El mundo, sin Trump, se cita en Nueva York para plantar cara a la emergencia climática
España, junto a Perú, será la encargada de presentar una Acción Climática para el Empleo, por encargo de la ONU
Unos 60 líderes mundiales participarán este lunes en la Cumbre del Clima organizada por la ONU con el fin de impulsar compromisos nuevos, concretos y urgentes contra el calentamiento global, en una reunión que tendrá al presidente estadounidense, Donald Trump, como gran ausente.
Los dirigentes llegan a la cita presionados por la calle tras las masivas movilizaciones protagonizadas el pasado viernes por jóvenes de todo el mundo, que muestran una creciente preocupación popular por la crisis climática.
La figura más mediática de ese movimiento juvenil, la sueca Greta Thunberg, llevará su mensaje directamente a los gobernantes, pues participará en la Cumbre por invitación de Naciones Unidas.
La organización y su jefe, António Guterres, llevan meses insistiendo en que esta debe ser una reunión distinta: alejada de los discursos y centrada en acciones concretas. Para ello, ha apostado por un formato diferente, según el cual únicamente los líderes que lleguen a Nueva York con anuncios específicos, ya sea a escala nacional o dentro de coaliciones de países, podrán intervenir.
La participación, según el último programa, incluye a muchos pesos pesados de la escena internacional, incluidos la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente francés, Emmanuel Macron; el indio, Narendra Modi; el turco, Recep Tayyip Erdogan; el primer ministro británico, Boris Johnson; o el italiano, Giuseppe Conte.
También intervendrá el presidente del Gobierno español en funciones, Pedro Sánchez, que presentará la Acción Climática para el Empleo, una iniciativa que España lidera junto a Perú.
Además, habrá una amplia representación latinoamericana, con el presidente de Colombia, Iván Duque; el de Chile, Sebastián Piñera; o el de Ecuador, Lenín Moreno; entre otros.
Presentes, pero...
China, el mayor emisor de CO2 del mundo, y Rusia, el cuarto tras EEUU y la India, participarán activamente en la Cumbre, aunque no estarán representados por sus presidentes.
Entre los grandes emisores, por tanto, la gran ausencia es la de Estados Unidos, que bajo el Gobierno de Trump ha decidido abandonar el Acuerdo de París sobre clima y dar marcha atrás a muchos de sus compromisos.
El magnate neoyorquino, un escéptico del cambio climático, ha decidido de hecho contraprogramar la Cumbre del Clima con una reunión sobre la protección de la libertad religiosa que se celebrará al mismo tiempo y también dentro de la sede de Naciones Unidas.
En la lista de intervenciones destaca además la ausencia de países como Japón, Brasil, Irán o Arabia Saudí.
Además de representantes gubernamentales, en la Cumbre participarán algunos líderes locales, de organizaciones internacionales y varios empresarios.
Entre otros, está previsto que hablen el presidente de la española Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, o el de Danone, Emmanuel Faber.
Las expectativas
La ONU espera que de la cita salga acciones concretas y realistas que permita limitar a 1,5 grados centígrados el aumento de las temperaturas globales. “Estamos perdiendo la carrera contra el cambio climático”, advirtió Guterres esta semana en una conferencia de prensa, en la que insistió en que no quiere discursos vacíos.
El enviado especial de la ONU para la Cumbre y gran arquitecto de la cita, Luis Alfonso de Alba, ha advertido por su parte que los países tienen que ir mucho más allá para cumplir los objetivos.
“Si vemos lo que ha sido la evolución desde París de los compromisos que los Estados han ido presentando, resulta evidente que esos compromisos tienen que duplicarse y en algunos casos hasta triplicarse”, señala el mexicano en una entrevista con Efe.
Entre las acciones que la ONU considera fundamentales está el frenar el consumo de combustibles fósiles, empezando con el carbón, y la organización subraya que la inversión en energías limpias tiene sentido no sólo desde el punto de vista ambiental, sino desde el económico.
“Estamos viendo que el sector privado cada vez tiene más claros los riesgos de no hacer esta transición, al mismo tiempo que las oportunidades para quienes estén en condiciones de adelantarse”, explicó De Alba.