Los saharauis reaccionan a la carta de Sánchez: “El pueblo te quiere y el Gobierno te putea”
Haiat, Nama, Loueila y Cherif deploran la postura del Gobierno español con el Sáhara: "Como pueblo, nos mantendremos firmes, lucharemos por nuestra identidad".
“¿Qué quieres que te diga? Sorpresa, sorpresa… no. La espalda del pueblo saharaui está llena de puñaladas”, responde Cherif Embarec Ahmed, saharaui de 50 años afincado en Ciudad Real, cuando se le pregunta por su reacción al giro en la postura del Gobierno español con respecto al Sáhara. El pasado viernes, la Casa Real marroquí difundió una carta enviada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al rey marroquí, Mohamed VI, reconociendo “la propuesta marroquí de autonomía presentada en 2007 como la base más seria, creíble y realista para la resolución” del conflicto del Sáhara Occidental.
Pese a la invasión rusa en Ucrania, pese al paro de transportistas, pese a las tensiones por el desabastecimiento y los precios de la energía en España, la noticia sobre esta misiva provocó un terremoto político y mediático que aún sigue teniendo réplicas. Unidas Podemos, socio de coalición en el Gobierno, se plantó, por el fondo y por la forma, ante este cambio institucional, mientras que el resto de partidos del arco parlamentario hizo lo propio. Tampoco la población española lo ha aceptado sin más, y este sábado hay convocadas manifestaciones en toda España como protesta, a la espera de que Sánchez comparezca en el Congreso el próximo miércoles, aunque con pocas esperanzas de que esta intervención resuelva algo.
De apoyarlos “hasta la victoria final” a esto
El argumento del Gobierno, manifestado principalmente por el ministro de Exteriores, José Manuel Albares –que viajará a Marruecos el 1 de abril–, es que con la carta a Mohamed VI se trata de normalizar relaciones con Marruecos y no supone un giro radical a la postura actual de España con respecto al Sáhara.
En esto último Albares tiene razón: desde que España salió del Sáhara en 1975 firmando un acuerdo por el que cedía el territorio a Marruecos y Mauritania, ningún Gobierno se ha preocupado de lo que ha ocurrido en la que durante años fue la provincia española número 53. Por mucho que en 1976, siendo secretario general del PSOE, Felipe González se plantara en el Sáhara a proclamar “nuestro partido estará con vosotros hasta la victoria final”; por mucho que José Luis Rodríguez Zapatero respaldara un referéndum; por mucho que Pedro Sánchez, antes de llegar al Gobierno, pidiera la autodeterminación del Sáhara Occidental; por mucho que en 1991 se alcanzara un alto al fuego entre Marruecos y el Sáhara por el que ambas partes se comprometían a llevar a cabo una consulta supervisada por la ONU para que los saharauis pudieran elegir.
Loueila Mint El Mamy, abogada saharaui de 31 años residente en Canarias, reconoce que la famosa carta de Sánchez a Mohamed VI no le ha causado sorpresa ni decepción. “Nunca he esperado nada de la diplomacia ni marroquí ni española”, dice. “El régimen marroquí viola derechos fundamentales y humanos todos los días con toda la población que llega de Mali, Guinea Conakry, Guinea Bissau, Gambia, Senegal, con mi propio país, el Sáhara Occidental, pero también con su propia población”, afirma. “De la monarquía marroquí no espero nada; espero que se garanticen los derechos fundamentales y que algún día se procese al rey de Marruecos por todas las vidas que se ha cobrado”, sentencia Mint El Mamy.
“Rabia e incredulidad”
Haiat Bon Adda, saharaui de 29 años asentada en España desde hace cinco, sí que muestra a las claras su indignación por el giro del Gobierno español. “Cuando me enteré, me invadió un sentimiento de rabia e incredulidad”, admite la chica, cuya primera vez en España fue gracias al programa Vacaciones en Paz, por el que de pequeña pasó varios veranos en a Alcolea de Calatrava (Ciudad Real). “No pensaba que un país tan avanzado en materia de igualdad y derechos humanos iba a rebajarse a caminar de la mano de un país opresor. Para nosotros el pueblo español es un pueblo hermano”, afirma.
En la familia de Haiat, que sigue viviendo en los campamentos de refugiados de Tinduf, se sienten “traicionados”, pero “no les sorprende”, matiza la joven: “Es la segunda vez que España vende el Sáhara en 46 años, cuando empezó todo este calvario”.
“Es un chantaje continuo”
La desazón que siente Nama Ahmed, que a sus 22 años lleva ocho viviendo en Almería con una familia española a la que conoció a través de Vacaciones en Paz, se evidencia con cada una de las palabras que pronuncia. “España se ha plegado a Marruecos a la primera de cambio, es un chantaje continuo”, sostiene. Al mismo tiempo, Nama reconoce que no esperaba “nada” del Gobierno español, sabiendo “cómo nos ha tratado históricamente”.
Todas las personas entrevistadas para este reportaje coinciden en algo: distinguen, por un lado, el trato impasible del Gobierno de España hacia el Sáhara Occidental; por otro, la actitud empática y solidaria del pueblo español para con los saharauis y su causa. Nama lo resume con una frase: “El pueblo te quiere y el Gobierno te putea, es así, literal”. “Nosotros nos consideramos hermanos con el pueblo español, porque nos ha ayudado mucho, nos ha acogido de la mejor manera posible, chapó por el pueblo español”, explica. Con el Gobierno español, la cosa cambia: “Nosotros le queremos, pero él no nos quiere”. “Siempre ha intentado jugárnosla de la mejor manera posible. Lo hizo en la venta de Madrid y lo ha hecho ahora”, prosigue el joven.
Con palabras parecidas se expresa Cherif Embarec Ahmed. Él, que nació cuando el Sáhara era todavía una provincia española y tiene, por tanto, nacionalidad española, es incapaz de comprender el ejercicio de desmemoria que ha llevado a cabo España en las últimas cuatro décadas con respecto al Sáhara Occidental. “Nuestros padres tenían la documentación española, libro de familia español, pasaporte español… Yo tenía 3 años cuando ocurrió todo [la invasión marroquí y la cesión española] y ya tenía mi partida de nacimiento. Legalmente soy español, lo quieras o no”, zanja.
Cherif siente que el giro del Gobierno de Pedro Sánchez es comparable al de los Acuerdos de Madrid del 75 –cuando España cedió el territorio a Marruecos y Mauritania– y al del estadounidense Donald Trump, que en diciembre de 2020, un mes antes de dejar la presidencia, reconoció la soberanía de Marruecos en el Sáhara Occidental. “Es inaceptable. Es una traición al pueblo saharaui y a los valores y principios democráticos”, se queja Cherif.
“Es una continua lucha, una continua supervivencia”
Tanto Cherif como Haiat, Nama y Loueila tienen a buena parte de su familia en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia), donde sobreviven como pueden unos 150.000 saharauis. “La vida allí es un día a día, no sabes lo que te puede traer el día de mañana porque, al fin y al cabo, no dependes de ti mismo, sino de la ayuda humanitaria”, explica Nama. “Hoy estás comiendo, pero mañana no sabes si vas a poder. Es una continua lucha, es una continua supervivencia”, describe.
Nama Ahmed, que vivió en los campamentos de Tinduf hasta los 14, reconoce haber pasado “muchísimas noches sin cenar”. “Mi hermana me decía: ‘Le falta poco a la comida, le falta poco a la comida’. Y así hasta que me dormía. Al mediodía, la comida era un día lentejas y otro día alubias, un día lentejas y otro día alubias. Dependíamos de las legumbres de la ayuda humanitaria”, cuenta. “Es surrealista que tu país sea número 1 en pesca, que sea rico en fosfatos y en oro, y que tú seas un refugiado que depende de la ayuda humanitaria… Es algo que, de verdad, no comprendo”, confiesa el joven.
“Es algo muy, muy duro lo que hemos vivido. Y siempre, siempre te hace sentir inferior al resto del mundo”, dice Nama. “A ti no te dan derechos. Llegas a España, siendo saharaui, y el país no te reconoce históricamente, te dan un documento de apátrida, cuando mi padre tenía la nacionalidad española y cobraba la jubilación por haber trabajado para el Ejército español. España está olvidando su historia”, sentencia.
En qué consiste la “autonomía”
La propuesta de autonomía que presentó Marruecos en 2007 y que ahora respalda el Gobierno español plantea ceder competencias administrativas y fiscales al Sáhara Occidental, guardándose jurisdicción exclusiva en temas religiosos, constitucionales y relacionados con la figura del monarca, con la seguridad nacional, relaciones exteriores y el poder judicial. Por su parte, el Frente Polisario –en el Gobierno de la República Árabe Saharaui Democrática, reconocida por 84 Estados– pidió entonces y pide ahora un referéndum de autodeterminación, tal y como se acordó con el alto al fuego de 1991.
La postura actual del Gobierno de España, en línea con la de la Unión Europea, es apostar por una “solución mutuamente aceptable y en el seno de la ONU”, por lo cual celebran –según la carta remitida por Sánchez– “los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos en el marco de Naciones Unidas” para alcanzar dicha “solución”.
Loueila Mint El Mamy les replica: “No se puede llegar a un acuerdo aceptado por ambas partes, y lo digo desde la objetividad. Hablamos de un ocupante y de un ocupado”. “Es como si un niño está sufriendo acoso y bullying sistemático por parte de un acosador y pretendo sentarme y que se llegue a un acuerdo justo y aceptable por ambas partes”, ilustra la abogada.
Al igual que sus compatriotas, Mint El Mamy ve inconcebible la idea de depender de ese “acosador” (Marruecos), ya no sólo por defender la identidad del pueblo saharaui, sino porque, como abogada especializada en inmigración y extranjería, cada día ve “las consecuencias que tiene ser de Marruecos”. “Veo cómo tienen a la juventud analfabeta, sin estudios y sin posibilidad de prosperar”, dice. “Por eso se suben a una embarcación y tratar de llegar a Europa”, razona.
Mint El Mamy explica que, para el Sáhara, lo que propone el rey marroquí implicaría convertirse en “una comunidad autónoma dentro de Marruecos”. “Pero eso no se va a producir”, añade enseguida la abogada. “Creo firmemente en la lucha de mi pueblo, porque no es una lucha injusta, es pacífica, de más de 40 años reivindicando lo que es nuestro y lo que nos pertenece, que no es otro que tener un territorio donde vivir, algo que se nos quitó”, afirma convencida. Mint El Mamy recuerda, además, que el Sáhara es el único territorio de África “a la espera de su descolonización”, tal y como lo define la ONU.
“El Sáhara es mi causa, mi país y mi patria”
“El pueblo saharaui lo tiene clarísimo. Me he criado en Canarias, pero tengo claro que si tengo que volver a mi país para luchar contra esa autonomía lo voy a hacer. Y creo que todos los saharauis de la diáspora lo van a hacer”, asegura Mint El Mamy. Se estima que unos 10.000 saharauis viven en España, de una población total de algo más de medio millón de personas repartidas entre los territorios ocupados por Marruecos, los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia), Mauritania y la diáspora.
No hace falta indagar mucho para darse cuenta del fuerte sentimiento de identidad y de lucha que comparten los saharauis entrevistados para este reportaje. “El Sáhara es mi causa, mi país y mi patria”, dice Cherif. “Los saharauis somos un ejemplo claro de supervivencia, de lucha, de paciencia”, afirma Nama. “No he visto a ningún otro pueblo que haya apostado tanto por la vía política y pacífica”, añade.
“Veo claro que a mi país lo quieren exterminar”
El joven Nama va más allá: “Diciendo que el Sáhara es marroquí están empujando al Sáhara a una guerra”. “Desde 1991 nosotros hemos apostado por la paz, pero una persona no puede aguantar más el hambre, el sufrimiento, el calor árido del desierto, el no tener agua potable, el no saber si mañana estás vivo o estás muerto, el ver cómo tu familia sufre por sobrevivir…”, enumera. “Nos está costando la vida”, asegura.
Loueila Mint El Mamy, que también se sabe una “privilegiada” por poder ir a trabajar cada día, tener acceso a una sanidad o viajar, alza la voz por aquellos que llevan años viviendo “en un sitio sin recursos, abandonados, olvidados por la comunidad internacional”.
Reconoce esta abogada extranjerista que, con estas reivindicaciones se ve en medio de una paradoja. “Lucho por mi identidad, pero al mismo tiempo lucho contra las fronteras”, ilustra. “Tengo una contradicción, pero es que veo claro que a mi país lo quieren exterminar”, sostiene. “Veo diariamente cómo está la activista Sultana Jaya –asediada en su casa, torturada por las autoridades marroquíes, sin un ojo, violadas su madre y su hermana–, veo cómo están la mayoría de los activistas en las prisiones de Marruecos, las condiciones en las que están solo por ser saharauis, veo todas las brutalidades que están haciendo con nosotros, y eso me hace luchar por la identidad de mi pueblo, y por nuestra supervivencia”, defiende. “Tengo toda la esperanza de que nosotros, como pueblo, nos mantendremos firmes”, asegura.
De alguna manera, Mint El Mamy agradece que la carta filtrada de Pedro Sánchez a Mohamed VI haya “puesto palabras a lo que ya existía” –“España tiene un montón de acuerdos bilaterales con Marruecos, el colegueo ya existía, ya eran aliados”– y haya acabado con años de “apagón informativo” sobre el Sáhara. “Para mí, el hecho de que con esta carta ahora se hable y se ponga en debate nuestra situación también ha sido un subidón”, reconoce la abogada. “Es sorprendente el apoyo que estamos recibiendo. La población española está con el pueblo saharaui, con la legalidad y con el respeto de los derechos humanos y fundamentales”, sostiene. “Me quedo con que el pueblo es el que salva al pueblo”.