Beriain se negó a huir y salvarse porque su compañero Fraile estaba herido por los yihadistas
Un mes después del asesinato de los periodistas en Burkina Faso, se desvelan los detalles de la emboscada yihadista.
El periodista David Beriain pudo salvarse del ataque yihadista que le quitó la vida hace un mes, en Burkina Faso, pero no lo hizo. Su compañero, el camarógrafo Roberto Fraile, estaba herido y él se negó a abandonarlo. Lo mismo hizo el ambientalista irlandés Rory Young. Ambos decidieron quedarse. Y así, los tres fueron finalmente ejecutados. Es lo que arroja la investigación de su asesinato, ocurrido hace un mes, armada con el relato de testigos de lo ocurrido y desvelada hoy por el diario El País.
Su expedición, dice la noticia, avanzó hacia Pana, donde iban a investigar la caza furtiva cerca de un importante parque natural, casi en la frontera con Benin, área con gran presencia de bandas criminales y yihadistas. “La patrulla en la que se integraron los periodistas iba fuertemente armada, con unos 30 efectivos, dos camionetas pick-up y una docena de motocicletas”, explica El País. Los dos eran avezados reporteros y sabían los riesgos que corrían, por eso no fueron a ciegas, sino preparados, arropados por la organización de la ONG Chengeta Wildlife.
A primera hora de la mañana del 26 de abril la comitiva vio un campamento con una bandera negra, la de Al Qaeda, y así comenzó un combate de tres horas. El grupo fue atacado por tres flancos, con armas pesadas, así que fue imposible zafarse de la ofensiva, pese a sus esfuerzos. Los burkineses decidieron retirarse, pero los españoles y el irlandés, que iban en uno de los coches, “habían bajado a tierra y Fraile estaba gravemente herido”. “Los militares instaron a Beriain y Young a huir dejando atrás a su compañero, pero no quisieron hacerlo y se quedaron junto a él”, indica la información.
Se dio el aviso de alarma, pero los soldados de Burkina sólo pudieron acceder al lugar al día siguiente y encontrar los cuerpos de los tres hombres. Finalmente, se cree que el ataque fue obra del Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), vinculada a Al Qaeda, que reivindicó el atentado con una grabación de audio. Además de dejar a tres asesinados, se llevaron parte de los vehículos y del equipo de la caravana de prensa.