Joan Coscubiela: "Desprecio la política de Puigdemont"
Entrevista con el exportavoz de Catalunya Sí Que es Pot.
Los últimos meses en Cataluña han parecido casi una era geológica. Joan Coscubiela tiene esa sensación. Él vivió sentado en el Parlament, como portavoz de Catalunya Sí Que Es Pot, el final de una agónica legislatura marcada por los desasosegantes plenos de septiembre, el 1-O, la declaración unilateral de independencia y la aplicación del 155.
Coscubiela, que también fue dipitado en el Congreso en Madrid, no repitió en las listas del 21-D y ha decidido volcar todas sus vivencias en el libro Empantanados. Esos días en los que le llegaron a aplaudir hasta diputados de Cs, PP y PSC, mientras lo rechazaban algunos de sus compañeros de grupo. Unas jornadas en las que dirigentes independentistas lo llegaron a tachar de "resentido, amargado y persona tóxica".
Desde la tribuna, Coscubiela lanzó sus ideas: "¡Estoy dispuesto a partirme la cara para que ustedes voten sobre la independencia de Cataluña, pero no si pisan los derechos de los diputados!", "no quiero que mi hijo Daniel viva en un país donde la mayoría pueda tapar los derechos de los que no piensan como ella".
¿Qué va a pasar en Cataluña?
No me atrevo a hacer pronósticos. Mucho me temo que vamos a estar durante un tiempo empantanados. Lo deseable sería encontrar el camino para empezar a enfriar la situación y permitir pactar el desacuerdo.
¿Cree que Carles Puigdemont conseguirá una investidura telemática o lo descarta?
Eso está descartado.
¿Será Elsa Artadi la próxima presidenta? ¿O Marta Rovira como apuntaba Oriol Junqueras?
Jamás se me ocurriría dedicarme a ser adivino. No lo sé.
¿Ha muerto el procés?
Si lo entendemos como el unilateralismo, creo que ha llegado al final de su recorrido. Lo que seguro que se va a quedar, y por mucho tiempo en la sociedad catalana, es una reivindicación muy importante y con mucho apoyo de la independencia. Eso es lo que en España todo el mundo debería intentar no ignorar.
¿Cómo está la sociedad catalana ahora mismo?
Sin duda, este conflicto ha generado una fractura social importante y ha afectado, sobre todo, a las organizaciones transversales y muy plurales, como los sindicatos, las asociaciones de vecinos y de padres y madres de alumnos... Existe un deseo y la necesidad imperiosa de superar esta situación.
¿Por dónde pasa la solución?
Solución en mayúsculas mucho me temo que no hay. Y las que pudieron serlo en este largo periplo que va desde los inicios de esta década hasta aquí, en estos momentos no las son. Una de las consecuencias que ha tenido el conflicto tan brutal entre un Rajoy inmovilista y un unilateralismo basado en la ficción y en el engaño ha sido que va a hacer retroceder no solo al independentismo, sino al conjunto del catalanismo. Veo que habrá que trabajar por las microsoluciones. Por ejemplo, ayudaría conseguir un buen acuerdo de financiación autonómica. Pero para avanzar ahí es imprescindible empezar por pactar el desacuerdo. Si hay mucha gente que continúa calentándolo, no van a ser posibles ni las microsoluciones.
¿La situación de polarización actual beneficia electoralmente al PP y al independentismo?
Esa es la dinámica que ha retroalimentado el conflicto hasta ahora. En estos momentos no me atrevo a decir quién sale beneficiado. Espero que que los que han jugado a beneficiarse de esta situación pronto se den cuenta de que el coste que tiene para la sociedad es tan grande que tiene que dejar de jugar. Pero, si a la pugna dentro del nacionalismo entre PDeCAT y ERC se le añade la que existe ahora entre PP y Cs, estamos ante un caso en el que la competencia entre partidos tiene efectos destructores y nefastos.
Usted intentó dar voz a la opción de llegar a un acuerdo en el Parlament. ¿Se siente frustrado al ver que no se optó por una solución dialogada y se llegó a la DUI y al 155?
Personalmente, no. Políticamente, sí. Estaba convencido, como después se ha comprobado, que se estaban agotando todas las posibilidades de evitar que nos fuéramos por el precipicio. Una posibilidad hubiera sido que Rajoy no hubiera hecho la recogida de firmas contra el Estatut, otra que el Constitucional se autolimitara en sus funciones de tercera cámara política, otra es que se hubiera abierto una vía en 2014 cuando llegó la propuesta del Parlament al Congreso... Hubo posibilidades de resolverlo, incluso de manera in extremis el 26 de octubre convocando elecciones anticipadas por parte de Puigdemont. Eso desde el punto de vista político genera frustración.
Ha vivido con Puigdemont muchas sesiones parlamentarias... ¿cómo es?
Lo conozco relativamente poco, porque solo he compartido con él estos dos años. A pesar de que he tenido contactos personales con él en la Cámara, desde el punto de vista personal es profundamente cordial y de trato fácil. Es mucho más cercano que el president Mas. Ahora, políticamente, me da la impresión que él se hubiera autoimpuesto una misión histórica. Y, desde un punto de vista político, no le ha ayudado a él ni a el país. Suelo distinguir entre la valoración personal y la política. Respeto al señor Puigdemont como a todo el mundo, desprecio su política. Quiero matizar mucho eso, porque mi libro lo he hecho desde un profundo respeto personal a toda la gente que está detrás del independentismo. Algunos de ellos son familiares, amigos y compañeros de muchos años.
Después de su famosa intervención en el Pleno del Parlament del 7 de septiembre se levantaron diputados de partidos como PSC, Ciudadanos y PP, pero no aplaudían en su bancada....
Sí, desde mi bancada sí me aplaudieron.
Algunos, no todos. ¿Estaba también totalmente dividido el grupo de Catalunya Sí Que es Pot? ¿Había una herida como la de la sociedad catalana?
Es evidente, no es una noticia, que estos dos años han sido de complejidad, digámoslo suavemente.
El resultado de los 'comunes' el 21-D no fue bueno. ¿Han pagado electoralmente esa ambigüedad?
Cuando decidí escribir el libro, antes me respondí a la pregunta de si quería asumir el riesgo de ser totalmente sincero. Solo tenía sentido escribirlo si era honesto con los lectores, con la editorial, con la ciudadanía y conmigo mismo. Pero al mismo tiempo me he autoimpuesto una obligación que se entenderá: cuando uno deja una responsabilidad, opinar sobre los que ahora la ocupan no es lo más aconsejable. Voy a continuar expresándome con esos niveles de prudencia. No me ha gustado nunca la lucidez de los ex. Opino sobre lo que ha pasado, pero me abstengo de dar opiniones.
Eso es la opinión, ¿pero el análisis del resultado electoral para los comunes? Es que se ha pasado de ser la primera fuerza en las elecciones generales a ser la quinta en las autonómicas y es la misma masa de votantes.
Ese voto dual de la ciudadanía en las generales y en las autonómicas, incluso en las locales, forma parte de la genética electoral en Cataluña. Siempre ha sido así. Por ejemplo, en Sabadell el alcalde de toda la vida, Toni Farrés, del PSUC, ganó todas las elecciones a las que se presentó. En cambio, las generales las ganaba Felipe González y las autonómicas Jordi Pujol.
Lo que sí hemos visto en estas elecciones es que las dos fuerzas con más votos son de centro-derecha. ¿Qué le pasa a la izquierda? ¿Pierde en este debate territorial?
Lo que pasó fue una cosa más preocupante: una parte del electorado fue a votar en términos de confrontación dual y los que plantearon desde diferentes ámbitos fórmulas de enfriamiento del conflicto y tender puentes fueron los que tuvieron peores resultados. Es como si la ciudadanía a la hora de votar, hubiera decidido volver a las luchas goyescas. Eso es más preocupante que el hecho de que ganaran las derechas.
En el libro acusa directamente de mentir a los políticos independentistas.
Utilizo la expresión, desde el respeto al independentismo, de que los dirigentes han utilizado la gran ilusión para convertirla en una ficción. Y lo han hecho utilizando la astucia hasta que en un momento se convirtió en engaño. Que no parezca que es una acusación fácil y sin fundamento.
¿En privado le han reconocido errores algunos independentistas?
En los últimos días, cuando hablaba con diputados de Junts pel Sí, me reconocían que íbamos a una situación desastrosa, pero que ya no había margen para hacer otra cosa y que nadie era capaz de volver a los pueblos y ciudades a explicarle a la ciudadanía que se había ilusionado tanto que no se podía materializar. Fue como una especie de estrella negra, que impidió maniobrar. El 26 de octubre Puigdemont intentó convocar elecciones anticipadas pero se queda bloqueado.
Hemos conocido los mensajes del expresidente a Toni Comín. ¿Han sacrificado los suyos a Puigdemont?
En todo caso puede decirse que la opción de optar por marcharse del país es lo que de verdad ha sacrificado política y personalmente la posición de Puigdemont. Son consecuencias de sus propios actos. Él podría decir que los suyos lo han sacrificado si formara parte de una estrategia acordada, pero a todo el mundo le consta que su partido se enteró el mismo momento que el resto de los humanos y sus socios también. Era una opción que tenía mucho efectismo, pero poca efectividad.
¿Fue un acto de cobardía?
Rechazo esa dialéctica de valientes y cobardes. No me gusta nada.
¿Qué le parece que estén hoy en la cárcel Oriol Junqueras, Joaquim Forn y los 'Jordis'?
Desde el punto de vista jurídico, creo que no hay ningún tipo de fundamento la imputación por rebelión. ¿Entonces cómo llamamos al golpe de Estado del 23-F o del 18 de julio? Está claro que no es lo mismo. Tampoco tiene sentido aplicar la prisión provisional en los términos que se está aplicando. Y desde el punto de vista es una torpeza. Cuando se renuncia a la acción política y se da todo el protagonismo a las togas, se corre ese riesgo.
Compara también la actitud de Carme Forcadell como presidenta del Parlament con la de Jesús Posada en el Congreso -dirigía la Cámara Baja cuando era diputado nacional Coscubiela-. Y sale mejor parado el segundo. ¿Qué diferencias ve?
Profesionalidad y habilidad. En un lado existían y en otro, no. Desde el respeto a la presidenta, a veces sus actitudes provocaban más conflictos de los necesarios.
Gabriel Rufián (ERC) fue muy duro con usted y lo llegó a acusar de ser "como el camarada que iba hace 40 años con las manos sin callos a las casas de los obreros a decirles que mejor no hacer huelgas". ¿Le ha pedido perdón?
No, ni lo espero. Rufián tiene una manera de hacer política que algunos le califican como el héroe del Twitter. Para mí, aún no es consciente de que la fama en Twitter dura menos que la fama en Eurovisión.
¿Qué hace ahora? ¿A qué dedica el tiempo?
Tengo concedida la jubilación anticipada con coeficiente reductor. He escrito el libro y le he pillado el gusto, a lo mejor continúo escribiendo. Y hacer lo que me gusta, dedicarme a los deportes y la montaña y leer. No lo tengo especialmente pensado. Vamos a dar un poco de margen a que la vida vaya resolviendo. ¡Por una vez no la tengo planificada milimétricamente!
¿Cómo se vive en la Cataluña del 155?
Con incomodidad, porque ver que la confluencia de la irresponsabilidad de los dirigentes independentistas más la irresponsabilidad de Rajoy no haciendo nada durante mucho tiempo y haciéndolo con el 155 supone la pérdida de las instituciones nacionales de Cataluña que tanto nos consiguió conseguir produce una situación de mucha pena y desasosiego.
Siempre hablamos de la gente que ha llevado al límite el procés, ¿y quién diría que son personas claves a la hora del entendimiento y pueden jugar ese papel para volver a ese encaje entre España y Cataluña?
Si tuviera que escoger un factor determinante para salir del empantanamiento, diría que los medios de comunicación más que los agentes políticos y sociales. Mientras las divisiones mediáticas Brunete e Ítaca piensen que su función no es generar conciencia crítica sino fabricar hooligans, va a ser muy difícil. Cuando alguien se mueve para el acuerdo, lo machacan.
¿TV3 adoctrina?
Hace de división mediática Ítaca como TVE y otras hacen de división mediática Brunete. Lo desgraciado es que todos se encargan de ver la paja en el ojo ajeno y no en el propio. Eso es terrible.
Si tuviera una lámpara mágica y le concediera un deseo, ¿quién le gustaría que fuese el presidente de la Generalitat?
No creo en las lámparas mágicas. La tuvo en su momento la ciudadanía de Cataluña y la utilizó como la utilizó.