Injusticia con M de mujer
He intentado escribir estas reflexiones una y otra vez, las escribo, las borro y vuelvo a intentarlo de nuevo. Ni siquiera sé si esta vez atine, pero lo cierto es que por deber ser no quería dejar pasar más tiempo para compartir mis reflexiones con ustedes.
Imposible no sentirse indignada como mujer, como ser humano, independientemente de donde uno se encuentre, por todo el tema de "La manada". Siendo abogada tuve el agregado de hacer una análisis legal a toda la situación y me encuentro en absoluto estupor y descrédito de cómo aún se duda de los hechos, de las pruebas y se le quiere dar un matiz, si se quiere, hasta de inocencia a medias tintas a un grupo de jóvenes que violó a una chica. Una verdad que todos gritamos, que a todos nos indignó, que a todos nos sigue provocando asco, rabia, miedo, o al menos eso creía, cuando recientemente vi a una periodista que me causó repulsión absoluta como mujer y colega, cuando pedía mesura, balance y hasta insinuando que todos habíamos pecado de exagerados en este caso como sociedad.
Recientemente en Argentina ocurrió un caso grotesco como absurdo, donde tres juezas y una abogado lograron absolver a un violador usando de argumento el peso de su esposa, quien fuera su víctima. El argumento legal usado era que por ser obesa esta mujer ha podido defenderse y ser más fuerte que su esposo y que sin embargo no hizo nada por detener la violación.
¡¿De qué estamos hablando?!
La noticia se hizo viral la semana pasada y es la fecha que aún no lo proceso. Ahí está la víctima, violada no una sino tres (03) veces y su violador suelto, feliz, en libertad, mientras ella, al igual que la víctima de "La manada" deben permanecer en el anonimato para salvaguardarles el poco de humanidad que les debe haber quedado luego de pasar por una violación.
Año 2018 y aún hay mujeres con el argumento de "Quién las manda ir vestidas así" en la punta de la lengua. ¿En serio tan mal estamos? Perdón por el desorden de ideas, pero es que son demasiadas cosas ¡muy graves todas! ¿Para cuándo la coherencia mujeres? ¿Para cuándo despertamos todas? ¿Para cuándo nos sintonizamos en energía, acción y discurso?
El precedente a nivel legal que estos dos casos (por nombrar los más recientes) están dejando es gravísimo, un retroceso de proporciones inimaginables a luchas a brazo partido de vieja data por mujeres que se jugaron la vida y la piel por todas, la fulminación de una patada a nuestros derechos humanos, a nuestra vida; los feminicidios que crecen en número alarmante en el mundo son parte también de este problema.
Otra polémica se desata mientras escribo esta mi columna, gracias a una necesaria denuncia de la productora televisiva y radial Astrid Rivera con una canción del salsero Victor Manuel en colaboración con el reggaetonero Farruko, donde se glamoriza con música la violencia de género, se habla en esta canción de cómo una mujer disfruta –según la letra de este bodrio musical- de ser golpeada y maltratada. ¿Estamos tontos o qué nos pasa?
Además de poner en redes sociales #yotecreo #noesno marchar y enfadarnos, ¿vamos a hacer algo más? ¿vamos a ser más coherentes y empáticas con nuestros pares?
Por lo pronto estos dos casos legales que menciono están en un 'veremos' que me temo no será el mejor, con el desenlace justo. Las víctimas: ¿Alguien se ha preguntado por éstas? ¿Tienen apoyo psicológico? ¿Hay algo que podamos hacer nosotras por ellas?
No quiero salir con miedo a ninguna parte porque está latente la posibilidad de un feminicidio o violación, no quiero perder a una hermana más, no quiero una hermana más violada, rota por dentro y lo lamentable es que estas historias no pararán. Pero tampoco quiero una hermana más atentando contra la otra, incoherente, ejerciendo el machismo puro y duro desde su falda, con la crueldad que algunas congéneros pueden llegar a tener y que después el 8 de marzo me abrace cual Judas abrazando a Jesús. No ¡no lo quiero más!
En España y Argentina que aún hay un ápice de justicia y de estructura de estado hubo la oportunidad de un juicio, en mi país ni siquiera a tal cosa puedo acceder, un país roto en mil pedazos donde ya se maneja la oscura y escalofriante cifra de un 99% de impunidad en los delitos que se cometen en el ámbito nacional.
Repito ya no para mí, sino para todos (as) ¿Qué vamos a hacer? ¿Nos vamos a quedar sentados y de brazos cruzados? ¿Vamos a seguir pretendiendo ver danzar el elefante rosa que todos tenemos en nuestras narices? ¿Vamos a aplaudir al elefante o a buscar visibilizarlo y controlarlo?
No solo son estas dos mujeres que fueron violadas, ni las 500 mujeres que a la fecha se registran en México por ejemplo que fueron asesinadas en calidad de feminicidio. Hoy un poco fuimos violadas todas, hoy un poco morimos todas...
¡Hasta la próxima!