Empleo, una política de país
No hay mejor dato económico para un país que el que demuestra que se crea empleo, y que además es de calidad, estable e indefinido.
20.232.723 es el número de personas inscritas a la Seguridad Social el último día de mayo. Es una cifra, sí, pero una cifra que nos permite tener confianza en nuestra economía, en nuestra capacidad de recuperarnos y de generar empleo. Son cifras históricas de creación de empleo y de reducción del paro y todo ello a pesar de una pandemia y de una guerra en Ucrania, que están afectando a todos los países.
Una cifra récord en toda nuestra historia que es mucho más que una cifra, es el resultado de años de trabajo para lograr que, también, por primera vez desde diciembre de 2008, desde hace 14 años, el nivel de paro en nuestro país sea inferior a los tres millones de personas, siendo 2.922.991 el número total de personas desempleadas. Y es por tanto volver a la situación de nuestro mercado de trabajo, previa no solo a la pandemia, sino a la crisis financiera que irrumpió en 2008, y por tanto la mejor de las noticias para mirar al futuro.
No hay mejor dato económico para un país que el que demuestra que se crea empleo, y que además es de calidad, estable e indefinido que son características que permiten a la ciudadanía vivir, no solo con más dignidad, o con mejores salarios, sino también con mayor estabilidad y confianza, que son imprescindibles para poder desarrollar un proyecto de vida.
Los últimos datos de empleo revelan cuestiones tan importantes que no hay ruido ni crispación que puedan tapar, datos como que llevamos 13 meses consecutivos de creación de empleo, datos como que en mayo se han firmado más de 730.000 contratos indefinidos, la mayor cifra en un mes de toda la serie histórica.
Parecería lógico, en estas circunstancias, que el pasado 2 de junio cuando se conocieron estos datos del mercado de trabajo correspondientes al mes de mayo, el Partido Popular y su nuevo líder se hubieran alegrado y reconocido lo acertado de las reformas y políticas del Gobierno de Pedro Sánchez. Y sería lógico porque estos datos hablan de la vida, del bienestar y del progreso de los españoles y, por tanto, deberían estar al margen de cualquier oposición, al margen de cualquier rifirrafe político o de cualquier duda.
Si Rajoy se despidió en junio de 2018 como presidente del Gobierno, tras una moción de censura por corrupción, valorando como histórico el dato de paro de aquel mes de mayo que era de 3.252.130 personas, la más baja desde diciembre de 2008, hoy, que por primera vez España baja de los tres millones de parados en 14 años, el Partido Popular debería mostrar el mismo triunfalismo que entonces, en vez de sembrar dudas. No puede ser que, de forma reiterada, la política del Partido Popular valga para decir lo uno y lo contrario según sus intereses.
Eso no es ni nueva ni vieja política, sino más que la evidencia de mala política, la que antepone los intereses partidistas al interés general, la que es incapaz de alcanzar Pactos de Estado en asuntos prioritarios como pueda ser la reforma laboral que está permitiendo crear empleo indefinido en cifras históricas o la que es incapaz de valorar con objetividad aquello que es bueno para nuestro país y la ciudadanía.
Cuando escuchas al candidato del PP Juan Manuel Moreno Bonilla felicitarse porque el paro ha bajado en Andalucía, te demuestran que pueden decir lo uno y lo contrario sin inmutarse. Si hoy hay buenos datos de empleo en Andalucía es gracias al Gobierno de Pedro Sánchez y a pesar de ellos, que han votado en contra de la subida del Salario Mínimo a 1.000 euros, de la reforma laboral que ha impulsado la contratación indefinida o de cada mejora del mercado de trabajo.
Podrían reconocerlo públicamente pero sería tanto como reconocer los éxitos de un Gobierno que, con una pandemia, la irrupción de un volcán y ahora las consecuencias de una guerra en Ucrania, no ha dejado en cuatro años de trabajar para dejar un país mejor del que encontró en 2018, con más derechos y oportunidades para los trabajadores y trabajadoras.
España es hoy un país mejor que hace 4 años. Es un país en el que las pensiones se revalorizan conforme al coste de vida real, un país en el que el Salario Mínimo ha pasado de 735 euros a 1.000 euros, un país en el que 1 de cada 2 contratos nuevos que se firman son indefinidos frente a 1 de cada 10 en 2018, un país en el que en un año se ha reducido en medio millón el desempleo femenino y el paro juvenil se sitúa por primera vez por debajo de los 200.000 personas, un país también en el que quienes no tienen ningún ingreso hoy cobran el Ingreso Mínimo Vital para poder vivir con dignidad.
Nuestro país merece una oposición que sepa ponerse en la piel de todos esos españoles que están buscando su primer empleo, aquellos que quieren reciclarse profesionalmente y se están formando, aquellos que necesitan una oportunidad de dejar de encadenar contratos y por fin han firmado un contrato indefinido, de aquellos que se marcharon de nuestro país y queremos que tengan la posibilidad de regresar con todo su talento y capacidad para contribuir a hacer un país más competitivo. En esa tarea está el Gobierno de España y a ella invitamos a todos los que quieran sumar a su país.