'FitLovers' & 'FitHeaters'
Tengo una amiga que dice que quiere probar lo de entrenar en pareja. Ella sigue varias cuentas en Instagram en las que sus influencers de fitness entrenan con sus respectivos. Y visto así, sería un buen plan para el día de los enamorados ¿no? Pero como muchas otras imágenes de las redes sociales, tiene mucho de idealización. ¿Y filtros?
Según datos de un estudio de la Universidad de Indiana (EE.UU), sólo el 6.3% de las parejas casadas que van al gimnasio o entrenan juntas terminan en una ruptura. ¿Quiere decir eso que las parejas que entrenan juntas permanecen juntas? Bueno, al menos lo que dura la sesión sí.
Desde el punto de vista psicológico practicar deporte en pareja puede fortalecer la confianza, acrecentar la responsabilidad y alimentar la motivación. Y no olvidemos que vivir la vida en pareja es sinónimo de compartir. Compartir los recuerdos, las preocupaciones, las tareas, los gastos, tu espacio...Igual leído así no suena tan bien para muchos, aunque en un primer momento nos parezca monísimo colocar el cepillo de dientes al lado del suyo. Así, sin tapa ni nada, se quedan entrelazados y expuestos a microrganismos intestinales. Muy bonito sí. Pero salgamos ya del baño.
Aunque seas un runner empedernido o un crossfitero incondicional, no siempre apetece colocarse la ropa de deporte, abrocharse las zapatillas y salir a hacer ejercicio, pero si lo conviertes en un momento social y compartes esta afición con tu pareja, tendrás una motivación extra. Así, el sacrificio, la constancia y la superación que te llevan a hacer deporte también pueden reforzar la convivencia en pareja.
Por si sigues sin verlo claro, mi amiga nos da más razones. No hay nada más peligroso para una relación que caer en la temida rutina. Pasar un fin de semana disfrutando de la naturaleza mientras corres, montas en bici o practicas senderismo es una forma diferente y divertida de disfrutar del tiempo en pareja. Es mucho más que alcanzar retos y metas, porque hacerlo con tu compañero de vida siempre suma el doble. Ahí estamos de acuerdo. Siempre que haya un nivel de entrenamiento más o menos similar. Porque trotar al lado de alguien que quiere esprintar no reconforta, puede provocar resentimiento por parte de uno y competitividad insana por parte del otro.
Quizá también depende del tiempo que lleves con tu pareja. Esas miradas cruzadas (con cara y cuerpo sudados) podrían ser un aliciente al principio y algo no tan agradable después de muchos años. Y pensando en eso recuerdo que no hay nada más peligroso para una relación que caer en la temida infidelidad. Hay datos de encuestas que aseguran que el gimnasio puede ser justamente un causante de ruptura. ¿Por ejemplo?, me interrumpe curiosa mi amiga.
Una encuesta realizada a 1.100 miembros suscritos a la plataforma Ashley Madison (red social principalmente para parejas que ya tienen una relación) reveló que casi tres cuartas partes de los que respondieron entrenaban principalmente para mantener el interés de su pareja extramatrimonial.
¡Horror! ¿No lo hacían para estar saludables o vivir más tiempo en buenas condiciones? Al parecer estaban trabajando duro sus músculos para gustar más a sus amantes. No por eso vamos a pensar ahora que todos las personas que van a gimnasio son infieles. Habrá algunas personas que sí lo sean y hayan comenzado esa relación paralela entre kettlebells y fitballs.
Habrá también quien ponga el gimnasio como excusa para salir de casa un rato y volver agotado o agotada y no por haber completado el Workout of the Day que le tocaba precisamente. En la misma encuesta de Ashley Madison también aseguran que ver a otras personas ejercitándose puede ser muy provocador para hombres y mujeres. Claro que es comprensible con tanta dominada, pose de yoga y sentadilla profunda. También hay quien va al gimnasio y entrena. Sin más.
Con esos datos en la mesa ¿toca desconfiar de las personas que hacen deporte? Hay expertos que aseguran que cuando una persona está en forma tiene más probabilidades de ser infiel, simplemente porque esto nos hace más atractivos. Un estudio, realizado por las universidades de Santa Clara, La Verne y Harvard, descubrió que las personas físicamente atractivas tienen relaciones más breves, más probabilidades de divorciarse y expresan más interés en las conexiones extra matrimoniales.
Entonces ¿si deseas proteger tu matrimonio o tu relación debes evitar que tu pareja haga ejercicio? Visto así, el único maratón que no supondrá un peligro para la pareja será el de series, sofá y manta. O quizá la opción sea, como propone mi amiga, hacerlo juntos. Podéis ir al gimnasio y hacer sentadillas, abdominales y estiramientos.
Yo recordaría lo más importante de todo esto: hay que cuidarse por salud y por uno mismo, no para gustar a nadie o para atraer a nuevos compañeros de alcoba. Las parejas van y vienen pero tú solo tienes un cuerpo y una vida; así que elige cómo quieres vivirla. Al menos eso le digo yo a mi amiga. Eso sí, si finalmente compartís entrenamiento manteneos alejados de la bicicleta de spinning que por lo visto es la gran destructora de la pasión.
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