La vuelta al cole con Isabel Díaz Ayuso y Boris Johnson, compañeros de pupitre
En Reino Unido tampoco cuentan con rastreadores, improvisan con los colegios y juegan con los numeritos diarios según conviene…
No ha habido demasiado respiro con la COVID-19, por desgracia, y poco antes de la vuelta al cole parece que estamos ya en la segunda ola (u olita para algunos, si nos ponemos puntillosos).
Olita en España, Francia, y más países europeos, pero con la falta de datos creíbles en muchos de ellos. Habría debate sobre si es la segunda o si seguimos en la primera que nunca se fue y, como podría ser en Reino Unido, donde nunca se bajó a las esperanzadoras cifras que llego España allá por finales de junio y julio.
Reino Unido sigue a su ritmo, y viendo su incapacidad con el Brexit se está demostrando que las crisis sanitarias tampoco son lo suyo.
Ni siquiera en la fácil labor de encontrar a los familiares y amigos cercanos con los que han estado en contacto los enfermos son capaces de hacerlo bien (un tercio de los contactos nunca son informados ni cuestionados, nos han informado hoy).
En cuanto a los planes para la vuelta al colegio… ¿planes? ¿Qué planes? “Solo planean los cobardes”, deben pensar, y seguimos con cambios de opinión constantes ante temas tan claves como la necesidad de llevar mascarillas en las escuelas o no.
La carta del instituto de mis hijos de la semana pasada empezaba con una frase demoledora: “Muchos de ustedes conocerán el nuevo cambio de dirección del Gobierno, de nuevo…”.
No confían los directores de los colegios, no confían muchos funcionarios, no saben lo que hacen ni ellos mismos, y en vez de preocuparse de este tema nos entretienen en las noticias con nombramientos ridículos, como el de mandamás en comercio internacional regalado a un político que ni es británico, ni es experto en comercio internacional, ni tiene experiencia en roles similares.
El ex primer ministro australiano Tony Abbott es de esa escuela de moda de Trump, Salvini, Bolsonaro y Boris Johnson. Esa escuela que es misógina, homófoba, xenófoba y negacionista del cambio climático… vamos muy acorde con el Gobierno actual de Reino Unido. Un accesorio espléndido para asegurarnos un Brexit en condiciones, lo más malo posible para todos.
Se están empezando a levantar las voces de algunos políticos británicos pidiendo que no se ejecute este nombramiento y Keir Starmer, líder del partido laboralista, ha dudado de su idoneidad.
Esta noticia y la polémica que conlleva quita titulares y rellena horas de telediarios, quitándoselas al virus o a la falta de progreso en las negociaciones con la Unión Europea.
Misma táctica de balones fueras, similar a cuando nos llenaron páginas de periódicos con el anciano capitán Tom y sus paseos por su jardín para recaudar dinero, que tras su cumpleaños número 100 pasar a ser reconocido como coronel Tom. Pan y circo.
Reino Unido, al no tener la descentralización de que España disfruta a través de sus comunidades autónomas, ha tenido una política estándar en todo el país, y aquí no ha habido esas fases, reglas, plazos o medidas de separación que sí que habéis sufrido en nuestro país. Aquí la política ante el virus ha sido igual de mala en todo el país (con excepción de Gales y Escocia, donde en lo que han podido, se han defendido mejor que Inglaterra).
La única regla que he sufrido ha sido la cuarentena que ahora estoy finalizando tras un viaje relámpago de 3 días a España en agosto, y cuarentena que nadie ha confirmado que estoy haciendo. Nadie confirmó en Manchester que rellené el formulario impuesto antes de llegar al país (lo tenía hecho).
Al contrario, en el aeropuerto de Madrid tuve que pasar a través de 3 o 4 controles diferentes en el que tuve que enseñar pruebas de que sí que rellené el formulario exigido por el Gobierno español.
Por lo que leo, Ayuso debe de ser prima de Boris, ya que es la única presidenta de comunidad autónoma que muestra la misma maestría y saber estar al frente de una pandemia que el primer ministro Johnson.
Hay presidentes de comunidades autónomas de su mismo partido que han mostrado mucho más sentido común que la señora presidenta de la Comunidad de Madrid, pero parece ser que, en un sector de los liberales, el sentido común no prima y solo los dogmas económicos y los mantras del capitalismo se tienen en cuenta ante la crisis sanitaria actual.
Que Madrid no es Ayuso me queda muy claro, pero que, por desgracia para ellos, cuenta con la mayoría parlamentaria gracias a los votos de la ultraderecha. Recordemos que, para Ayuso, los atascos nocturnos en Madrid eran una seña de identidad que le daba pena perder con las medidas en materia de Tráfico que tomó Manuela Carmena como alcaldesa.
Tras la incorporación de Tony Abbott al séquito del Gobierno de Boris Johnson, Ayuso tiene credenciales más que de sobra para ser una futura importación en su Gobierno ultraliberal. No desentonaría ni un pelo en la política o despolítica actual británica.
En Reino Unido tampoco cuentan con rastreadores, improvisan con los colegios y juegan con los numeritos diarios según conviene… ah y ellos también en el Brexit culpan a los otros, por supuesto. La decisión unilateral de salir de la Unión Europea o de no defenderse del coronavirus fue un error, pero en vez de rectificar, se sigue adelante con el plan, esperando que el futuro nos dé la razón, y si no nos lo da, culparemos a los miembros de la UE, a China, al 5G, a los que llevan mascarillas y a los que siguen trabajando desde casa en vez de desplazarse a su oficina, no gastándose dinero en el café del Starbucks, el sándwich del Pret a Manger o la pinta de cerveza del viernes tras salir de trabajar.
Se lo hubieran pasado genial como compañeros de pupitre Isabel y Boris con todas sus ocurrencias.