegar?”, plantea la profesora. “No se puede celebrar que las cifras mejoran porque hay diez muertos al día, y no 20 como la semana anterior. Eso es una barbaridad”, sentencia. “Sobre todo, cuando sabemos que hay maneras de frenarlo, y que tienen que ver sobre todo con estrategias de detección precoz y de vigilancia y control”, cita.
La importancia del “área bajo la curva”
Otro de los argumentos para defender la gestión de la Comunidad de Madrid es que en la tercera ola, y pese a tener medidas mucho más laxas que el resto de regiones, no tuvo picos de incidencia tan escandalosos como los de Extremadura, Castilla-La Mancha o la Comunidad Valenciana, que en ocasiones superaron los 1.000 casos por 100.000 habitantes. La realidad es que, actualmente, Madrid tiene una incidencia de 272, muy por encima de la media nacional (163), y superando con creces las tasas de Extremadura (120), Castilla-La Mancha (105) y Comunidad Valenciana (33).
Para Mario Fontán, “la pregunta no debería ser ‘cómo está Madrid ahora’, sino cómo ha estado y cómo sigue estando”. El epidemiólogo aconseja no fijarse simplemente en “tendencias puntuales o niveles concretos de la curva” —lo cual “desvirtúa” su significado—, sino en “el área debajo de la curva”. Y esto no es otra cosa que la cantidad de personas que, de forma acumulada, se han ido contagiando en un territorio.
“Lo importante no es tanto la línea de contagios, sino todo lo que queda por debajo de esa línea, que representa un total de gente que se ha contagiado en un período. Entre esa gente habrá personas asintomáticas, personas sintomáticas pero leves y luego un porcentaje de casos graves que terminen ingresando, que en algunos casos irán a la UCI y en otros desgraciadamente terminarán falleciendo”, ilustra Fontán.
El residente recuerda que, desde finales de agosto, cuando comenzó la segunda ola, Madrid no ha bajado de los 170 casos por 100.000 habitantes en 14 días, con lo cual su “área bajo la curva” ha sido “muy elevada durante muchísimo tiempo”. “Y cuanto más tiempo esté la curva en niveles altos, más probabilidad de hospitalizaciones y muertes habrá”, resume Fontán.
“El sistema sanitario madrileño está hipersaturado”
A esa tasa elevada y constante de casos va también asociada una importante presión asistencial, advierte Manuel Franco, epidemiólogo y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS). “El sistema sanitario madrileño está hipersaturado, y esto viene de lejos”, lamenta.
Con un 37% de ocupación de UCIs por covid, Madrid se sitúa, por detrás de Melilla, en el ‘podio’ de las regiones con mayor presión asistencial (calculada sobre el total de camas ampliadas con la pandemia, no sobre el total ‘original’). Sanidad considera ‘riesgo extremo’ que esta tasa supere el 25%.
Mario Fontán añade que si se tiene en cuenta la cifra inicial de camas de críticos disponibles (y no la ampliación por el covid), “el nivel de ocupación de UCIs en Madrid ha estado en torno a o por encima del 100% durante muchos meses”. Para el epidemiólogo, no se puede hablar de la gestión de la Comunidad de Madrid sin mencionar “el desgaste tremendo de los profesionales sanitarios a nivel hospitalario, pero sobre todo en Atención Primaria, que nunca es una de las prioridades cuando su labor es fundamental”.
Franco coincide con él, y su tono de voz se agrava cuando piensa en sus “colegas sanitarios”. “Están muy quemados”, dice.
“Me cabrea que la ciencia no esté permeando en la toma de decisiones”
Al preguntarle por algún aspecto positivo en la gestión madrileña de esta crisis, el portavoz de SESPAS cita la rápida implantación de los test de antígenos y PCR para la detección del virus. En cuanto a lo negativo, Franco da una lista: “Los cribados masivos, que tienen poca utilidad, las delimitaciones por zonas básicas de salud, que no tienen ni pies ni cabeza, la falta de refuerzo en la Atención Primaria y el seguimiento de contactos…”. “Me cabrea que la ciencia no esté permeando en la toma de decisiones”, reconoce.
En su opinión, la gestión de la crisis sanitaria en Madrid se ha guiado demasiadas veces por criterios “partidistas”, sin atender “a razones científicas ni de salud pública”.
Pilar Serrano admite que los negacionistas que más pavor le dan son “los políticos”, quienes realmente tienen “impacto” por su “capacidad de transformar la sociedad” con sus medidas. “Como hemos visto también en otros países, el negacionismo político es muy peligroso”, dice. Por eso no entiende, entre otras cosas, que las autoridades sanitarias madrileñas se nieguen a reconocer el aumento del riesgo de contagios en interiores de bares.
¿Y la economía? Tampoco para echar cohetes
Fontán señala algo más, y apunta que Madrid “tampoco ha salvado tanto la economía”. Una de las réplicas al artículo de Antonio Zapatero publicada en The Lancet se centra en este aspecto. La firma Félix Lobo, investigador honorífico de la Universidad Carlos III y exmiembro del Comité de expertos de Política y Gestión del Medicamento de la OMS, que recuerda que según la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), la Comunidad de Madrid “se quedó atrás de la media de España (16,4%)” en cuanto al crecimiento del segundo trimestre, “con nueve regiones creciendo más rápido”, escribe. Lobo señala también que “la caída del PIB en el año 2020 en Madrid es la undécima peor de las 50 provincias: un 10,5%”.
“Al final, no han conseguido ni lo uno ni lo otro”, comenta Fontán, que lamenta que, entretanto, se hayan tomado “medidas erráticas, contradictorias y muy estéticas”. El epidemiólogo cita, por ejemplo, la campaña de vacunación contra el covid en grandes espacios alejados de donde vive la gente, como el Hospital Zendal, el estado Wanda Metropolitano o el Wizink Center. “Si algo bueno tenemos en España son los centros de atención primaria”, afirma.
Los expertos consultados coinciden en calificar de error esta decisión. “Es una medida populista”, critica Pilar Serrano, lamentando que, mientras tanto, se “infrautilizan y desacreditan los servicios públicos, sobre todo la Atención Primaria”. La Asociación Madrileña de Salud Pública lleva haciendo hincapié desde el principio de la pandemia en la importancia de reforzar la prevención, de momento la única manera de frenar la crisis. “Pero no se está haciendo nada en este sentido”, dice.
La situación de ascenso de contagios de los últimos días —Madrid ya está en riesgo extremo, según los índices de Sanidad— viene además acompañada de mucha fatiga pandémica, y de la elevada presión asistencial. “No podemos decir que Madrid va bien”, señala Pilar Serrano. “Tenemos otra vez un riesgo de incidencia muy alto, y en ningún momento hemos llegado a tener una situación moderada en las UCIs. Es obvio que Madrid no ha hecho una buena gestión de la pandemia”, resume.
Serrano reconoce que “la gente está agotada”. “Y sí, tenemos que pedir esfuerzos a la ciudadanía, pero muchos más a los políticos”, dice.