Holanda paga a sus habitantes por ir en bici al trabajo
Países Bajos es uno de los pocos lugares del mundo que incentiva económicamente a la gente para que deje el coche y use la bicicleta.
Holanda tiene todo el derecho a ser considerada la nación líder en ciclismo. En cualquier parte de este pequeño y llano país podrás ver tiendas de bicicletas, aparcabicis y una ordenada red de carriles bici marcados en rojo. Mientras que en España el 14% de la población utiliza la bici a diario o varias veces por semana, en los Países Bajos lo hace el 71% de la gente. Los neerlandeses efectúan más del 25% de sus viajes en bicicleta, una proporción mayor que en cualquier otro país del mundo.
Aun así, el Gobierno cree que muy pocos ciudadanos utilizan la bici para ir al trabajo. De hecho, el Ministerio de Infraestructura está tan empeñado en reducir la dependencia al coche que ha ideado un plan para que las empresas paguen a sus empleados por desplazarse en bici para ir al trabajo. Ahora, los ciclistas pueden pedir 0,19 euros a sus jefes por cada kilómetro que pedaleen para llegar a la oficina.
Esto significa que alguien que recorra en bici 10 kilómetros al día, cinco días a la semana, puede ganar unos 450 euros al año con esa subvención libre de impuestos. El sistema de incentivos es parte de un plan para impulsar la bicicleta como medio para ir al trabajo que anunció el año pasado el Gobierno neerlandés, que además va a invertir 345 millones de euros en ampliar la infraestructura ciclista del país.
La secretaria de Estado de infraestructura Stientje van Veldhoven afirma que el objetivo es conseguir que 200.000 personas más vayan en bici al trabajo. Van Veldhoven quiere mitigar los problemas de tráfico y de emisión de contaminantes, y mejorar la salud general de la población.
"Las bicicletas son buenas para reducir la congestión, para la calidad de aire en las ciudades y para la salud de las propias personas", explica a la edición estadounidense del HuffPost. "Y te permiten ahorrar dinero; puedes ahorrar cientos de euros al año. Así que también son buenas para el bolsillo".
Los vehículos de carretera son el mayor contribuyente neto de contaminación y cambio climático, según un estudio de la NASA de 2010. Los Gobiernos de la UE —que hanacordado reducir un 35% las emisiones de CO2 de los coches de aquí a 2030— creen que el uso de la bici puede reducir las emisiones, los humos y los atascos al mismo tiempo que mejora la salud de sus usuarios.
No sólo Holanda está intentando convencer a los trabajadores para que usen la bici por dinero. El mes pasado, la ciudad italiana de Bari anunció que pagará a los ciclistas 0,20 euros por kilómetro que recorran para ir al trabajo. Aunque el pago del Gobierno se limitará a 25 euros al mes, Bari también ofrece una ayuda de 150 euros para comprar una bici nueva o 250 euros para una bicicleta eléctrica.
"Al pedalear, saldrás ganando tú además de tu salud", afirma el alcalde de Bari, Antonio Decaro, que trata de impulsar formas más sostenibles de transporte en una ciudad atestada de coches.
En Francia, los ciclistas pueden pedir a su empresa 0,25 euros por kilómetro gracias a un proyecto experimental de seis meses lanzado en 2014. Aunque sólo pueden recibir 200 euros al año libres de impuestos, la agrupación de ciclistas Fédération Française des Usagers de la Bicyclette (FUB) está presionando al Gobierno para que aumente el límite a 400 euros.
No obstante, ha habido voces escépticas que cuestionan que estas sumas de dinero relativamente pequeñas sean suficientes para convencer a la gente de que deje el coche.
Los resultados de la prueba de seis meses en Francia fueron modestos. Aunque 8.210 trabajadores recibieron 0,25 euros por kilómetro pedaleado, el número de ciclistas regulares sólo creció de 200 al principio del proyecto a 419 al final. Y sólo el 19% de los nuevos ciclistas pasaba del coche a la bici. La mayoría de los nuevos usuarios antes utilizaba transporte público.
Quizá el ejemplo de Bélgica es más alentador. Es el país que ofrece a los ciclistas un programa de incentivos económicos desde hace más tiempo, ya que lo introdujo en 1999.
Holger Haubold, asesor económico de la Federación Europea de Ciclistas (ECF), asegura que la subvención de 23 céntimos por kilómetro, que los ciclistas pueden pedir a su empleador, ha dado popularidad al hecho de ir en bici al trabajo. Según una investigación de la ECF, el número de trabajadores que coge la bici y recibe este incentivo ha aumentado un 30% entre 2011 y 2015.
Pero no todo va de dinero. Crear más carriles bici y más accesibles también ha sido crucial, reconoce Haubold. Coger la bici debe ser sencillo y seguro. "El reembolso financiero es una medida efectiva a la hora de aumentar el número de usuarios de la bici, pero también se necesitan buenas infraestructuras; tienen que ir de la mano", señala.
En la capital danesa, Copenhague —un paraíso ciclista donde hay cinco veces más bicis que coches—, un estudio de 2017demuestra el poder de las extensas rutas ciclistas a lo largo de la red de carreteras. Aunque el 27% de los ciclistas apunta que utiliza la bici porque es barato, el 50% dice que lo hace porque es más fácil.
De momento, sólo podemos mirar a estos países con envidia. Aunque en España ha aumentado el uso de la bicicleta en los últimos años, sólo el 14% de los trabajadores y estudiantes la utilizan para ir a su lugar de trabajo o estudio, y la mayoría de la gente cita la peligrosidad (un 23%), el tráfico (un 17%) y la falta de vías y carriles bicis (un 11%) como factores disuasorios a la hora de coger la bici.
Asimismo, nueve de cada diez usuarios piden a la administración que fomente la bicicleta en empresas y escuelas, que habilite aparcamientos específicos y que ofrezca vías adecuadas de conexión interurbana.
Es muy difícil cambiar los hábitos de transporte. Si quieres animar a la gente a usar la bici, tienes que pensar cuál es el mejor tipo de incentivos. Las lecciones de Europa son claras: el dinero es un buen motivador, pero no el único. Coger la bici tiene que ser fácil y lo suficientemente agradable como para que la gente piense más allá de su bolsillo.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' EEUU y ha sido traducido y adaptado del inglés por Marina Velasco Serrano