Conociendo a Juan Espadas
Cómo es el alcalde de Sevilla que ha derrotado a Susana Díaz y busca recuperar la ilusión y la Junta de Andalucía.
Bajaron las escaleras juntos. Había lágrimas, tristeza en el hotel Meliá Sevilla. En shock. El socialismo perdía aquella noche del 2 de diciembre de 2018 su gran bastión de Andalucía. Susana Díaz se ponía frente a las cámaras e intentaba resistir. Las caras de sus compañeros lo decían todo. Allí en el escenario estaba junto a ella el discreto alcalde de Sevilla, Juan Espadas. Persona de su confianza y amigo. Ahora la vida les ha llevado a protagonizar la gran guerra del sur: las primarias del PSOE-A.
Espadas se ha lanzado a estas primarias con dos objetivos muy claros: recuperar la ilusión del PSOE andaluz, que lleva deprimido y hundido desde entonces, e intentar reconquistar el Palacio de San Telmo para los socialistas ante un consolidado Juanma Moreno. Un hombre de formas templadas, con buen talante, que es el nexo entre los exsusanistas y los sanchistas. El hombre que cuenta con el visto bueno silencioso de Ferraz y que tiene un plan para el partido de futuro basado mucho en el tirón municipalista.
Su nacimiento en 1966 ya fue una señal política. Su madre dio a luz en el Hospital de las Cinco Llagas, junto a la Macarena y que hoy en día es la sede del Parlamento de Andalucía. Sin saberlo, ahí empezaba su vocación. “El que tiene la cara honrada no encuentra puerta cerrada”, le decían sus padres desde pequeño en su barrio obrero, junto a la avenida de Miraflores. Nieto de represaliado, siempre tuvo unas ideas de izquierdas y con auténtica obsesión por la justicia social (aunque algunos de las candidaturas rivales se esfuerzan por achacarle una imagen de derechas).
El niño tuvo claro que quería estudiar Derecho. Y allí estaba a las siete de la mañana en la Facultad todos los días, escuchando a algunos de los profesores que más le han marcado como Javier Pérez Royo y Rosi Valpuesta. Desde entonces ya demostraba lo que ha materializado en su posterior carrera en la administración: la búsqueda de la perfección, el cuidado de los trámites, la supervisión de todos los detalles. Lee hasta el último folio que pasa por sus manos, sea un discurso o el pliego de una obra pasando por la agenda de actividades de los barrios. Para los suyos, eso es el reflejo del político que se preocupaba por todo, mientras que para los ‘susanitas’ eso evidencia que es un “tecnócrata” y no el político que se necesitan en estos convulsos días para conectar con la gente.
Pero hasta sus rivales le reconocen una cosa: “es el perfecto alcalde”. Es el regidor más importante del socialismo en toda España al capitanear la ciudad más poblada en manos del PSOE. Ha sabido ganarse hasta la derecha. “Lo trata bien hasta la derecha mediática. Eso es un punto incluso hasta su favor”, deja caer un ‘susanista’. Espadas ha sabido pactar a ambos lados y entenderse con Cs e IU y Podemos, es un político transversal. De hecho, uno de los fuertes de su candidatura es que puede ser un hombre que capte los votos perdidos en los últimos años por muchos flancos. Eso lo saben hasta en el Partido Popular: “Es el que más daño nos puede hacer”, confiesa un alto cargo del PP andaluz.
Precisamente, uno de sus logros más importantes desde que está en la Plaza Nueva ha sido el acercamiento con Málaga, rival histórica de Sevilla. Con el alcalde popular Francisco de la Torre fue labrando una buena relación para compartir sinergias, y luego se añadirían Córdoba y Granada. Era acercar más a las grandes urbes, que se habían dado la espalda durante años en el sur. Crear puentes, algo que ya mosqueó a Susana Díaz, que le llamó entonces a capítulo por lo que estaba haciendo. Una imagen que radiografía al alcalde: él y De la Torre se encerraban a hacer los proyectos sin técnicos, ellos mismos con papel y boli.
“Es lo que en Andalucía llamamos buena gente”, dice uno de sus colaboradores durante estas primarias cuando se le pregunta por él. Y, además, los que le apoyan dicen que gana mucho más en las distancias cortas. En su entorno reniegan de las críticas que se hacen de que puede tener menos tirón porque es el alcalde de Sevilla, y de hecho dicen que Díaz representa más a esa parte más clásica de la capital hispalense. Los dos eran amigos, ahora ya ni se hablan. “Ella no sabe cuidar a las personas, no llamó ni siquiera después a los que la apoyaron frente a Pedro”, destacan ahora un ‘espadista’.
Los dos se conocen mucho, del PSOE de Sevilla y de la Junta de Andalucía. Ella lo apoyó para que siguiera en la carrera de fondo para lograr la Alcaldía. “Era más de gestión, no le interesaba lo orgánico. De hecho en Sevilla es vicesecretario general de la Comisión Ejecutiva provincial y nunca ha ejercido tal cargo”, señala un destacado dirigente del socialismo sevillano. Para los suyos, en cambio, eso es lo bueno: combinar una idea y un proyecto con la parte técnica. Su perfil llegó a la Junta por ser un abogado especializado en los temas de medio ambiente, siendo su primera puerta en la Administración su puesto como jefe de gabinete del presidente de la Agencia de Medio Ambiente en 1990. Se sabe al dedillo todo lo relacionado con el cambio climático y el desarrollo sostenible. Tras muchos años en las estructuras de la administración (las tripas de la Junta), daría su gran salto en 2008 cuando Manuel Chaves lo nombró consejero de Vivienda y Ordenación del Territorio, puesto en el que vivió el cambio de Presidencia hacia José Antonio Griñán, en cuyo Consejo de Gobierno estuvo hasta 2010.
“No se es más de izquierdas por chillar mucho”, dicen en su entorno sobre su carrera y la ideología del alcalde, que sus rivales quieren asociar al establishment. Los suyos dicen que hay que mirar a los “hechos”, como su especial sensibilidad por los temas de memoria histórica y los trabajos en las fosas de la capital, además de su actuación durante la pandemia para llegar hasta los últimos rincones de los barrios.
Uno de los hombres fuertes en los que se está apoyando Espadas es en el poderoso líder del PSOE de Jaén, Francisco Reyes, que es además el presidente de la Diputación de esa provincia y que en su día fue uno de los pilares de Díaz (el encargado de quedarse con el partido si la expresidenta hubiera ganado a Sánchez). Y hace estas confesiones sobre el candidato: “En primer lugar, creo que Espadas es una persona normal. En política no es fácil encontrarte con gente normal. Algunos le pedimos que diera el paso. Es generoso, me lo ha demostrado. Y es poco ambicioso en lo personal. No es un proyecto personal, es algo global. No piensa en él. Además, es conocedor del municipalismo y tiene capacidad para hablar con unos y otros”. A lo que añade: “Es una persona que permite que el PSOE pueda dar la batalla electoral y optar a esa recuperación del Gobierno. Puede movilizar a esos 500.000 andaluces que no fueron a votar en las últimas elecciones. Puede encarnar esa ilusión”.
Días de primarias, pero también de mirar adelante. A Espadas otra de las cosas que le obsesiona es abrir más Andalucía, venderla más fuera, esa vertiente internacional. Este fue uno de los objetivos que se marcó cuando llegó al Ayuntamiento y con ese foco se impulsó que fuera la sede de los European Film Awards un año y que acogiera posteriormente una edición de los premios europeos de la MTV. Y es que la cultura también es una de sus pasiones (para la presentación de su candidatura escogió Bienvenidos, de Miguel Ríos, y le chiflan los Dire Straits). Muy celoso de su intimidad, está casado y tiene dos hijos. Y, cuando puede, le gusta escaparse a la playa en Cádiz y ver un buen partido de baloncesto. Juan, a punto de convertirse en primera espada. Pero hay una primarias internas que ya tienen ganador: su corazón es del Betis.