La "máxima urgencia" de reducir la factura energética marca la agenda del Consejo Europeo
Los jefes de Estado y Gobierno de la UE se citan en Bruselas para tratar el tope en el precio del gas, la compra conjunta de energía y nuevas propuestas de ahorro.
La Unión Europea tiene la “imperiosa necesidad” de reducir la demanda energética, garantizar la seguridad del suministro y contener los precios. A buscar soluciones a todo ello se van a dedicar sus jefes de Estado y de Gobierno este jueves y este viernes en Bruselas, en una nueva cumbre que, de nuevo, viene marcado por la invasión rusa de Ucrania y sus consecuencias. Hay que actuar con “máxima urgencia”, como afirma en su carta de invitación a los líderes Charles Michel, el presidente del Consejo Europeo, y desde la unidad. Habrá debate, pero no parece esta una de las reuniones más complejas desde que comenzó la contienda, en febrero.
Por primera vez, los líderes comunitarios debatirán en lo más alto la nueva batería de opciones presentadas por la Comisión para responder al alza de los precios de la energía, en una coyuntura de inflación general que se acerca a los dos dígitos de subida en toda la Unión, la peor en 40 años. Ya el martes, la presidenta de la CE, la alemana Ursula von del Leyen, presentó las líneas maestras de la propuesta que mañana, desde las tres de la tarde, estará sobre la mesa. Incluye sobre todo un tope “flexible” en el precio del gas natural, una medida “temporal y excepcional” en las transacciones en el gran mercado global, el TTF Dutch.
Las transacciones que superen ese techo fijado no estarán permitidas, si los Veintisiete lo aceptan, una decisión con la que la Comisión busca evitar “una volatilidad extrema y los picos de precio del gas”, en palabras de su presidenta. Su plan es que ahora los presidentes y primeros ministros le den el visto bueno general y que luego se afine en reuniones posteriores de ministros de Energía.
Von der Leyen es más ambiciosa aún y este miércoles, en la sesión preparatoria de la cumbre en el Parlamento Europeo, ha llamado a explorar “todas” las opciones posibles para rebañar, para rebajar, para reducir, para que los europeos sigan teniendo su esencial bienestar a un precio pagable y no se llenen más los bolsillos de Vladimir Putin. “Todo” incluye también estudiar que la llamada excepción ibérica, el acuerdo arrancado por España y Portugal para limitar el precio del gas natural empleado en la producción de electricidad para paliar las consecuencias de la escalada de precios de la energía en el pool eléctrico tras el estallido de la guerra.
El tope o la excepción no son las únicas medida de la propuesta de Bruselas. Se incluye, también, una novedosa compra conjunta de hasta el 15% del total de adquisiciones gasísticas hechas por la UE, que pasarían a depender de una plataforma conjunta, de forma que se asegure el suministro y la protección de los distintos miembros de la UE a través de mecanismos de solidaridad. No es un plan inmediato, para este invierno, sino para la temporada 2023-2024. La “solidaridad”, remarca Von der Leyen, es obligada, y por eso plantea, además, unas reglas estandarizadas para casos de emergencia, un protocolo que garantice cómo actuar para que nadie se quede atrás. Porque no todos los socios tienen las mismas necesidades, dadas sus coordenadas, reservas o suministradores.
“Estoy seguro de que, a pesar de las diferentes limitaciones nacionales, abordaremos nuestro debate energético de manera constructiva, conscientes de nuestro urgente interés colectivo”, dice Michel. La República Checa, que ostenta la presidencia de turno de la UE en este semestre, ha confirmado a través de su ministro de Asuntos Europeos, Mikuláš Bek, que hay un “amplio consenso” sobre estos puntos, pero es un consenso de máximos. Queda mucho por hilar.
Además, hay otros puntos más vagos sobre los que hay que afinar, como el incremento de la financiación del programa Repower UE, que busca ahorrar energía, producir energía limpia, y diversificar los suministros de energía comunitarios para no tener dependencias perniciosas. La idea del equipo de Von der Leyen es buscar mecanismos para ganar en soberanía energética, en bloque, de manera que haya igualdad entre países, no dos velocidades, eso ya no más. La clave está en los euros. De dónde se saca el dinero extra.
La Comisión explica que en los casi ocho meses transcurridos desde que comenzó la guerra, Europa ha logrado reemplazar dos tercios de los suministros de gas rusos, cuando al principio se pensaba que se tardaría años. Por ahora se ha llegado a acuerdos con países como EEUU, Noruega, Azerbaiyán, Argelia o Israel para tener fuentes alternativas. A octubre de 2022, el nivel medio de llenado de las instalaciones de almacenamiento de gas en todos los Estados miembros es de más del 91%. El objetivo mínimo acordado de la UE para finales de 2022 era del 85%, por lo que se ha superado con creces.
También en el campo energético, y tras los sabotajes de las últimas semanas en la línea Nord Stream 1 y 2 que llevan gas desde Rusia hasta Alemania, los líderes europeos abordarán el plan de la Comisión de que se lleven a cabo pruebas de estrés en las entidades que operan infraestructuras críticas en los “sectores clave”, como el de la energía, la infraestructura digital, el transporte y el espacio. El martes pasado, el Ejecutivo comunitario presentó un proyecto de recomendación para reforzar dichas infraestructuras ante eventuales ataques externos, porque la guerra tiene muchas vías por las que plantearse.
La energía es una derivada de la guerra de Ucrania. Los mandatarios de la UE también abordarán la contienda desde un plano más político y defensivo, tratando las recientes anexiones de cuatro regiones ucranianas por parte de Rusia y la nueva campaña contra civiles emprendida por el Kremlin, que está golpeando hasta la capital, Kiev, y que está dejando sin luz ni agua a millones de ciudadanos, a las puertas del invierno. “Actos de puro terror”, como los llama la presidenta de la CE, que requieren de acciones y condenas unánimes.
Los Veintisiete tienen, pues, que debatir los términos de la asistencia que prestan a Ucrania, a medio y largo plazo, y sus “necesidades inmediatas, con miras a prepararla para este invierno”, añade Michel. Esa sostenibilidad de la ayuda es clave, porque se teme que la fatiga de la guerra y las consecuencias para Occidente (energía, inflación, pobreza, conflictividad social) acaben debilitando el hilo de acero que hoy une Bruselas y Kiev. No hay riesgo, por el momento, dice la UE, que estará con su aliado y aspirante a miembro “hasta que sea necesario”.
Mirando a China
Aunque Ucrania acapare buena parte de la cita bruselense, habrá un hueco -posiblemente el viernes, en la segunda jornada- para tener una discusión estratégica sobre China, para ver “cómo deseamos enmarcar esta relación crítica en el futuro”, dice el presidente del Consejo europeo. En el marco de la OTAN, a la que pertenece buena parte del club comunitario, el nuevo concepto estratégico aprobado en junio en Madrid habla ya del país como un adversario que “desafía” sus “intereses, seguridad y valores”. Ahora hay quien quiere aconsejar a los estados miembro reducir la dependencia de las cadenas de suministro chinas, por ejemplo. Este lunes, el portavoz de Exteriores chino, Wang Wenbin, aseveró que su relación con la Unión Europea se basa en la premisa de “ser socios comerciales y no rivales”, además de resaltar que la cooperación bilateral es “mucho mayor que la competencia”.
En ese contexto, que va de las tensiones a los negocios, los líderes europeos también repasarán los preparativos para la cumbre UE-ASEAN (la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental), que tendrá lugar el 14 de diciembre en Bruselas. También se tomarán en consideración los planteamientos de la UE como bloque de cara a la COP27, la cumbre del clima anual que este noviembre se celebrará en Sharm El Sheikh (Egipto).
Para España, la cita clave es un poco antes
Antes de que a las tres de la tarde del jueves se sienten todos los mandatarios UE, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se reunirá en Bruselas con el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro portugués, Antonio Costa, para hablar del Midcat, según informa EFE.
Fue Macron quien el pasado 7 de octubre, al término del consejo europeo informal en Praga, anunció una reunión a tres para hablar del Midcat en París. Sin embargo, dado que los tres líderes coincidirían en Bruselas se ha considerado que era mejor que se celebrara en la capital europea con motivo del Consejo Europeo del jueves y viernes, han precisado las fuentes citadas por la agencia.
La reunión, en la que los tres mandatarios estarán acompañados por sus ministros de Energía, ha sido una iniciativa de Macron, algo que el Gobierno español considera positivo. El liberal galo ha venido expresando su rechazo a ese proyecto por considerar que no es rentable y porque hay que apostar por energías verdes, pero en una reunión informal en Praga se abrió a conversar cara a cara sobre ello con Sánchez y Costa. El momento ha llegado, así que España tiene una cita clave antes incluso de entrar en el Consejo.