Ocho gráficos que explican el impacto de la guerra sobre la economía española
La economía nacional se resiente y frena su tendencia de crecimiento. Mientras, la inflación se dispara y sus efectos podrían prolongarse hasta finales de año.
Las consecuencias de la guerra no solo se miden en destrucción y muertes. También el impacto económico va a condicionar el desarrollo mundial, incluso en países que no se miden directamente en el campo de batalla. Es el caso de España que ya está viendo como rebajan sus perspectiva de crecimiento y la subida de los precios ahoga a empresas y particulares.
Una subida de precios retratada en el último dato del Índice de Precios de Consumo (IPC), publicado este miércoles, que se ha disparado en un 3% en marzo hasta alcanzar una tasa interanual del 9,8%. La más alta desde mayo de 1985, es decir, hace 37 años.
Y esta situación se va a prolongar en el tiempo. En casos similares, el impacto económico se alarga durante seis u ocho meses de media hasta que se revierte. Es decir, que si la guerra terminara hoy mismo, la recuperación se empezaría a ver a finales de año, tal y como explica Carlos Balado, profesor de OBS Business School y director de Eurocofin. “Es difícil de prever a día de hoy pero, viendo la duración de la invasión y el nivel de escasez, vamos a un escenario de más inflación y menos crecimiento”, pronostica.
Sin embargo, todo depende de Moscú. Balado recuerda que España tiene a su favor que Rusia no supone un mercado muy importante para su economía, no obstante, le perjudica que la producción para cualquier empresa está muy definida por el coste de las materias primas que van al alza.
Con todo ello, ya se están viendo los primeros impactos que corresponden a la situación de incertidumbre del final de 2021. Por el momento, la evolución positiva de la economía española en el último año con la recuperación tras la pandemia y a la espera de ejecutar los Fondos Europeos se está viendo truncada. Por ello, desde Moncloa, tratan de amortiguar el impacto con la aprobación de un paquete de medidas temporales.
Aún así, el frenazo va a ser inevitable. Y más después de registrar el mayor crecimiento anual, con un 5,1% en 2021, de las últimas dos décadas. Así lo reflejan los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que también ha revisado al alza el crecimiento del PIB interanual del cuarto trimestre, desde el 5,2% hasta el 5,5%.
Sin embargo, el crecimiento se va a resentir y el 7% que se esperaba desde Moncloa para 2022 podría ser bastante menos. “La recuperación que veíamos para el 2022 probablemente ande en torno al 2%, que es crecimiento, pero no es el que esperábamos”, apunta el economista aclarando que al menos es crecimiento y no estancamiento.
Este retroceso viene causado por la subida de los combustibles fósiles, como el gas y el petróleo y la incertidumbre en el suministro de otras materias primas como los cereales.
La situación es similar en el marco comunitario. En los últimos meses, el producto interior bruto (PIB) de la zona euro registró en el cuarto trimestre de 2021 una expansión del 0,3% según los datos de Eurostat con España situada a la cabeza de las economías.
La ola rusa también salpicará al crecimiento mundial y la OCDE ya avisa de que la previsión de crecimiento mundial se rebaja un punto para 2022, con especial atención en Europa, donde será de 1,4 puntos menos.
La inflación se dispara
La tendencia venía de hace meses, pero tras el estallido de la guerra la subida de los precios se ha disparado. Tras cerrar febrero en 7,6% en la economía nacional, el punto más alto en 35 años, se espera que en marzo suba hasta el 9%.
En el marco de la eurozona, la tasa de inflación interanual se situó el pasado mes de enero en el 5,1%, una décima por encima de la subida observada en diciembre, lo que supone el mayor encarecimiento de los precios en la región del euro de toda la serie histórica.
Según los datos de Eurostat, la escalada de los precios responde a la subida interanual del 5,2% del coste de los alimentos frescos, mientras que la subida del precio de la energía se aceleró al 28,6% desde el 25,9% de diciembre.
La raíz de la inflación depende en gran parte de los precios de la energía y los precios de los cereales, según ha detallado el experto. “En la medida en que los precios de las materias primas van a subir va a ir repercutiendo en la economía”, apunta Balado.
“Veníamos de una década apenas sin inflación, que eso tampoco es normal en una economía y ahora pesa”, añade.
El petróleo sube, la gasolina escala
Ambos productos no siguen el mismo ritmo. Aunque los dos registran desde los últimas semanas una tendencia al alza, sus precios registran velocidades diferentes. Mientras que el de de los barriles de Brent oscila alrededor de los 100 dólares, los carburantes han registrado un crecimiento exponencial desde la primera semana de enero.
¿La razón? Para calcular el precio de la gasolina se toman en cuenta varios factores como: el precio internacional del petróleo, la demanda, la oferta, la inflación, la tasa de cambio, la estabilidad política en países productores y hasta la propia especulación.
Mientras tanto, la Unión Europea mantiene el debate del veto o no de los fósiles rusos, como sí han hecho EEUU o Reino Unido. Sin embargo, la situación en la UE es más dependiente y la sanción está aún en evaluación. Por su parte, España no es tan dependiente del gas y petróleo ruso. En el caso del gas, supone un 10% del total consumido y respecto al crudo, desde 2013 se ha reducido su importación hasta menos de 500 toneladas mensuales. De ahí su interés por desacoplar los dos precios para que su subida no afecte al precio de la energía.
Se frenan los empleos y la inversión
Balado destaca que la tasa de paro puede volver a niveles muy similares a los que se vieron en la pandemia, en el peor de los escenarios. Sin embargo, manteniendo un crecimiento positivo, tal y como se espera, España seguirá creando empleo, aunque menos de lo esperado.
“Se reducirá la mejora del empleo, pero no se va a llegar a una destrucción del empleo”, aclara.
De la misma forma, afectará a la inversión, sobre todo teniendo en cuenta también que aquellas empresas que puedan repercutir el precio de la subida de las materias primas seguirán invirtiendo a diferencia de otras que tendrán menos oportunidades y vivirán un momento más crítico.
Rusia se desploma
El país más perjudicado será el propio invasor donde el PIB se desplomará un 7,3% este año, según las previsiones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) y que la OCDE eleva incluso hasta el 10%.
Esta situación se verá afectada también por su estancamiento en su comercio internacional. Según datos de ICEX, la balanza comercial entre Rusia y España fue a cierre de 2021 de más de 6.000 millones de euros en importaciones y 2.200 millones de euros en exportaciones, lo que supone un saldo negativo de 3.800 millones.
España le compra a Rusia sobre todo combustibles y aceites minerales, principalmente aceites y crudos de petróleo. Mientras que Rusia compra a España maquinas y aparatos mecánicos, prendas de vestir y automóviles.
La respuesta del Gobierno
Ante esta situación, el Consejo de Ministros ha dado luz verde al paquete de medidas extraordinarias para paliar las consecuencias de la guerra. El plan trata de lograr ocho objetivos y supone 16.000 millones de euros: 6.000 en ayudas directas y rebajas de impuestos.
Entre las medidas: bajar el precio del gas y de los carburantes, apoyar a los sectores más afectados enfocado en las pymes y autónomos, evitar una espiral inflacionista, garantizar los suministros, proteger la estabilidad financiera, acelerar el despliegue del plan de recuperación, impulsar la eficiencia energética y reforzar la ciberseguridad.
Y todo apunta a que saldrá adelante con el respaldo de los socios de investidura que no se opondrán al decreto, aunque lo ven “corto”. Por ejemplo, ERC, Bildu y Más País siguen reclamando más impuestos a eléctricas y que las petroleras asuman más descuento del carburante.
Con todo ello, la situación no termina aquí. El dinamismo de la Economía supone que en unas semanas el escenario puede ser diferente o que se prolongue más de lo previsto. En lo que sí recalca Balado es que Rusia “ya no va a ser un socio fiable” y el contexto geopolítico y económico va a variar aunque se alcance un acuerdo de paz en el conflicto.