El miedo ha cambiado de bando
Debate sobre el futuro de las pensiones en el Congreso.
¿Por qué está hoy aquí el presidente? ¿para enfrentar a los jóvenes precarios con los jubilados? ¿Para garantizar las pensiones? El fin de Rajoy es acariciar en el lomo a sus votantes más fieles y envejecidos y, a la vez, darles un pellizco para que vuelvan a sus casas frente al televisor y dejen de dar la lata en las calles. Para Fernando de la Prida, portavoz de la de la Coordinadora de Madrid por la Defensa de la Pensiones Públicas, el señor Rajoy "ya no tienen ninguna credibilidad. El miedo ha cambiado de bando desde las manifestaciones", comenta desde la tribuna de invitados del hemiciclo.
Visiblemente alterados, los diputados de la bancada popular se han dedicado a interrumpir sin cesar a Margarita Robles –vestida de morado feminista, que es el new black- cuando les enfrentaba a su imagen en el espejo de la desigualdad que han generado y les pedía la revalorización de las pensiones con el IPC y la anulación del factor de sostenibilidad. "Le debería dar vergüenza que, con una subida de dos euros al mes, venga a aquí a hacer el discurso que ha hecho", ha dicho en una de sus mejores intervenciones y sin papeles.
La inquietud de las señorías populares era tan grande que Fernando Martínez Maillo –coordinador del PP- no dejaba de mirar a la tribuna de invitados, donde estaban sentados los jubilados. Algunos de ellos previamente habían rodeado el Congreso hace semanas y obligado al presidente a subir a la tribuna. "El discurso de Rajoy ha sido intolerable. Nos quiere tomar el pelo, él no ha venido aquí voluntariamente", explicaba de la Prida, sentado entre otros compañeros y con representantes del colectivo No somos delito, los yayoflauta que han empezado a ser multados con 600 euros por manifestarse cada lunes.
A lo único que se ha comprometido el presidente es a revisar la tributación en los Presupuestos del 2018. "No podemos gastar lo que no tenemos", ha advertido a quienes esperaban un gesto que no ha llegado.
"¿Acaso alguno de ustedes cree razonable exigir a los jóvenes españoles que coticen para las pensiones de hoy sin ser capaces de garantizar las suyas en el futuro? La respuesta a esta reflexión es lo que se llama factor de sostenibilidad?". Así, sin sonrojarse, el presidente del Gobierno ha lanzado a los jóvenes -que sus políticas han dejado en la más absoluta precariedad- contra los pensionistas, para que se enfrenten entre ellos, mientras él lo observa satisfecho desde su despacho en la Moncloa. Un clásico rajoyllano: crear enemigos que se aniquilen entre sí. Sorprendía que, tras iniciar el debate asegurando al personal que sus pensiones actuales y futuras estaban garantizadas, pusiera en duda la jubilación de los hoy jóvenes.
"¿Ustedes creen que es decente que cuando la luz sube un 10% las pensiones suban un 0,25%?". Pablo Iglesias, falto de garra, no ha incomodado lo suficiente a los populares como para que le interrumpieran: "Se han gastado en recuperar 2.000 millones de euros las autopistas, lo mismo que habría costado revalorizar las pensiones", concluía.
"9 de cada 10 euros de la hucha de las pensiones han desaparecido. Si solo vamos a hablar de subir uno o dos euros, no cuente con nosotros", advertía Albert Rivera a su socio, mientras pedía al PSOE que no se podemizara, para justificar que finalmente acabará apoyando al PP, como viene haciendo desde que se inició la legislatura.
"Le diría a nuestros políticos que si, igual que yo, -y otros- hace años juramos verter nuestra última gota de sangre por la bandera, ellos hubieran tenido valor para enfrentarse a la señora Merkel y sus políticas, hoy no estaríamos aquí", aseguraba De la Prida, quien ha insistido en que hoy los pensionistas y los jóvenes estaban juntos frente al intento de Rajoy de enfrentarles.
No hay que obviar que muchos de los que se manifiestan han sido votantes del PP durante años.
"¡Ojalá nos votaran todos los jubilados!", es lo que decía días antes de las últimas elecciones generales uno de los responsables de la campaña del PP, partidarios de centrarse en el colectivo de siempre que de pescar en otros caladeros.
Atizar el miedo de la tercera edad a quedarse sin pensiones en caso de que la izquierda gobernara ha sido uno de las estrategias electorales de Rajoy que mejor resultado le ha dado. Sin embargo, ha sido su partido el que ha vaciado la caja de la Seguridad Social con el objetivo de seguir inoculando el terror psicológico en los pensionistas, de tanto meter la mano para pagar las pagas extras de los funcionarios o lo que se terciase. La idea era alimentar su dependencia del PP como único capaz de lograr que sigan cobrando.
Hoy el miedo que lanzaron regresa con efecto boomerang. La próxima cita, el 17 de marzo en las calles. Como nos decía el padre Ángel a la salida de las primeras rondas de intervenciones: "Parece que tienen voluntad. Hay que tener esperanza".
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