La oportunidad perdida de Telecinco
Se ha reforzado la ya tan conocida historia de dos mujeres enfrentadas y un hombre de por medio.
Muchos temíamos que pasase y ha pasado. Telecinco dio un paso hacia delante y ahora ha dado tres hacia atrás. La emisión del especial Ahora, Olga sólo dos meses después de finalizar la docuserie Rocío, contar la verdad para seguir viva, sin ningún tipo de pruebas y con cero perspectiva de género ha sido calificado por algunos de violencia mediática. La misma cadena que ha dado voz a una mujer que ha sufrido maltrato, enarbolando la bandera del feminismo, crea ahora una falsa lucha de mujer contra mujer (y no precisamente en el sentido que decía Mecano) y da cancha al argumento de que Rocío mentía.
Twitter se llenó este lunes de alegatos a favor y en contra de Rocío Carrasco y Olga Moreno - “RT si crees a Olga, FAV si eres de Rocío”- mientras la segunda daba su versión de la historia en un programa donde apenas se mencionó la violencia machista, sin ninguna experta en género y con los mismos colaboradores que entrevistan los sábados a Kiko Rivera o a Rafa Mora en Sálvame Deluxe. ¿En serio nadie pensó que igual este tema debería tener otro tratamiento mediático después del efecto Rocío Carrasco?
Telecinco ha priorizado la audiencia por encima de todo. Y no es que la ganadora de Supervivientes no tenga derecho a hablar en televisión. Es que se ha hecho un circo mediático de un presunto caso de violencia machista. Se ha dado voz a un presunto maltratador a través de su pareja (¿de qué sirvió entonces el gesto de echar a Antonio David? ¿fue por los aplausos del momento?) sin ninguna prueba -frente a las decenas de informes judiciales y psicosociales que se presentó Carrasco- y con contestaciones vagas y difusas sobre los hechos relatados.
Tras la emisión de la historia de Rociíto, las llamadas al 016 aumentaron más de un 40%. Miles de mujeres se sintieron identificadas con el relato de la hija de la Jurado y algunas asociaciones de ayuda a víctimas de violencia machista o violencia vicaria se vieron desbordadas de trabajo. Cuatro de las mujeres que sufrieron escuchando a Rocío contaron sus casos a El HuffPost y relataron cómo ver el documental las había empoderado y animado a expresarse y pedir ayuda. ¿Qué sentirían este miércoles esas mismas mujeres, al ver que el discurso contra Rocío Carrasco se compra en la misma cadena que las animó a hablar?
No sólo es eso: mientras terceros siguen ganando dinero y las curvas de audiencia aumentando (algo que también tenemos que reflexionar quienes consumimos el contenido) se ha reforzado la ya tan conocida historia de dos mujeres enfrentadas y un hombre de por medio. Son ellas quienes se llevaron este miércoles la mayor parte de las críticas y los comentarios en redes sociales. Es a ellas a quienes se las está cuestionando y es a ellas a quienes se ha enfrentado directamente en prime time haciendo de un caso de violencia algo consumible.
¿Dónde ha quedado la autocrítica de la cadena? ¿Y el señalamiento al presunto agresor? Se está haciendo negocio de un caso muy serio que no sólo afecta a sus protagonistas, sino que ha conseguido concienciar a una parte de la sociedad a la que estos discursos apenas llegaban y que ha empujado a cientos de mujeres a llamar y denunciar a su agresor. Un caso que ha recordado que lo personal es político y, por tanto, la violencia machista también. Se está haciendo negocio de la violencia machista sin ningún tipo de perspectiva de género o concienciación mientras miles de víctimas sufren en silencio sin atreverse a denunciar. Pero es que, ¿cómo denunciar si hasta al caso más mediático de los últimos años se le ha dado la vuelta y se ha cuestionado?
Es el patriarcado, amigas.