Los arquitectos del Viernes Santo piden unidad ante los retos del Brexit
"Irlanda del Norte es ahora un lugar mucho más seguro, mejor y más exitoso", dicen los firmantes, tras décadas de violencia.
Los principales arquitectos del proceso de paz norirlandés celebraron hoy en Belfast el 20 aniversario del acuerdo del Viernes Santo, con un llamamiento a superar los obstáculos que presenta para el proceso de paz la ausencia de un Gobierno autónomo y el Brexit.
"Irlanda del Norte es ahora un lugar mucho más seguro, mejor y más exitoso que hace dos décadas", dijo el exsenador estadounidense George Mitchell, presidente de las intensas negociaciones que desembocaron en la firma del también llamado pacto de Belfast, que puso fin a 30 años de conflicto y sustituyó a las armas por la vía democrática en la política de la provincia británica.
Aquel documento, recordó, no "aspiraba a ser la solución de todos los problemas" y el proceso sigue "planteando nuevos retos", como demuestra que el actual Ejecutivo está suspendido desde enero de 2017 por las diferencias que mantienen el Partido Democrático Unionista (DUP) y el Sinn Féin, principales representantes de sus respectivas comunidades, protestante y católica.
"Creo que estos desafíos pueden superarse, como se hizo en 1998, a través de un liderazgo político valiente", apuntó el exsenador, quien también instó a Londres y Dublín a asegurar que la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) no provocará el restablecimiento de "un frontera estricta" en Irlanda del Norte que dañe el proceso de paz y la prosperidad de la isla.
En la "foto de familia" tomada ante la Queen's University, lugar elegido para este cumpleaños, estuvieron, junto a Mitchell, el exprimer ministro irlandés Bertie Ahern, el expresidente del Sinn Féin Gerry Adams y el exlíder unionista David Trimble, ministro principal del primer Ejecutivo norirlandés de poder compartido entre protestantes y católicos, salido del Viernes Santo.
A este grupo se unieron después en la Sala Whitla de la universidad el expresidente estadounidense Bill Clinton, el exprimer ministro británico Tony Blair y el exministro principal del DUP Peter Robinson, formación que bajo el mando de Ian Paisley siempre rechazó el acuerdo del Viernes Santo.
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El reverendo renegoció ese pacto y forzó el desarme definitivo del Ejército Republicano Irlandés (IRA) en 2005, lo que le permitió formar Gobierno en 2007 con el excomandante de esa banda terrorista y "número dos" del Sinn Féin Martin McGuinness. Ambos, ya fallecidos, llegaron a establecer una buena amistad y fueron hoy recordados como piezas clave en el éxito del proceso de paz y ejemplo de reconciliación.
Por ello Adams, quien abandonó la presidencia del Sinn Féin el pasado enero para dar paso a una nueva generación de republicanos sin vínculos con la lucha armada, aseguró hoy que "las instituciones de gobierno se volverán a restaurar".
"El acuerdo del Viernes Santo seguirá siendo el pacto que guiará en el futuro la política, el entendimiento y las relaciones en esta isla", subrayó el histórico dirigente nacionalista, para quien la actual parálisis es "solo temporal".
También Trimble se mostró optimista respecto al pronto regreso del Ejecutivo autónomo y reiteró que el Brexit y el Viernes Santo "son dos cosas totalmente diferentes", si bien reconoció que "algunos" están "tratando de usar" este divorcio "para socavar" el proceso de paz. "Espero que fracasen", agregó.
En este sentido, Ahern propuso que el acuerdo de Belfast sirva como conexión entre Londres y Dublín "en la era post-Brexit", a fin de "construir y mantener las relaciones" entre ambos países que esta separación "ha dañado" en los últimos meses.
Blair, por su parte, quiso alabar hoy el trabajo de Clinton en las conversaciones de paz y sus intervenciones decisivas, como la llamada efectuada a Trimble desde Washington el Viernes Santo para asegurarle que el Sinn Féin y el IRA no darían marcha atrás en cuestiones relacionadas con el desarme y el fin del conflicto.
"Cuando algo se ponía realmente difícil cogíamos el teléfono y le llamábamos para pedir ayuda y consejo", recordó el "expremier" británico, para quien Clinton fue como el "comodín de la llamada al amigo".
"Lo principal para mí fue actuar como las pinzas de arranque de un coche sin batería para reactivar el acuerdo y dar confianza al proceso al comienzo", aportó el exmandatario estadounidense.
En la mesa de los llamados "cuatro magníficos", sentado junto a Clinton, Blair y Ahern, Mitchell rindió un homenaje a los "verdaderos héroes" del proceso, el pueblo norirlandés, y a la "visión y coraje" de sus políticos para superar siglos de enfrentamiento y estampar su firma en el acuerdo del Viernes Santo.
"Ellos eran gente normal que, después de 700 días de fracasos (dos años de conversaciones), se unieron en un día de éxito y cambiaron el curso de la historia", celebró el exsenador.