La UME asegura que la población de La Palma no debe preocuparse por el aire que respira
Los análisis de calidad realizados dan resultados negativos.
La población de La Palma no tiene que preocuparse por el aire que respira en estos momentos porque no es perjudicial para su salud. Todos los análisis de la calidad del aire que la Unidad Militar de Emergencias (UME) está realizando dan resultados negativos.
Así lo asegura en una entrevista con Efe José Antonio Gamarra, subteniente del núcleo de operaciones del contingente de 184 efectivos de la UME desplazado a La Palma para colaborar en el dispositivo de emergencia puesto en marcha con motivo de la erupción del volcán de Cumbre Vieja.
“La problemática está con el gas que está saliendo ahora, que es un gas virgen, aún no se ha depurado, no ha habido contacto con la atmósfera, pero, en principio, los análisis están dando negativos”, por lo que “no hay riesgo para la población”, señala.
Medición del aire en la propia lava
Ahora, según explica este militar, “el gas que está emanando es el de dentro del volcán y es el más tóxico, pero si se cierra, el aire se va a ir depurando, con lo cual será menos tóxico”.
La UME tiene desplegados en la zona a varios miembros del equipo especializado en emergencias tecnológicas que están realizando mediciones de la calidad del aire, una tarea a la que esta misma mañana se va a sumar un vehículo ligero de reconocimiento (Velire).
Este dispositivo se puede acercar hasta la propia lava y realizar una medición perfecta de la calidad del aire en un radio de 4-5 kilómetros de la erupción para detectar posibles agentes químicos.
A veinte metros de la colada
La principal misión de los miembros de la UME desplegados en La Palma es la vigilancia de la colada, sobre todo en el flanco derecho, el más conflictivo, y en la cabeza.
“Ahora mismo estamos desplegados en los flancos de la colada, podemos estar a unos 20 metros, por lo que podemos ver perfectamente cómo avanza”, señala.
El subteniente Gamarra comenta que la lengua de lava sigue bajando hacia la costa aunque a menor velocidad que días anteriores, ya que cuanto más larga es más tiene que empujar desde el inicio, lo que ralentiza el avance.
La previsión de que llegue al mar va perdiendo cada vez más fuerza, aunque él piensa que sí ocurrirá.
Vigilando posibles incendios
”Vigilamos por si se producen incendios forestales. Ahora mismo, los fuegos son absorbidos por la propia colada que los machaca”, ya que la temperatura de ésta es de 1.000-1.100 grados frente a los 600-800 grados del fuego.
El escenario puede cambiar si la lava llega al mar, ya que empezará a descender su temperatura y la posibilidad de incendio aumenta, asegura.
Además, es posible que también se produzcan fuegos los días posteriores cuando la lava se vaya enfriando, y en ese caso el principal problema para su extinción es llegar hasta ellos, debido a que las carreteras cortadas por la lava.
Por eso ya están buscando caminos alternativos. “Tardaríamos más pero podríamos llegar al incendio”, asegura.
No se puede pelear, lo arrastra todo
La UME dispone también de un equipo de drones para hacer reconocimientos de la zona y la imagen que ofrecen es la de “un incendio con material sólido arrastrando todo lo que pilla” a su paso.
En los vídeos, el subteniente ha visto cómo la lava sepulta casas enteras. “Las machaca y las entierra”.
Afirma que la erupción “es una emergencia contra la que no se puede pelear, lo arrastra todo” y explica que tampoco se puede construir un muro de contención porque lo terminaría arrastrando.
La diferencia con un incendio es que la gente abandona sus casas con la esperanza de que cuando vuelvan, aunque dañadas, estarán aun en pie, pero en este caso “algunas personas no van a encontrar nada, solo una explanada de lava”.
Gamarra reconoce que es una situación muy dura para quienes tienen que abandonar sus hogares y todas sus pertenencias, pero agradece la actitud de la gente, que “está haciendo todo lo que le dicen”.
La UME conoce bien el drama porque está colaborando con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad ayudando a los ciudadanos evacuados a que puedan volver a sus viviendas y recuperar algunos de sus enseres antes de que llegue la colada y machaque las casas. Les acompañan en los escasos minutos que tienen para recoger sus bienes más preciados.
“No se puede hacer más de lo que se está haciendo”, subraya.