El presidente que habla a la Nación
Pedro Sánchez ha hecho suyos los sentimientos de miedo, de incertidumbre, de frustración y de angustia que sufren millones de españoles.
Nunca antes en democracia un presidente del Gobierno había hablado con tanta franqueza, con tanto realismo y tanta verdad a los españoles durante el debate del estado de la Nación.
La invitación a la ciudadanía a desconfiar de quienes ofrecen falsos remedios a enfermedades reales hacía presagiar que el presidente Pedro Sánchez sabía que una derecha tan irresponsable como fuera de la realidad iba a endurecer a base de insultos y crispación su discurso ante una batería de medidas sin precedentes en un debate del estado de la Nación.
El tiempo de ese ruido ensordecedor con el que ocultar lo importante y obviar lo urgente ha pasado, aunque la derecha no se dé por aludida, como ha demostrado el Partido Popular, que ante la falta de argumentos ha recuperado a ETA y ha utilizado la memoria de las víctimas del terrorismo, demostrando lo alejados que viven de los problemas reales y actuales de los españoles y la falta de sensibilidad ante todo lo que han significado 40 años de terrorismo en nuestro país.
Frente al catastrofismo y las mentiras del Partido Popular y de Vox, sin respuestas ni propuestas para afrontar uno de los mayores desafíos de nuestra democracia, hemos visto a un presidente del Gobierno que ha hablado a toda la nación.
Un presidente del Gobierno que ha hablado para todos los españoles, en el lenguaje de todos los españoles, y ha dado respuestas a todas las inquietudes y preocupaciones que cada día tenemos los ciudadanos ante la subida de la inflación, de los precios y del coste de vida.
Pedro Sánchez ha hecho suyos los sentimientos de miedo, de incertidumbre, de frustración y de angustia que sufren millones de españoles, primero golpeados por una pandemia y ahora por las consecuencias de una injusta guerra en las fronteras de Europa. Hace falta mucho más que ruido y descalificaciones en política para poder ser alternativa de gobierno. Hoy ha quedado demostrado quien tiene ideas para mirar al futuro y quienes ofrecen más de lo mismo de lo que ya ofrecieron en el pasado.
Durante más de 90 minutos ha expuesto medidas para responder a los problemas y a las necesidades de todas las familias, los colectivos más vulnerables, las empresas, pymes, autónomos y todos los sectores de la actividad económica. Con un discurso profundamente realista, conocedor de la situación real que atraviesa la ciudadanía y nuestro país, haciendo a todos los españoles participes de su preocupación y desvelo ante el día a día de una ciudadanía que lleva más de dos años sufriendo muchas dificultades, demostrando ser conocedor de que “el salario cada vez da para menos, la cesta de la compra es más cara y la escalada de precios está haciendo más difícil lo que ya era difícil”.
Pegado a la realidad de toda esa ciudadanía que espera certezas, que quiere tener confianza y esperanza para poder salir adelante, el presidente Sánchez ha demostrado que venía al Congreso de los Diputados a hablar a la gente de los problemas de la gente pero no solo a quedarse en el diagnóstico de la gravedad de los tiempos que vivimos sino también a ofrecer soluciones y propuestas para poder cambiarlos. Pedro Sánchez ha dibujado con claridad y dureza el escenario tan complejo, tan volátil y cambiante que vivimos, sin rodeos, sin titubeos, llamando a cada problema por su nombre. Pero también ha sabido diseñar la hoja de ruta para dar una solución a cada problema, una respuesta a cada desafío, un objetivo a cumplir ante cada uno de los retos que España atraviesa.
Dos palabras han recorrido toda su intervención: justicia y equidad. Las bases para construir una sociedad mejor pasan por una mayor redistribución de las cargas de esta crisis para que no vuelva a ocurrir como en el pasado, durante la crisis financiera de 2012, que todo el peso de la crisis recayó sobre la clase media y trabajadora de nuestro país con asfixiantes recortes, subidas masivas de impuestos, privatizaciones, copagos mientras se hacían amnistías fiscales a los defraudadores. Para ello, el presidente Pedro Sánchez ha anunciado dos nuevos impuestos. Un impuesto temporal a las entidades bancarias que recaudará en torno a 1.500 millones de euros y un impuesto a las grandes empresas eléctricas, de gas y petróleo que gravará los beneficios extraordinarios obtenidos en 2022 y 2023 y cuya recaudación se estima en unos 2.000 millones de euros anuales.
Muchas han sido las medidas anunciadas para dar respuesta a las necesidades de toda la ciudadanía, desde los jóvenes a los pensionistas, desde los autónomos o los trabajadores a quienes tienen una empresa y dan trabajo a muchas familias. Medidas como la gratuidad de los abonos de la red de Cercanías para impulsar el transporte público como forma de reducir el consumo privado de combustible, becas complementarias de 100 euros mensuales a todos los estudiantes de 16 años que ya disfrutan de una beca, programas para el desarrollo de competencias digitales en la Educación Infantil, Primaria y Secundaria o el diseño de una nueva política agraria común que dé respuesta a las necesidades del campo, de nuestros agricultores y ganaderos.
De la anterior crisis financiera de 2012 tardamos en recuperarnos una década. Estamos decididos, con una respuesta de política económica progresista sin precedentes, a que de esta crisis no solo vamos a salir en mucho menos tiempo, sino que además lo vamos a hacer más fortalecidos, creando empleo de mayor calidad, transformando nuestro tejido productivo y modernizando nuestro país para hacer una España más justa, más sostenible, más igualitaria y equitativa, más inclusiva e integradora. Vamos a por todas para defender el interés de la mayoría social.