El empleo resiste en un contexto desfavorable y 2022 es "el mejor año del siglo"
Expertos en Economía señalan la fortaleza del empleo y, aunque pintan un Primer Trimestre "muy difícil", alejan 2023 del desastre.
El paro aún no ha encontrado su suelo. El mercado de trabajo en España sigue demostrando su “fortaleza” en un contexto marcado por la guerra de Ucrania, la inflación y la crisis de suministros, según los expertos consultados por El HuffPost, que llegan a calificarlo como “el mejor año del siglo”.
El numero de desempleados ha vuelto a bajar en noviembre por segundo año consecutivo, un mes que tradicionalmente ha sido negativo, y lo hizo en 33.512 personas. La otra cara de la moneda, y que anticipa un inicio de 2023 más complicado, se encuentra en la generación de empleo, que ha registrado una leve destrucción de empleo.
José Manuel Corrales es doctor en Economía y profesor universitario, y se muestra directo a la hora de definir la deriva: “Vemos una tendencia positiva, aunque sí es verdad que se empieza a ver en ese crecimiento positivo del empleo un agotamiento, un estancamiento”.
Aun así, Corrales apunta a que estas cifras son “las mejores en 15 años” en cuanto al número de parados, al mismo tiempo que el mercado laboral se anota un mes de noviembre positivo, cuando tradicionalmente es un mes “malo” para el empleo.
La ralentización podría deberse, según el profesor, a que se viene de una “tendencia positiva” que ya encadena “19 meses de buenos datos”, aunque ahora sea “evidente que hay un enfriamiento y que en 2023 el crecimiento será menor”.
Dejando de lado el estancamiento, el 2022 está “completamente salvado” para Monica Melle, profesora de Economía de la Universidad Complutense de Madrid.
“Los economistas estamos muy sorprendidos por el comportamiento del mercado de trabajo, de hecho, los organismos internacionales, públicos y privados están empezando a revisar las previsiones de crecimiento económico al alza. Ya no se pinta tan negro”, asevera Melle.
Sin embargo, Melle advierte de que la inflación, aunque ya “tocó techo y empieza a bajar”, es un lastre para el poder adquisitivo de los trabajadores que puede afectar a su capacidad de consumo y al crecimiento general: “Se necesita insistir en las políticas públicas que protegen a los más vulnerables para mantener su capacidad de consumo”.
En esa línea se enclavan, por ejemplo, las subidas salariales, tanto la del sueldo mínimo como las de los convenios, además de las ayudas como el Ingreso Mínimo vital, comenta Melle, que también opina que sería conveniente alcanzar un pacto de rentas.
“Quizás no se trata de ligar todos los salarios al IPC en estos momentos, porque podría alimentar una escalada inflacionista, pero sí ajustarlos para que los consumidores no pierdan su capacidad de compra y estimulen o mantengan el tejido productivo”, sostiene la economista.
Las curvas, en el Primer Trimestre
Hace meses que se advierte sobre ellos y los nubarrones ya están a las puertas. “El Primer Trimestre va a ser muy complicado”, apunta Corrales. No se trata simplemente de la ralentización del empleo, esa será la consecuencia, el motivo por el que la economía mira con ojeriza a los tres primeros meses de 2023 son variados.
La inflación seguirá siendo alta, algo que se da por descontado a pesar se que su tendencia es bajista. La primera bestia negra con la que los ciudadanos tendrán que lidiar será con la subida de tipos de interés que afecta a las hipotecas de tipo variable. “Las familias van a ver cómo sus mensualidades se disparan, y eso, sumado a los precios de la energía, va a condicionar su consumo y este a la producción y el empleo”, comenta Melle.
Por contra, este fenómeno hará que la inflación acelere su bajada y en primavera, con las flores, se note un desahogo más notable en los precios, comenta la economista.
“Se va a notar, habrá un estancamiento, pero tampoco va a ser un desastre”, añade a este respecto Corrales. A su juicio, se puede llegar a ver un aumento del paro que supere los tres millones de desempleados, pero en ningún caso volveremos a los niveles de “otras crisis anteriores”, opina el profesor.
Más inversiones, Fondos Europeos y ayudas
En los últimos meses España se ha posicionado como un polo receptor de inversión. Entre las más destacadas, por suponer miles de millones de euros, se encuentran la de la empresa MAERSK, que pretende invertir 10.000 millones para producir hidrógeno verse y biocombustibles en nuestro país, o el reciente anuncio de Seat y Volkswagen para sumarse al Perte VEC, que también atraerá miles de millones.
Estos movimientos suponen la creación de decenas de miles de puestos de trabajo solo con su puesta en marcha. Sin embargo, Melle apunta a que puede suponer mucho más que eso: “Puede suponer un cambio de modelo productivo hacia profesiones con alto valor añadido y mejores salarios”.
En abstracto, esa cantinela suena bien, pero en lo concreto podría arrastrar muchas más consecuencias positivas, continúa Melle: “Cuanto mejor sea el empleo que se cree, más recaudación y más fondos para la Seguridad Social y el mantenimiento del sistema público de las pensiones, por ejemplo”.
La resistencia de todo el sistema no se entendería, para estos dos expertos, sin la reforma laboral y las ayudas desplegadas durante la pandemia para proteger el tejido productivo.
Los efectos en el peor año de la pandemia ya se pueden comprobar, y reflejan que ayudas como los ERTE y al mantenimiento de la actividad supusieron un buen cinturón de seguridad, murieron menos empresas en 2020 que en la crisis de 2008. Esos mismos mecanismos, para Melle, podrían funcionar ahora de nuevo para evitar males mayores.
Por todo esto, habrá que contener la respiración. Vienen las curvas, cada día están más cerca, pero es probable que, si no se desata una guerra nuclear en Europa, algo que no se descarta, es posible que el segundo trimestre la situación comience a normalizarse y mejorar. Habrá que esperar a las flores.