El presidente de Perú dimite por un escándalo de compra de votos
Pedro Pablo Kuczynski ha presentado su renuncia ante el Congreso, donde afrontaba una destitución casi segura.
El presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, ha dimitido este miércoles en un discurso a la nación pronunciado un día antes de que el Congreso votara una moción de censura en su contra, la segunda en pocos meses, por su presunta implicación en el escándalo de corrupción de Odebrecht.
"Frente a esta difícil situación que se ha generado, y que me hace injustamente aparecer como culpable de actos en los que no he participado, pienso que lo mejor para el país es que renuncie a la Presidencia de la República", ha dicho en un mensaje transmitido en directo desde su residencia privada.
Kuczynski ha esgrimido que no quiere ser "un escollo para que la nación encuentre una salida hacia la unidad y la armonía que tanto necesita". "No quiero que ni la patria ni mi familia sigan sufriendo con la incertidumbre de los últimos tiempos", ha enfatizado.
Sobre el futuro inmediato, se ha limitado a decir que "habrá una transición constitucionalmente ordenada". Conforme a la Carta Magna, el vicepresidente, Martín Vizcarra, asumirá el cargo y permanecerá en él hasta que expire el actual mandato presidencial, en 2021. No obstante, antes podrían convocarse elecciones anticipadas.
La dimisión de Kuczynski ya había sido ampliamente anticipada por los medios de comunicación peruanos, según los cuales se ha decidido en la reunión extraordinaria que se ha celebrado este miércoles del Consejo de Ministros para abordar el último capítulo de la crisis política en la nación andina.
Los acontecimientos se han precipitado por la publicación de unos vídeos difundidos en las últimas horas por Fuerza Popular en los que supuestos emisarios del Gobierno ofrecen dinero y obras públicas en sus regiones a los diputados del partido opositor a cambio de que voten en contra de la moción de censura que estaba prevista para el jueves.
La ola Odebrecht
El Gobierno de Kuczynski se tambalea casi desde sus inicios debido a las acusaciones sobre su presunta implicación en la trama de pago de sobornos a cambio de favores políticos que protagoniza la constructora brasileña Odebrecht y que alcanza a toda la región.
En lo tocante a Perú, Odebrecht reveló que dio 4,8 millones de dólares a consultoras relacionadas con Kuczynski. Una de ellas, Westfield Capital, recibió más de 780.000 dólares entre 2004 y 2007, incluyendo 60.000 dólares en los años en los que Kuczynski fue ministro de Economía y primer ministro del Gobierno del presidente Alejandro Toledo.
Estas acusaciones llevaron a la oposición a impulsar una moción de censura el pasado 22 de diciembre a la que Kuczynski sobrevivió, a pesar de que en un principio no contaba con los apoyos necesarios. El escándalo ha aumentado desde entonces y este jueves debía enfrentarse a otra que, de acuerdo con la prensa peruana, no iba a superar.
Kuczynski se ha quejado en su discurso de este miércoles de que ha sido víctima de "una constante obstaculización por parte de la mayoría legislativa" que se ha traducido en "numerosas interpelaciones, censura de ministros y de un Gabinete entero y un proceso de vacancia (...) que incluso una vez superado ha vuelto a la carga con una nueva moción".
El ya expresidente ha criticado que, aunque este segundo proceso debía haberse llevado a cabo "de forma transparente, sin interferencias", "no ha sido así". En concreto, se ha referido a dichos vídeos, "unas grabaciones editadas y selectivamente tendenciosas que dan la impresión de que el Gobierno estaba ofreciendo obras a cambio de votos".
Kuczynski ha aprovechado para defender nuevamente su "honestidad" y la de su equipo de Gobierno. "He trabajado durante 60 años de mi vida con total honestidad (...) Rechazo todas esas afirmaciones nunca comprobadas y reafirmo mi compromiso con un Perú honesto, moral y justo", ha espetado.
Varios meses de dura confrontación política
Todos estos hechos, "que recuerdan a épocas tristes del pasado que esperábamos que ya estuvieran superadas", han generado "una confrontación política, un clima de ingobernabilidad, que le hace un enorme daño al país y no le permite avanzar", ha lamentado.
Kuczynski ha considerado que "esta situación es especialmente grave si advertimos que nos encontramos 'ad portas' del bicentenario de la República y que tal acontecimiento debería merecer la unidad de todos los peruanos".
Para evitar un escenario similar en el futuro, esto es, "una crisis generada por actores políticos subjetivos", ha instado a emprender "reformas constitucionales" que permitan "iniciar un nuevo capítulo hacia el progreso y la justicia".
"Seguiré comprometido por siempre con el desarrollo del Perú", ha afirmado, al tiempo que ha expresado su agradecimiento a todas las personas que han colaborado con él durante su etapa en la política peruana, primero como ministro y después como presidente.
Kuczynski, que llegó al cargo el 28 de julio de 2016 tras unas reñidas elecciones con la jefa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, deja como legado una grave crisis política que también coge desprevenida a la oposición, desgastada por las pugnas internas en el 'fujimorismo' y las causas contra los expresidentes Ollanta Humala, Álan García y Toledo.