La economía resiste ante los malos augurios: los datos que alejan (de momento) la recesión
Quienes pronosticaban nubes negras a final de año han cambiado sus previsiones en los últimos días.
“Tenemos un riesgo de recesión”. Con estas palabras, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, advertía en junio de la situación económica que se avecinaba para España.
Lo hacía en un almuerzo coloquio con empresarios vascos, desde donde reclamaba al Gobierno cambiar su “errática y fracasada” política económica y tildaba de “soberbio” al presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez.
Hacía poco que se había publicado el dato de inflación, que alcanzaba por aquel entonces el 10,2%, la más alta desde hacía décadas. Todavía quedaba una subida más, hasta el 10,8% en julio, una subida histórica.
Eran tiempos complejos para la economía y muchos, no sólo el líder del PP, pronosticaban nubarrones para España.
Lo decía ese mismo mes el servicio de Estudios del BBVA, que pronosticaba una recesión técnica —dos trimestres seguidos de crecimiento negativo del PIB— para 2023.
Pero lejos de caer en el pesimismo, desde el Gobierno mantenían la calma y negaban la mayor. Así lo hacía la ministra de Economía, Nadia Calviño, quien en agosto aseguraba que “todos los organismos” preveían “un crecimiento económico en sus previsiones más recientes”.
“Lo que tenemos que hacer”, agregó, “es actuar para evitar un escenario negativo”. Esa actuación pasaba, dijo Calviño, por desplegar ayudas para mitigar los efectos de la inflación y un paquete de ahorro energético para estar en “una posición favorable en otoño”.
Y dicho y hecho. El Ejecutivo dedicó los meses de verano y de comienzo del otoño a seguir aumentando las ayudas sociales y a poner en marcha un plan de ahorro energético aprobado en el Congreso a finales de agosto.
Esas medidas han hecho que la inflación, el gran problema económico de este año tras la invasión rusa de Ucrania, haya bajado cuatro puntos en cuatro meses: del 10,8% de julio al 6,8% de noviembre.
Muy importante en esta reducción fue una medida que muchos pronosticaron como un “timo”, especialmente en la derecha política del país: la ‘excepción ibérica’, que permitía a España y Portugal topar los precios del gas con el que se calcula la factura eléctrica.
Una medida que Europa quiere extender al resto del continente viendo los efectos positivos que ha tenido en España, donde la inflación de la energía eléctrica ha bajado un 15% entre octubre de 2021 y octubre de 2022, según datos de Eurostat.
Pese a que el dato del IPC sigue siendo alto, España es el país de la zona euro con menor tasa de inflación. Grandes potencias económicas como Alemania e Italia tienen el doble de inflación (11,3% y 12,5%, respectivamente), también según datos de Eurostat.
A la mejora en los datos de la inflación hay que sumar los buenos datos de empleo.
Eurostat indicaba hace unos días que España ha sido la economía de la UE que ha liderado el crecimiento del empleo en el tercer trimestre del año.
Con un aumento de la ocupación del 1,4% en el tercer trimestre del 2022 y un 2,4% respecto al mismo período de 2021, España se desmarca del resto de la eurozona, cuya población ocupada creció de media apenas un 0,3%.
Los datos de noviembre, según el paro registrado, dejaron la tasa de paro en su nivel más bajo desde 2007. Además, en un mes en el que habitualmente el desempleo sube, en este caso bajó, siendo el segundo mayor de la serie histórica sólo por detrás del de 2021.
Expertos económicos consultados por El HuffPost aseguraban hace unos días que este año se puede considerar como “el mejor del siglo”, ya que el mercado de trabajo español aguanta pese a la guerra de Ucrania, la inflación y la crisis de suministros.
La resistencia del mercado laboral español, dicen estos mismos expertos, se deben a las ayudas desplegadas durante la pandemia y a la reforma laboral.
Una reforma, la de Yolanda Díaz, que ha permitido que los contratos indefinidos suscritos en noviembre aumentaran un 43,7% respecto al mismo mes del año anterior, reduciéndose los temporales un 53,4%.
Esta seguridad laboral ha repercutido, dicen los expertos, en un aumento del consumo por parte de la ciudadanía, lo que ha permitido que, lejos de estancarse o caer, la economía se mantenga.
Hecho que ha dado con una paradoja que refleja mes a mes durante los últimos tiempos el barómetro del CIS: los ciudadanos confían más en su propia economía que en la del país.
La mejora del consumo la confirman sectores como la industria hotelera. Según el informe Smart Observatory, elaborado por la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos, la evolución del sector en España es “muy positivo” a pesar de las malas perspectivas económicas en Europa.
“Las ventas en cartera son ahora mismo superiores a las del año 2019 y hemos podido comprobar cómo el incremento de precios no está afectando a la demanda de ninguno de los productos turísticos”, ha asegurado el presidente de la confederación hotelera española, Jorge Marichal.
Precisamente este responsable hotelero aseguró que el invierno sería bueno y que además “se está generando más empleo que nunca”. De hecho, el estudio asegura que la ocupación hotelera superará las cifras de 2019, antes de la pandemia.
Factores que han hecho que quienes hace unos meses pronosticaban un escenario catastrófico, ahora reculen y vean la situación mucho mejor, aunque no sin riesgos futuros.
El propio servicio de Estudios del BBVA que pronosticaba una recesión técnica ha elevado en las últimas fechas la previsión de crecimiento de la economía española y aleja la posibilidad de una recesión.
De tal modo que, según este organismo, si se confirman las actuales tendencias, el PIB español podría incluso experimentar un avance parecido al del anterior trimestre frente a la caída del 0,3% que se preveía hace meses. Eso sí, se sigue previendo una caída en el primer trimestre del próximo año.
Previsiones que son similares a las que expresó la pasada semana el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, quien cree que el PIB del cuarto trimestre podría experimentar un leve crecimiento, parecido al del tercero (0,2%).
También ha mostrado su sorpresa con la evolución de la economía el vicepresidente del Banco Central Europeo, el exministro de Economía con Rajoy, Luis de Guindos.
“Los indicadores adelantados manifiestan que la desaceleración está ahí, pero hemos visto que en noviembre apuntan a que no será tan intensa como temíamos hace unas semanas”, dijo en un foro económico. “Bordeamos la tasa de crecimiento negativa, pero los indicadores recientes apuntan a una moderación del pesimismo”, agregó.
Hasta la AIReF, cuya presidenta pronosticó también una recesión técnica, ahora pronostica que la economía española cerrará el año creciendo.
Con estos mimbres, la estrategia política de la oposición se ha visto ciertamente desarmada en las últimas semanas. El PP, que ha apostado todo a la batalla económica, observa cómo hasta en el exterior se habla bien de la economía española.
Así lo aseguraba The New York Times hace unos días, cuando destacaba el trabajo llevado a cabo por el Gobierno de Pedro Sánchez frente a la inflación. “Fue uno de los primeros de Europa en intervenir en la economía”, indicaba el prestigioso rotativo, que ponía de relieve el “paquete de 3.000 millones de euros destinado a proteger a la población más vulnerable del país” que aprobó el Ejecutivo de coalición.
Un mes antes, The Economist señalaba que España estaba “creciendo adecuadamente” frente a otros países del mundo en la actual situación de crisis derivada de la elevada inflación.
Los nubarrones que hace unos meses parecían una realidad sí o sí, parecen disiparse y dejar un cielo más despejado. Como diría Joan Laporta, ‘al loro, que no estamos tan mal’.