Hablemos del suicidio
El suicidio es un problema de salud pública de primer nivel en el mundo. Más de 800.000 personas se quitan la vida cada año. Por cada uno consumado se producen veinte tentativas según datos de la OMS. El suicidio afecta a personas de cualquier edad, cultura o grupo poblacional. En España en 2016 se registraron 3.569 suicidios, muy por encima de las cifras de accidentes de tráfico. 336 de ellos, casi uno al día, en la Comunitat Valenciana. Esta serie de datos telegráficos dan idea de la magnitud del problema pese a que la percepción social, a buen seguro, no se corresponda con su alcance.
El Plan de Acción sobre Salud Mental de la OMS 2013-2020 compromete a los estados miembros a trabajar en pro de la meta mundial de reducir para el 2020 un 10% la tasa de suicidio. Fue en el año 2014 cuando la propia Organización Mundial de la Salud, en su informe "La prevención del suicidio, un imperativo global", planteó que la carga del suicidio no recae únicamente en el sector de la salud. Sus repercusiones son múltiples en otros muchos sectores y sobre la sociedad en su conjunto. Por ello, para prevenir eficazmente el suicidio, los países deben emplear un enfoque integral. Se trata de afrontar un problema de gran importancia no solo para el propio sistema sanitario sino también para otros sectores como es el caso de los medios de comunicación.
Es en ese contexto que la Conselleria de Sanitat Universal i Salut Pública, que hace ahora un año presentó el Plan de Prevención del Suicidio y Manejo de la Conducta Suicida, ha decidido pedir la colaboración y contar con las aportaciones que desde esos medios enriquezcan las propuestas frente a esta realidad. La sensibilización de la población a través de una información responsable se erige como factor clave. Lo cree el gobierno valenciano y así lo considera también la OMS que destaca el papel protagonista de este sector a la hora de modelar actitudes, creencias y comportamientos. Esa influencia abre camino a la prevención y a la modificación de las conductas.
Cabe recordar que la mayoría de las personas que se plantean suicidarse son ambivalentes. No están seguras de querer morir. Uno de los muchos factores que pueden sopesar es la cobertura en medios de comunicación. La manera de informar sobre un suicidio puede evitar otros. En la actualidad hay tres formas principales de actuación. Por un lado no informar por miedo al error o por prudencia, opción que incrementa el tabú, informar sin ser plenamente conscientes del impacto en determinados grupos de población y, por otro, proporcionar una información responsable en función de las recomendaciones de la OMS recogidas también en el plan autonómico valenciano.
En sintonía con esta última alternativa, y consensuado con la Unión de Periodistas Valencianos, se ha elaborado un decálogo específico para mejorar la información sobre estos casos bajo la premisa de que el silencio no ayuda a prevenirlos. Además, se ha puesto en marcha una campaña de concienciación que se complementa con una página web con información, listado de recursos públicos o de otra índole especializados en estos casos y todo tipo de ayuda que incluye factores de riesgo y protección o establece pautas para auxiliar a personas potencialmente con riesgo de suicidio.
Entre las recomendaciones mediáticas están, entre otras, evitar las imágenes, las descripciones detalladas o las entrevistas a testigos del suceso, incluir en las noticias que el suicidio se puede prevenir, tratar con especial cautela los suicidios de personas con trascendencia social, explicar que las causas no son sencillas sino que responden a múltiples factores o evitar expresiones que puedan dotar al suicidio de connotaciones heroicas o de martirio. En síntesis, se trata de debatir sobre el problema, aumentar el conocimiento sobre sus posibles causas y trabajar en común para que hacer de la prevención lo que verdaderamente es: el mejor antídoto contra estos terribles sucesos. Para ello, los medios de comunicación resultan un aliado de vital importancia.