Iñaki López: "Con Inda y Marhuenda no nos podemos guiar por lo que opinen las redes sociales"
Entrevista al presentador de LaSexta Noche, que celebra su séptimo aniversario.
Llegar a LaSexta Noche no es una empresa fácil. Su redacción y el plató del programa se encuentran en una de las naves que conforman el laberíntico complejo que Atresmedia tiene en San Sebastián de los Reyes (Madrid), donde conviven Antena 3, LaSexta y otros medios del grupo.
Al fondo de uno de los innumerables pasillos, sentado en una silla de maquillaje, nos recibe Iñaki López, presentador del programa de debate de LaSexta de los sábados por la noche. “Vais a tener que esperar cinco minutos, que me ha salido una entrevista”. Es con Óscar Camps, patrón del Open Arms, que necesita un dineral (600.000 euros) para arreglar su barco y poder seguir salvando vidas en el Mediterráneo.
“Es terrible”, comenta López al terminar la entrevista con Camps, que se emitió este sábado, un día antes de que el programa cumpla siete años en antena. Viste vaqueros de los que cuelga una cadena, camisa a cuadros verdes y negros y zapatillas Converse. Muy lejos del look con el que le vemos habitualmente cada semana, trajeado y con corbata, desde hace siete años.
Presentaste durante seis años Pásalo, en ETB. Este su programa mas longevo ¿Cómo ha evolucionado desde 2013?
Enormemente, aunque sigue teniendo algunos elementos comunes a otros programas que he hecho, y no me refiero sólo a que haya entrevistas y tertulianos, sino que los temas que tratamos siguen siendo muy parecidos. Ya en el 2013 parecíamos salpicados por una ola de corrupción de la que seguimos hablando a día de hoy. Porque entre que la justicia se toma sus tiempos y que la corrupción es algo que no deja de aparecer cada equis tiempo en la política española, son dos de las cuestiones que más copan nuestra actualidad.
Bueno, hace siete años no había una serie de partidos que ahora sí existen, ha cambiado en eso la situación.
Es verdad que la situación política ha cambiado bastante más que nuestro programa y ahora tenemos nuevos partidos, muchos de cuyos secretarios generales han sido antes tertulianos en LaSexta Noche. Recuerdo cuando nos fijamos en un joven profesor de la Complutense como Pablo Iglesias, también en otros jóvenes políticos como Tania Sánchez. O cuando llamamos a Albert Rivera, que tenía un partido circunscrito a Cataluña como Ciutadans. O cuando nos dijeron en el PP que Pablo Casado no iba a poder estar y que iba a venir un chaval nuevo de Murcia. Nosotros decíamos, “hombre, pero mandad a alguien de peso”. Y, fíjate, era Teodoro García Egea, que después ha sido secretario general del PP. Muchos de los políticos que están ahora en primera fila se han fajado en los sillones rojos de LaSexta Noche.
Muchos han acusado a LaSexta Noche y otros programas de la cadena de fomentar el auge de Podemos. ¿Qué tienes que decir a eso?
Es curioso, porque los partidos políticos siempre te acusan de favorecer al contrario. A mí me parece bien la capacidad de elección, cuantos más partidos tengamos más habrá donde elegir y podremos encontrar un partido afín a nuestros intereses. Pero también desde los nuevos partidos hemos recibido acusaciones de apoyar más a los tradicionales. En fin, siempre tienden a acusarte de favorecer al contrario, estamos muy acostumbrados. Se habla mucho de presiones y este es un ejemplo, que te estén tildando constantemente de ser partidista. Y esto te lo dicen ellos, fíjate.
Otra de las acusaciones que nos hacen a los periodistas y a los medios de comunicación es que la ultraderecha ha crecido porque les estamos dando voz.
Esto me llama poderosamente la atención. Cuanta más información tengamos, cuanto más sepamos, cuanto más nos cuenten sobre lo que está pasando, seremos más libres y tendremos más información. Es bueno contrastar la información que nos llega a través de cuantos más canales mejor, porque todo tiene que ser contrastable. Pero las cosas hay que contarlas, suceden y hay que contarlas. Si un partido político que es el tercero en el Congreso de los Diputados dice una serie de barbaridades y no les damos eco, eso no es hacerle el juego, es hablar de lo que es noticia. Es abrir un debate que no se puede hurtar a la ciudadanía. Lo contrario es censura. Porque silenciar a un partido porque nos cae mal, es una puerta por la que podemos entrar a censurar cualquier opinión que no nos convenza, no nos guste o no sea del color que nos parece conveniente.
También hay debate sobre cómo llamar a Vox. Si son ultraderecha o no, si hablar de pin parental o de veto parental. ¿Qué opinas de esto?
Pues que no es más que generar debate. Es como hablar de fake news cuando hablamos de las mentiras de toda la vida. Vox es un partido de ultraderecha, me sorprende que les moleste a ellos. Es un partido de ultraderecha de libro. Tiene un argumentario y una forma de ser que se identifica con los partidos de la ultraderecha. Es lo que hay. Están en su derecho de molestarse tanto como nosotros de llamar a las cosas por su nombre.
Llevas presentando el programa desde 2013, desde aquella primera entrevista a Pedro J. Ramírez. ¿Cómo has evolucionado tú desde aquel día?
Lo que no se ha colmado es mi capacidad de asombro con este país. Parece que son los guionistas de Netflix los que llevan las riendas de la política. Cuando parece que va a haber un año tranquilo, siempre acaba apareciendo algo. Yo creo que a los políticos les interesa que la situación esté siempre al pil pil, que haya una confrontación perenne entre partidos. Ya no vivimos períodos tranquilos y los programas de política como el nuestro ya no tienen que mirar a hacer otros contenidos más de tipo social, porque los políticos nos dan temario para hacer programas de cinco o de diez horas.
Entonces, ¿crees que va a haber elecciones dentro de poco?
Es hacer futurología y nunca he tenido grandes dotes adivinatorias. No creo que la legislatura vaya a durar cuatro años. Es la primera vez que tenemos un Gobierno de coalición a nivel nacional y es difícil que la convivencia sea tan larga. Han empezado con claras muestras de amor fraterno, pero ya veremos lo que dura. Sí creo que va a ser larga, que se van a desarrollar nuevas políticas, aunque no sé si tanto como cuatro años.
¿Y tú qué prefieres como presentador de un programa que se nutre de la actualidad política?
Te juro que a mí me apetecería aburrirme un poco [Risas]. Creo que va siendo hora de que la política entre en niveles de tranquilidad y no me importaría hacer más entrevistas o abrir la temática de LaSexta Noche a cuestiones más sociales. Nos merecemos que la política pase a un segundo plano. No puede estar constantemente en la cabeza de los ciudadanos como una de las principales preocupaciones, porque a los españoles les preocupa el paro y después los políticos. Me parece muy grave. Eso es responsabilidad de los políticos. Y no sé hasta qué punto es bueno estar todo el día con una declaración en las redes sociales o en los medios de comunicación, sobre todo cuando no son muy meditadas. Hace falta bajar la temperatura política en este país, porque estamos demasiado enfrentados y los políticos no están para eso, sino para favorecer el entendimiento, el diálogo y para que los ciudadanos nos dediquemos a otras cuestiones y ellos solucionen los problemas, no los incrementen.
Eso se traslada luego al plató de la tertulia...
Pero es distinto, porque es un medio como la televisión, que es un medio vivo, dinámico. No es lo mismo, nosotros no tenemos responsabilidades de Gobierno. No se puede confundir, un tertuliano no va a gestionar el dinero público, no pretende establecer políticas concretas. Las podrá defender o no, pero él no tiene la responsabilidad directa. Los políticos sí, se tienen que pensar las cosas dos veces, tienen que ser un ejemplo de mesura y moderación. Los tertulianos son comunicadores, están en un programa de televisión y no tiene nada que ver. La política se está crispando más que los platós de televisión, estoy convencido.
¿Pero no crees que tienen una responsabilidad también los tertulianos que se enfrentan tanto y que eso luego caldea el ambiente en la calle?
Yo creo que eso tiene que ver con nuestra forma de ser. Cuando unos amigos se ponen a hablar de política, fútbol o religión, es más que probable que haya una voz más alta que otra. Creo que eso va más con nuestra forma de vida, nuestra forma de ser, nuestros genes. Somos un país de sangre caliente y nos gusta debatir de forma visceral. Pero no creo que eso tenga una relación directa con los tertulianos, que son comunicadores que debaten y discuten. Y es lo que tienen que hacer y de forma dinámica. Si fueran un montón de señoros sentados en unos sofás con capitoné, con una pipa en la mano, pasándose el turno amigablemente, pues igual no tendría el mismo interés. Es bonito que sea una tertulia dinámica y viva.
Hablando de momentos complicados, dime uno que en estos siete años de programa preferirías no haberlo vivido.
Se me hace profundamente incómodo cuando, en el fragor del debate y de la batalla, algún tertuliano tira de cuestiones personales contra otro. Porque no estamos para hablar de la vida de nadie y le hurtamos al espectador información importante. Al contrario de lo que mucha gente cree, la bronca en televisión no supone necesariamente una subida de un punto de audiencia. Y, además, no es nuestro estilo ni buscamos eso. Es más, a día de hoy, una bronca en un plató hace que el espectador tenga dificultades para entender lo que se está diciendo y se vaya. Yo no quiero que haya ruido, sino que sea dinámico, vivo, visceral, que se caliente, que se hable muy alto, pero con respeto y sobre el tema del que hablamos. Como es un programa muy largo y las cuestiones son muy sensibles, es normal. Son ocho tertulianos y es habitual que pase de vez en cuando. También es reducir un programa de cinco horas y media, que tiene muchas cosas, a una bronca de un momento puntual y concreto.
Vamos con otro aspecto del programa más amable, señálame un momento hilarante y divertido que hayas vivido en estos años.
Pues hemos tenido muchos. Recuerdo un día con Cristina Almeida, que estábamos haciendo una conexión con ella desde su casa y yo le hacía preguntas y ella no me contestaba, porque no me estaba escuchando. Y uno de los técnicos que estaba allí en su casa le preguntó si escuchaba algo y ella dijo “Carrefour”. Claro, porque tenía un canal distinto y estaba escuchando Antena 3, que en ese momento tenía publicidad y un anuncio de esta marca. Nos hizo mucha gracia.
En 2016, Zapeando hizo una recopilación de frases tuyas despidiendo el programa, del tipo “no veo la hora de irme a casa”, “estas cinco horas pasan como si fueran 12″,... ¿Cómo llegas al final del programa tras cinco horazas de emisión?
Esas frases son muy ilustrativas de cómo llego al final del programa, con muchas ganas de terminarlo. Ten en cuenta que es un programa que, aparte de que es muy largo y en directo, son cinco horas y media, se genera mucha tensión. Porque un día tienes que hacer una entrevista a Francisco Franco, el nieto, para hablar sobre la exhumación del dictador. O tienes una entrevista a Arcadi Espada, que no es una entrevista cualquiera. O estás hablando de cuestiones fundamentales con ocho tertulianos que están muy tensos. Pues lógicamente se genera una tensión importante. El único que no puede perder el sentido del humor soy yo. Los tertulianos pueden debatir, enfadarse, pero el único que tiene que permanecer frío y no caer en ninguna provocación es servidor. Entonces, claro, llegas agotado y el ingenio se te despierta en esos segundos finales. Es cuando soy más yo mismo.
Y eso que te pinchan durante el programa.
Me pinchan y me dan hachazos durante las cinco horas y media, sufro todo tipo de varapalos. Por eso cuando llegan los minutos de la despedida uno lo hace con mucha más ilusión.
¿Eres de los que al día siguiente mira las audiencias desde primera hora?
Como todos los profesionales de la televisión. Vivimos en el medio en el que vivimos. Es como si a un alumno le dijeran: “están puestas ahí fuera las notas”, y no quisiera salir a verlas. Todos los profesionales de la comunicación, cuando se publica la audiencia, lógicamente acudimos a comprobarla. Siempre me han sorprendido esos comunicadores que dicen que no lo hacen. Hasta Wyoming, que vive en las mieles del éxito, mira las audiencias todos los días, no me cabe ninguna duda.
¿Lees las críticas de esa gran barra de bar que es Twitter?
A veces las leo, pero tampoco me complico la vida con ellas. Twitter es un botellón y hay un poco de todo. Generalmente, hostias como panes. Es verdad que no somos mucho de me voy a meter en Twitter a felicitar a este muchacho por su labor. Somos más de me voy a meter en Twitter a cagarme en la madre que lo parió. A veces las leo, generalmente me divierto. Cuando veo que alguno ha dado en la diana, me la guardo y la apunto. Pero generalmente no son críticas desde el razonamiento, mesuradas y constructivas, son con la mano abierta. Hace tiempo que ya no bloqueo a nadie, no tiene sentido. A alguno, cuando es muy pesado, le silencio. Sigue insistiendo y no sabe que no le vas a leer nunca más. Me parece más divertido hacerle sufrir de esta manera sin que lo sepa.
Una de las críticas que más se lanza al programa desde Twitter es por qué seguís llevando a Eduardo Inda y a Paco Marhuenda.
Pues por muchos motivos. Por ejemplo, que cuando no vienen se nota en la audiencia del programa. El que se queja en Twitter se cree que, como se quejan con él otras cien personas, lleva la razón. Y todos los tertulianos tienen su público, igual no son usuarios de Twitter, pero lo tienen. Y luego porque tienen una agenda extensísima. Muchas veces hablamos de políticos o de protagonistas de la noticia y no les tenemos, porque no han querido hacer declaraciones. Pero sabemos que muchos de nuestros periodistas tienen contacto y vía directa con ese personaje. Es una manera de tener su opinión en plató.
Marhuenda es, además, director de uno de los periódicos más vendidos en este país. Eduardo Inda, gustará más o menos su forma de hacer, de ser periodista o de manejarse en una tertulia, pero ha sido uno de los periodistas que ha destapado algunas de las tramas de corrupción más importantes de este país. Estaba en la génesis de la investigación. Son cosas que no podemos obviar. Son dos periodistas de largo recorrido y con muchos triunfos profesionales a sus espaldas. Pero como son más viscerales y no dejan a nadie indiferente, generan amores y odios en las redes sociales. Pero no nos podemos dejar guiar por lo que opinan las redes sociales, nos tenemos que guiar por otros criterios: comunicativos, profesionales, etc.
¿Ves otros programas de debate?
Los veo, pero más con afán de informarme. Está bien que cada presentador tenga su propio estilo y su propio carácter. Yo pico en muchas tertulias, también en la TDT. Pero no lo hago con afán de fijarme en la forma de comunicar, sino con afán de informarme. Pero para entretenerme veo otras cosas.
Durante el programa no sólo hay tertulia, también entrevistas, tanto en directo como grabadas, ¿cuál ha sido la más difícil?
Recuerdo una de Arcadi Espada, que fue muy interesante. Es un tío muy listo, escurridizo, provocador.... Son las entrevistas más interesantes, porque te obligan a estar más pendiente y más atento. Me gustaría volverle a traer. Las entrevistas tensas me gustan. Con uno de los responsables de Hazte Oír también fue tensa. En ellas uno aprende mucho. Luego, a mí me divierte mucho Arturo Pérez-Reverte.
Es un clásico del programa.
Lo es. Además, tenemos la suerte de que le hemos caído en gracia y cuando va a hablar de política en televisión sólo lo hace en nuestro programa. Yo eso se lo agradeceré eternamente. Nos gusta mucho porque no se autocensura. Es libre, ha conseguido eso que es tan difícil, y no le preocupa lo que le preguntes. Eso me gusta. Porque hay dos tipos de invitados: el político, que tiene responsabilidades y al que tienes que apretarle y ponerle ante un espejo; y el que pertenece al mundo de la cultura o fue político pero ya no lo es. Con este vas más a disfrutar. Se le puede preguntar de política pero no le voy a fiscalizar. También pasa con Loquillo, con Sabina... Son gente que ha conseguido una carrera tan larga que se manifiestan con mucha libertad. Y eso es una maravilla.
Dime una entrevista que quieras hacer y que no has podido hacer.
Te voy a decir dos. Una, la que decimos todos los periodistas de este país, que es entrevistar al rey. Que no lo entiendo, porque en otros países con monarquías parlamentarias los monarcas dan entrevistas. Aquí no. Mucha gente dice, es que sois tantos medios que tendría que dar entrevista a todos. No es necesario, yo no pido que me la dé a mí, qué más me gustaría a mí. Pero si no es así, simplemente una entrevista en profundidad donde pudiéramos conocer a la figura más importante del Estado. Creo que es un anhelo de los periodistas que no creo que se vaya a ver nunca cumplido. Desconozco los motivos, la verdad, y creo que es un error.
¿Qué le preguntarías?
Creo que habría que empezar preguntándole por cómo justifica él una institución como la suya, a día de hoy, en una Europa moderna. Hay varias así en Europa, no es un caso único. Cómo la justifica él, qué cree que la Corona puede aportar a día de hoy a un país como España. Por qué tenemos que tener un cargo como el suyo que se hereda y no se somete a votación. Cómo justifica él su propia institución.
¿La otra entrevista?
Nunca ha venido un expresidente. Hemos tenido a dos presidentes: Rajoy y Sánchez. Pero desde 2013 no hemos tenido más. Me encantaría tener la opción de entrevistar a Zapatero, Aznar, que volviera Rajoy... Son personas que tienen mucho que aportar, mucho que decir, que no se callan a estas alturas absolutamente nada y sería interesantísimo escucharles hablar de distintos temas. Seguimos insistiendo y quizás algún día lo consigamos con alguno.
Igual viene Mariano Rajoy como presidente de la Federación Española de Fútbol.
Como quiera, o como presidente de su comunidad de vecinos, lo que le apetezca. Yo le invito y ya el cargo que ponga en su tarjeta, me da igual. Si viene como presidente de la Federación, le preguntaremos de fútbol. Pero, claro, cómo no, también le quiero preguntar sobre cómo ve la política tras su abandono de la política activa.
También has entrevistado a tu jefe, Antonio García Ferreras, ¿cómo se lleva eso?
Muchas veces, sí. Son entrevistas complicadas. Yo paso nervios con Antonio, porque tiene mucho carácter, impone mucho. Y es tu jefe. Ahora, le hacemos todas las preguntas. No nos perdonaría que no le metiéramos el dedo un poco en el ojo, lógicamente.
Tienes una anécdota en su despacho, ¿no?
Sí, es cierto. Tiene una gran pasión manifiesta que es muy del Real Madrid, de hecho ha trabajado en la Casa Blanca. Un día me llama a su despacho y me dice “vete, que ahora voy”. Allí acudo raudo y veo que tiene una gran maqueta del Santiago Bernabéu. Estoy sentado esperándole, veo que tarda y me levanto a curiosear sobre la maqueta. Toco el graderío para ver cuál es el material de la maqueta y, cuando pongo un dedo encima, se cae. Tú imagínate. De repente, me encuentro yo frente a la maqueta destrozada del Bernabéu de Antonio. Y él a punto de venir. Entonces, traté de arreglarla, que aguantara los dos minutos que iba a durar la reunión, pero no había manera. Me sentía como Peter Sellers en El Guateque. Y ya le veía venir, porque el despacho tiene las paredes de cristal, así que me eché al otro extremo del despacho y, cuando entró por la puerta, empecé a hacer aspavientos para llamar su atención. “Antonio, Antonio, ¿me siento aquí? Cómo tienes esto de bonito”, dije para no llamar la atención del desaguisado que había dejado con su maqueta. En realidad él no creo que supiera quién fue el autor.
¿No se dio cuenta?
No se dio cuenta, no. Meses después, cuando pasé por allí, vi que ya estaba arreglado y ya me tranquilicé. Un día se lo conté a modo de anécdota y siempre se lo ha tomado con humor.
Has compartido plató y trabajo con quien es tu pareja y madre de tu hijo, Andrea Ropero. ¿Qué opinión te merecen las palabras de Pablo Casado criticó al nuevo Gobierno asegurando que en las empresas no se permite que una pareja trabaje en el mismo departamento?
Pues que afortunadamente en esta empresa sí se permite. Yo nunca he entendido que no se permita. Si se puede aplicar en la política o no, es un punto de vista interesante que merece un debate. ¿Debe de haber una pareja en el Consejo de Ministros siendo él vicepresidente y ella ministra? En política lo estético es importante y hay que atenderlo. Personalmente creo que no pasa nada y que en el siglo XXI es el momento de que las parejas puedan trabajar juntas sin que pase nada. No me imagino que Iglesias pueda tomar una decisión que favorezca el Ministerio de su mujer. Pero bueno, entiendo el debate.
Tienes un niño, Roke, con Andrea. ¿Cómo llevas lo de la conciliación?
Ahora, afortunadamente, mejor. Era más complicado cuando trabajábamos juntos. Ahora nos podemos distribuir un poquito mejor. Te iba a decir que Roke no da mucho trabajo, pero ya lo empieza a dar, porque trepa como un tití. Cualquier cosa frágil hemos tenido que elevarla un mínimo de metro y medio del suelo para que esté fuera de su alcance. Entre lo que corre, lo que trepa y los gritos que pega, su presencia se manifiesta muy a menudo en casa.
¿Qué es más fácil, moderar un debate o dormir a un niño?
Joder, moderar un debate. Incluso moderar un debate de LaSexta Noche sobre la exhumación de Franco es más fácil que acostar a Roke. Ten en cuenta que soy un padre un poco mayor. Creo que mayores que yo, el doctor Iglesias Puga. Papuchi y yo, ahí estaremos. Poco más y soy abuelo antes que padre.
Como padre, ¿qué opinión te merece el llamado pin parental?
Eso sí que me parece una absurdez que no tiene ningún debate. No le podemos hurtar al niño que tenga sus derechos y que sea informado de todas las cuestiones, incluso de las que no les gustan necesariamente a sus padres. Este pin parental únicamente se ha pensado para evitar que los chicos vayan a charlas contra la violencia de género o la homofobia. Pero ¿en qué cabeza cabe?, por favor. Los hijos no pueden heredar las cuitas de sus padres, tenemos que procurar que nuestros hijos tengan una enseñanza mayor y más en libertad que nosotros.
¿Qué tertuliano te ha sorprendido más en el trato personal?
Tengo un trato muy cortés y correcto con todos. Ellos no son amigos y no se van de copas. Se saludan con cortesía pero amigos no son. Quizás, el que me ha sorprendido pero no sólo por su faceta como tertuliano sino porque le admiro desde hace muchos años es Xavier Sardá, uno de los grandes nombres de la televisión española de los últimos 30 años. Tener una amistad con él y reírte con él y comprobar el sentido del humor que tiene, me llama la atención. Me ha sorprendido el gran sentido del humor de Marhuenda, es un gran encajador. Como Eduardo Inda. A veces les llevo la revista El Jueves y les enseño cómo les han dibujado. Y se ríen. Paco hasta la compra y se la lleva.
Él siempre dice que compra Mongolia.
Siempre, siempre, sí, sí, los dos la compran y son lectores habituales. Y cuando encuentro un chiste sobre ellos, a veces muy duro, lo recorto y se lo llevo. Y siempre lo reciben entre risas.