La alternativa a un Gobierno fallido
La ciudadanía de la capital tiene la oportunidad de inclinar la balanza de uno u otro lado, ya que constituye más del 50% de los convocados a las urnas
Quienes vivimos en la Comunidad de Madrid podemos decidir el 4-M dar un cambio rotundo al actual estado de improvisación, esperpento, deslealtad y desgobierno con que se rige el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso. Un Gobierno fallido desde el primer día.
Sin haberse molestado en justificar los motivos por los que en medio de la pandemia convoca unas elecciones que nadie había pedido, estas ponen a la ciudadanía madrileña ante la oportunidad de optar por dos modelos de Gobierno bien distintos.
Uno, el que formarían PP y Vox, neoliberal y reaccionario, que continuaría provocando desigualdad y exclusión social, servicios públicos debilitados, ventas de patrimonio común y una corrupción que no se atajaría y perpetuaría la quimera para miles de personas de acceder a una vivienda. Donde la lucha contra la pandemia y sus efectos seguirían subordinados a una reactivación económica que no llegaría hasta acabar con la crisis sanitaria.
Un Gobierno donde los ultras seguirían alimentando la división entre la ciudadanía con su incitación al odio, la xenofobia, el racismo y el machismo, como nos vienen demostrando sin complejo alguno durante esta campaña electoral, pero con el agravante de hacerlo desde el poder que da ocupar consejerías.
El otro, el que encabezaría Ángel Gabilondo, un Gobierno serio y sensato que priorizaría atender las urgencias y las demandas ciudadanas, empezando por combatir la pandemia reforzando el sistema sanitario, vacunando sin descanso, cuidando a los mayores, mejorando la educación, fomentando la vivienda pública, la creación de empleos de calidad y, en definitiva, reforzando la cohesión social.
Un Gobierno regional que se entendería con el Gobierno de la nación y con los demás Gobiernos autonómicos y que daría un impulso a la reactivación económica poniendo orden en las cuentas de la Comunidad de Madrid, cortando el despilfarro y aprobando unos presupuestos que permitan canalizar y optimizar los fondos europeos que van a llegar.
La ciudadanía de la capital tiene la oportunidad de inclinar la balanza de uno u otro lado, ya que constituye más del 50% de los convocados a las urnas. La tienen quienes viven en los barrios del sureste de la ciudad, los abandonados a su suerte, los que acuden a las colas del hambre, los que sufren la desigualdad y el desequilibrio social. Con su masiva participación pueden permitir ese cambio en la comunidad y frenar las políticas regresivas del Gobierno municipal.
Barrios castigados por la pandemia y el desinterés del alcalde-portavoz José Luis Martínez Almeida, escudero de su compañera Ayuso, donde se persigue a sus asociaciones vecinales porque así lo exige Vox.
Del 4-M debe nacer un Gobierno que defienda el interés general, que atienda las urgencias de ahora y que no deje a nadie atrás. Y al frente de ese cambio tienen que estar las vecinas y vecinos de su capital.