Gana el Green New Deal, la ola progresista y verde entre los demócratas
En estas elecciones de medio mandato se hace patente el auge ecologista y de izquierdas en el Partido Demócrata.
El ala emergente del Green New Deal del Partido Demócrata estadounidense ha tomado forma este martes con la victoria histórica de sus apuestas más progresistas, suavizando una noche en la que también ha habido pérdidas y poniéndola a tono para la lucha contra el cambio climático.
Alexandria Ocasio-Cortez, de 29 años, se ha hecho con la victoria en el Distrito 14 de Nueva York y se ha convertido en la mujer más joven elegida para el Congreso. Ilhan Omar ha ganado en el quinto distrito de Minnesota y Rashida Tlaib, en el Distrito 13 de Michigan. Así se han convertido en las dos primeras mujeres musulmanas en llegar al Congreso. Y en la competitiva batalla por el Distrito 19 de Nueva York, Antonio Delgado, de 41 años, ha vencido al representante republicano John Faso y sus comentarios racistas.
Sus victorias son las del primer contingente de demócratas que pide un plan radical de gasto federal para que Estados Unidos vaya abandonando rápidamente los combustibles fósiles y prepare a la nación para el cada vez más catastrófico cambio climático. Conocido como el "Green New Deal", se trata de un plan federal para estimular "la inversión de billones de dólares y la creación de millones de empleos de calidad", según explicó Ocasio-Cortez a la edición estadounidense del HuffPost.
Aunque el eslogan hace referencia al New Deal del presidente Franklin D. Roosevelt, el programa de gasto por el que en los años 30 se construyeron muchas de las grandes infraestructuras del país, la demócrata prefiere comparar su plan con el "Plan Marshall", tal y como señaló hace unos meses: "El Green New Deal será similar en escala a los esfuerzos de movilización vistos en la Segunda Guerra Mundial o al Plan Marshall". "Debemos volver a invertir en desarrollo, producción, uso y distribución de energía, pero esta vez de energía verde", sostiene.
El bloque de escaños de este 'nuevo acuerdo verde' es menor de lo que podría haber sido. El sindicalista Randy Bryce, convertido en héroe popular progresista, competía por un asiento en Wisconsin, pero perdió ante el republicano Bryan Steil este martes. Kevin de León, el senador por el Estado de California cuya histórica ley de electricidad 100% renovable se aprobó a principios de este año, no consiguió quitar del puesto a la demócrata Dianne Feinstein. Andrew Gillum, la apuesta progresista y uno de los grandes candidatos que pedía un Green New Deal, perdió ante el republicano Ron DeSantis.
Pero los resultados más alarmantes legaron cuando los votantes de dos Estados del Oeste rechazaron medidas que habrían sacudido la industria del combustible fósil. En Washington, la Iniciativa 1631 —una medida para poner un impuesto al carbono, cuya recaudación habría ido a parar al transporte público y a centrales solares y eólicas— fue rechazada por una amplitud de votos. Mientras tanto, los habitantes de Colorado rechazaron también la Proposición 112, una medida que habría impedido que en el 85% de terreno no federal se hagan extracciones de petróleo y gas. La industria gastó hasta 73 millones de dólares en campañas para lograr el rechazo de las iniciativas.
Los que apoyan un Green New Deal están ganando poder en unas elecciones que han supuesto una sangría para el bipartidista caucus de las Soluciones Climáticas. El club de 90 miembros —apodados los "pavos reales" por los críticos, que dicen que sólo sirve para lavar la reputación de miembros que siempre votan contra políticas climáticas— ha perdido a varios miembros, entre ellos al representante Carlos Curbelo, fundador republicano del grupo.
La derrota de Curbelo frustra las esperanzas de los republicanos de reunirse en torno a un sistema de tarificación del carbón, el tipo de política climática de base que tanto los economistas demócratas como los conservadores apoyan. Y aunque parece poco probable que cuatro demócratas de izquierdas puedan suponer un impulso serio para el Green New Deal, los científicos climáticos afirman que sus decisiones darán un giro más ácido al debate por el clima en la dirección de una política que pueda marcar realmente una diferencia.
"Este es el tipo de pensamiento audaz y valiente que necesitamos cuando se trata de confrontar el urgente reto de evitar la catástrofe del cambio climático", sostiene Michael Mann, científico del clima en la Universidad estatal de Pensilvania.
Las elecciones de medio mandato llegan justo un mes después de que las Naciones Unidas advirtieran de que para mantener el calentamiento global dentro de 2,3 grados Fahrenheit se requiere reducir a la mitad las emisiones mundiales en los próximos 12 años. Las posibilidades de conseguir esta reducción parecen escasas.
El presidente Donald Trump está impulsando de forma agresiva la producción de combustibles fósiles, mientras arruina las regulaciones de gases de efecto invernadero. El nuevo presidente de Brasil, el demagogo de extrema derecha Jair Bolsonaro, prometió acelerar la deforestación del Amazonas y seguir el camino de Trump sacando al mayor país de Sudamérica de los acuerdos del clima de París. China, el mayor emisor de contaminantes del mundo, sigue avanzando en sus centrales de carbón que prometió cancelar.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' EEUU y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano